12. Nada que entender.

25 6 0
                                    

Subo los escalones de la escalera de emergencia con el corazón en la boca.

Esas personas que nos buscan, que todavía no sé porqué, buscan asesinarnos...

Asesinar a Will.

Cuando puedo llegar a la ventana de Will, tocó la ventana despavorida.

Trató de no mirar hacia abajo, para no asustarme más de lo que estoy.

Son esas escaleras que están por fuera de los edificios, por si algún incendio.

Les temo demasiado, con sólo pensar que pueda resbalarme y caer...

Dejando atrás mis pensamientos, sigo tocando la ventana.

Dejó de tocar cuando William se acerca, abriendo la ventana.

— ¿Qué sucede... — Me mira extrañado — ¿Por que no subiste por el ascensor?

Yo lo atraigo a mi, tomandole por el cuello de la camisa.

— Tenemos que irnos...Hay uno tipos que quieren matarnos.

— No entien...

— ¡NO TIENES QUE ENTENDER NADA, WILL! — El se espanta un poco por mi grito. — Sólo intentó protegerte, así que por lo que más quieras...Sal. De. Aquí.

El asiente con la cabeza, saliendo por la ventana, en el justo momento en el que los desconocidos tiran la puerta.

Corremos hasta llegar al final de las escaleras.

— ¿Tienes las llaves de tu auto?

— Si.

El me las entrega y las tomó rápidamente.

Nos dirigimos a su carro. Yo me montó en el asiento de piloto.

— ¿Qué haces?
— Me pregunta.

— Conduces como un bebé. — Enciendo el auto y arranco verificando que no nos siguen. — Lo haré yo.

Pfff, cree que no puedo conducir mejor que él.

Piso el acelerador con todas mis fuerzas.

— ¿Claire? ¡¿Acaso te volviste loca?!

— Esos tipos tenían armas. Querían matarte.

Pasan uno minutos y el me mira fijamente, mientras que pone una mano en mi rodilla, sin nada de perversión.

— Muchas gracias. Salvaste mi vida.

— No fue nada — Digo maniobrando el volante del auto. — ¿A donde iremos?

— Supongo que a la empresa...allí estaremos seguros.

Asiento con la cabeza y pongo música para aligerar el ambiente.

— Por un momento pensé que te quedarías en shock.
— Digo con una sonrisa burlón.

— Por un momento pense que me tirarias por las escaleras.

Sin poder evitarlo una carcajada sale de mis labios.

— ¡No sone tan mandona!...¿O si?

El me mira incrédulo y se acomoda más en el asiento.

— Pues obvio que si, tuve miedo.

— ¿Por mi o por los matones?

— Por ambos.

Llegamos a la empresa, me introduzco en el estacionamiento y apagó el auto.

Algo Parecido a un Cliché.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora