II

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— ¿Qué más te falta?
— S-Soya...

Ya me encontraba más que incómoda. Una cosa es él, otra el venir con más personas como aquel día se nos unieron Ashido y sus amigas al almuerzo en la escuela. Parece no saben lo que es el espacio personal ni nada de eso.

— Con eso está todo... —dije aliviada finalmente.

Cada vez más cerca de que esto termine...

— No dije nada antes pero, ¿no es mucho?
— Al parecer tengo una junta familiar en mi casa para el almuerzo de hoy —dije dejando salir un pesado suspiro.

Finalmente pude pasar al cajero y pagar todo. Ver la cantidad de bolsas que debía cargar de vuelta fueron como una tortura visual... Intenté organizar las bolsas entre mis brazos con intenciones de poder equilibrarlo todo, solo me faltaba regresar a casa.

— ¿Qué crees que haces? —cuestionó Kirishima exaltado.

No me dio tiempo, simplemente cargó a la fuerza cosas que yo tenía en mis hombros a duras penas.

— ¿Chicos? ¿Podrían ayudarnos?

¿Por qué me ayudarían sin conocerme? No hay forma...

— ¡Claro!

Bien, aquí debe haber algo mal. Todo carece de lógica a su lado, al punto de que es agobiante. Por más que insistí, no me dejaron lidiar con todo por mi cuenta. Ayudaron a llevar todas aquellas cosas hasta la entrada de mi hogar. Y las cosas siempre pueden empeorar...

— ¡_____! ¿Are? ¿Quiénes son ellos?
— ¿Cómo está tía..? —dije tratando de retener mi tono de mala gana.

El abrazo me hizo sentir vergüenza por estar frente a personas en las que no confío.

— Lamento haberte enviado con tantos encargos, pero veo pudiste encontrar el modo de traerlo todo —dijo mi madre dando aparición entre los presentes— ¿Son tus amigos? —cuestionó interesada, demasiado...
— Soy Kirishima, Kirishima Eijiro, ¡un placer! —dijo alegre.
— Anami, Midori —dijo contenta.
— ¿Nos permite entrar las cosas para concluir nuestro aporte? —preguntó Kirishima muy formalmente.
— Por su puesto, ya que se dieron el esfuerzo, ¿por qué no se quedan a almorzar?

Por favor que alguien me diga esto es mentira...

~~~

Podía presentir que Anami no estaba de acuerdo con esto. Es más, mis amigos tampoco, pero no veía por qué no, después de todo, tengo una misión que cumplir y esto me daría un paso más adelante, era la oportunidad perfecta.

Tras entrar en aquella casa, dejamos las bolsas en la cocina. Hablé un poco con mis amigos antes de acordar juntarnos nuevamente en otra ocasión ya que, yo decidí quedarme. Entiendo cuestionan mucho mis acciones, me hablaron de ello no hace mucho, el que yo quisiera ayudar a alguien como Anami no les hacía sentido, y claro, intentaron mencionar algo al respecto que nos quedó pendiente hablar.

 — ¿Por qué? —preguntó seriamente desde la puerta de la cocina.
— ¿Por qué no? —respondí divertido.

Me observaba con una mirada frustrada y a la vez rendida.

— Es una buena oportunidad para conocerte más allá de lo que me dejas ver...
— ¿No crees que es por algo?
— No me rendiré tan fácilmente —dije seguro.
— Muchas gracias por haber ayudado a mi hija —dijo la madre de Anami entrando a la cocina alegremente— ¿Por qué no van a la mesa mientras termino de preparar las cosas?
— ¿No necesitas ayuda con el orden? —cuestionó su hija.
— Estaré bien, solo guardaré los congelados y veremos lo demás después —dijo sonriente.

"Shelter" Kirishima, EijiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora