"Shelter" Kirishima, Eijiro

IV

_____ era el tipo de niña alegre que veías reír en cada paso que daba. Una familia bondadosa y sincera. Un padre trabajador, una madre muy atenta, ella y lo que más apreciaba... A su hermano tres años mayor que ella.

Eran muy cercanos, rara vez discutían, se acompañaban siempre, jugaban, se querían mucho mutuamente. La felicidad parecía sería eterna, pero la tragedia es parte de la vida así como las teclas negras aportan mejora a una melodía de piano compuesta de solo teclas blancas.

Si bien las cosas iban bien para ambos, _____ ya de por sí era tímida con personas fuera de su familia, no que fuese una enorme falencia, pero no le era fácil tener amistades de modo que, desde pronta edad, creyó no existía tal cosa como esa, y aún si lo hacía, no era necesario.

Su padre fuera trabajando, mientras la madre iba de paseo con sus hijos por la ciudad. Un repentino ataque originado en el centro como ataque terrorista de un grupo de villanos, que fue atrapado, pero para cuando aquello concluyó, ya fue tarde.

La familia se había separado en medio del caos. _____ encontró herido a su hermano. Sin saber cómo ayudarlo, se vieron ante otro sujeto, otra amenaza. Él solo quiso intentar protegerla, él sabía que las marcas generadas por la activación del don de su hermana no le gustaban a ella en absoluto. Actuó de escudo, aún ambos sabiendo ella pudo haberse salvado por su cuenta o pudo haber hecho algo al respecto. Era una situación de vida o muerte que se llevó a su hermano para siempre.

Aquel día, a sus diez años, su mente y corazón se quebraron. Había perdido lo que ella más quería... Su madre levemente herida manifestó algo de amnesia de aquel evento por el shock de la pérdida. Ni ella ni su padre culparon a su hija de lo ocurrido, es más, intentaron apoyarla en todo lo posible porque fue ella quien lo vio morir ante sus propios ojos.

Desde entonces en adelante _____ se hundió en una profunda oscuridad.

Aún recuerdo una que otra discusión tuvimos sobre ello, porque yo no era capaz de entender lo mucho que le había afectado. Pensar que era tan pequeña cuando dijo cosas como...

— Tener un cuerpo inmortal, vivir mi existencia para siempre... —dijo entre dientes reteniendo las lágrimas de ira, parecía ya estaba harta— ¡Si yo quisiera eso podría hacerlo! ¡Pero no es el caso! ¡¿Es este el castigo que debo asumir por lo que no pude hacer antes?!

— Mi hermano... Él quería vivir su vida plenamente sin arrepentimientos... —dijo apretando los puños— ¡No llegó más allá de los trece años! ¡Y yo que habría dado lo que fuese porque él sobreviviese en vez de mí! ¡Pero soy yo quien está en pie ahora! ¡¿Por qué?!

— ¡Yo no merezco ser feliz!

Esos fueron los últimos meses que la vi expresiva antes de que tomase una postura y adoptase una personalidad de casi total indiferencia. Tuvo que lidiar con no tratar el tema más allá con su madre ni su padre, ella insistía ellos jamás entenderían, pero ellos hicieron lo posible por no presionarla tanto.

— Jamás entenderé lo que es la felicidad, simplemente odiamos la vida que se nos ha dado y maldecimos al pasado que tuvimos... —me dijo la primera vez la vi sin expresar emoción alguna desde el incidente que había ocurrido.

En la escuela no quería a nadie cerca, la trataban de extraña, anormal por su forma de actuar. Fue sometida a uno que otra molestia, abuso por parte de aquellos que se veían incomodados ante su presencia. Pero ella no se defendía, no le importaba, llegaba con una que otra marca o herida, teniendo un don que podría protegerla de todo... Pero lo odiaba, odiaba el poder de ella salir ilesa mientras no pudo usarlo para nada útil ante su criterio.

Sus padres la cambiaban de escuela cada que podían para mantener sus estudios, rogando no siguieran metiéndose con ella, porque no había forma de convencerla de que se protegiese. Ella insistía no necesitaba eso, al contrario, sigue esperando de brazos abiertos el final de sus días pero sin auto inducirlo. Una parte de ella teme generarle más dolor a sus seres queridos del que ya les ha hecho siendo como es...