Llegó el día, y Sebastian debía enfrentarse a su nueva realidad. Tenía que ir y ganarse al rey. Ganarle a muchos otros bastante más elocuentes que él, o educados, o lo que fuere. Se sentiría un iletrado al lado de esos extraños muchachos de clase alta.
Se preparó con su mejor traje, uno que Adela había mandado a confeccionar para él. Recogió su cabello en una coleta con un moño, el cual le llegaba hasta los hombros y era ondulado si se lo dejaba suelto.
Pero lo más importante, se armó de valor. Si algo había aprendido Sebastian en sus pocos años de vida era a no temer, porque el creía que el miedo es el peor de los monstruos.
Fue abajo y recorrió la casa por última vez. Sabía que probablemente debía mudarse al castillo si lo elegían.
Finalmente llegó a la sala, donde estaba situado su piano. Daniel se encontraba apoyado en él, sonriendo con tristeza.
- Lo siento mucho... voy a extrañarte.
Sebastian suspiró y se acercó a él. No solía ser demostrativo, así que fue su hermano quien se le acercó y lo envolvió en un abrazo. Luego, acomodó su camisa un poco y lo miró a los ojos.
-Espero ganarme su confianza... es tan humilde que entrevistará a cada uno personalmente- habló sarcasticamente.- me sorprende que sea rey. Debería ser más inteligente... hombre, cualquiera puede atacarlo así.
Su hermano rió al escucharlo. Le acarició el cabello y luego siguió hablando.
-Piensas demasiado, Sebastian. Y te agradezco muchísimo por esto.
-Ya, no agradezcas tanto. Somos hermanos, ¿no?
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Tabú
Historical FictionComienzos del siglo 19. Un inmigrante francés junto con su hermano mayor llegan a España escapando de su terrible pasado, sin pensar que les espera algo aún peor. La princesa, que codicia el poder, desea asesinar al joven rey. Y nuestro protagonista...