El elegido

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Sebastian volvió a aquel pasillo lleno de muchachos. Sin embargo, se sentía sólo en el castillo, en el país, en el mundo. No podía advertir las miradas de desprecio con las que los otros jóvenes lo observaban, ni la manera en que murmuraban algunos a sus espaldas. Se hallaba demasiado preocupado pensando en lo que sería de su futuro.

Realmente se estaba replanteando si podría asesinar a un hombre. No sabía si era capaz de algo como aquello, pero apartó todos esos sentimientos de su cabeza y la enfrió. Se recordó a sí mismo cuál era su deber ahí y se enfocó en eso.

El tiempo pasaba, e iban saliendo, uno por uno, los jóvenes que el rey entrevistaba. Esperaba con paciencia apoyado en una pared, ya que los asientos dispuestos de habían acabado. Y nadie iba a dejar que se sentara.

Y así fue como el último muchacho terminó su entrevista. Pasado un angustiante tiempo de espera, finalmente se terminó. Salió de la habitación custodiada un hombre de grande complexión y bigote frondoso. Con expresión seria desenrolló el papel en el cual Sebastian habría reconocido su letra, de no haber sido bastante miope.

- Atención, anunciaremos a quien el rey solicita. Silencio, por favor. - Dijo con su vozarrón el gran hombre.

Sebastián creía poder escuchar algunos "seré yo" o "me elegirá a mí" entre la muchedumbre. Y tuvo miedo por un momento. No quería defraudar a su hermano.

- Sebastian Hansen. ¿Quién es Hansen aquí?. - Dijo el guardia, mientras miraba a su alrededor.

- ¡C'est moi, monsieur!- El chico levantó una mano y se acercó a él.

-Pasa adentro, el rey te eligió. Quiere hablarte.

Se sentía totalmente victorioso. Sonreía, aunque esta vez sí notaba el desdén con el que lo miraban los demás. Nadie comprendía cómo un monarca podía haber elegido a alguien tan simplón como él; un chico ordinario y desconocido entre aquellos jóvenes estirados y de familias beneficiadas.

Luego de tan fugaz comunicación con aquel hombre, Sebastian entró a la sala. Esta vez, los guardias que custodiaban al rey se retiraron por orden suya, dejando en la habitación a Sebastian y a él sólos.

- Creo que ya se lo anunciaron, pero ha sido elegido - Drac sonrió al muchacho, quien permanecía en silencio. - Vas a quedarte aquí a partir de esta noche, así que van a llevarte a conocer tu habitación luego.

Se levantó de su asiento y se acercó a su nuevo ayudante.

- Es realmente un honor tenerte aquí, Sebastian... - Dijo, mientras tomaba su mano y la besaba, tal como lo haría con una señorita.

TabúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora