Tan parecido

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Esa noche, al chico le tomó varias horas dormirse. Se la había pasado pensando en su hermano, en el rey, en el acto horrible que debía cometer. Pero ya no había nada que hacer, así que finalmente sus ojos se cerraron y quedó dormido.

A la mañana siguiente, un pequeño rayo del sol apareció por entre las cortinas. Sebastian se sentó en la cama, estiró los músculos y se levantó. Lo primero que hizo fue abrir las cortinas y dejar entrar la luz.

Se vistió otra vez con su nuevo saco azul y se acercó a un hermoso tocador de color bronce. Se sentó en la silla frente a él, se limpió la cara con un poco de agua que descansaba en una palangana de porcelana junto a él y se miró al espejo. A su derecha se encontraba un cepillo, aparentemente de plata. Lo tomó y peinó su negro cabello hasta los hombros. Luego, se miró nuevamente y observó sus pecas. "¿Serán horribles realmente?", pensaba.

De pronto, alguien llamó a la puerta. Se apresuró a recoger su cabello con una cinta, se levantó de su asiento y abrió. Era una de las criadas del rey.

- Buenos días, joven. Vine a avisarle que Su Alteza lo espera en la sala de música. Si quiere, puedo llevarlo hasta allá.

- Oh, por supuesto. Por favor, lleveme hacia allá.

- Acompañeme, por favor.

Comenzaron a recorrer el castillo otra vez, el cual a Sebastian le parecía un laberinto.

- Entonces, ¿Él pidió verme?

- Por supuesto. - La mujer caminaba adelante de él a paso vivo. - Tal vez quiera comentarle sobre el baile de mañana.

- ¿Un baile?

Cada vez más cerca, se oía el canto de un violín. Por fin llegaron, y se pararon frente a la puerta cerrada que protegía el sonido de la música.

La criada tocó y esperó. La melodía se detuvo, y las puertas se abrieron.

Con una radiante sonrisa, Drac lo miró a él directamente.

- Me dijeron que quiere verme.

- Claro, Sebastian. Ven, pasa adentro. Me alegro de que estés aquí.

El muchacho desconfiaba un tanto de su amabilidad. Siempre había desconfiado de la realeza, en realidad. Pero esto era diferente.

Se parecía tanto a su padre...

TabúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora