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Midoriya acababa de mudarse, nuevamente, a otro departamento. El chico de cabellos verdosos y alborotados, suspiro al cargar las últimas dos cajas y encaminarse al ascensor del edificio. Una vez estando dentro dejo la caja en el suelo para descansar y presiono el piso de su departamento, las puertas se cerraron lentamente y el ascensor empezó a subir.

El problema no era el lugar o el departamento, sino los chicos que vivían en estos. Midoriya era alguien atractivo, amable y respetuoso. Con apenas esas pocas cualidades llamaba la atención de los chicos del edificio y unas que otras chicas, incluso a las mujeres mayores tan pronto lo veían se les plantaba una sonrisa en la cara y comenzaban a caminar hacia el con el solo propósito de apretarle esas abultadas y pecosas mejillas.

Midoriya podía soportar las acciones de aquellas mujeres. Pero eran tan recurrentes las situaciones en donde se veía acorralado por los chicos, o estos los seguían a su departamento, intentaban hablarle apneas salía de su puerta, incluso una vez uno de aquellos chicos, Yuga Aoyama, había logrado entrar a su departamento por la ventana del pequeño balcón. Esa vez, el miedo que sintió Midoriya fue bastante para estar a punto de llamar a la policía. Tuvo que encerrarse en el baño y calmarse para poder interactuar con Aoyama, cuando saco a Aoyama de su departamento pidiéndole de favor que lo dejara descansar y que después hablarían, en esos momentos decidió que ya era momento de mudarse de ese lugar.

Ese día busco como loco otro departamento que se ajustara a su presupuesto y ese día por la tarde comenzó a empacar todo. No quiso esperar a que se hiciera de día y llamo a uno de sus mejores amigos para llevar las cosas de su departamento. Lida había sido compañero de Midoriya desde la preparatoria, así que él estuvo en toda su travesía de tener que lidiar con los chicos, y sin duda lo ayudo por cuarta vez a mudarse.

Midoriya volvió a cargar las cajas y camino hacia su departamento donde lida estaba esperándolo adentro mientras acomodaba las cajas de manera simétrica. Midoriya entro y dejo las cajas a un lado de la puerta viendo a su amigo caminar hacia él.

—Muchas gracias lida por ayudarme, otra vez, a mudarme— Midoriya le sonrió a su amigo

—No te preocupes Midoriya— lida comenzó a hacer sus movimientos raros de robot mientras hablaba, algo ya común para Midoriya —Cuando necesites mudarte otra vez cuenta conmigo—

Midoriya asintió y se despidió de su amigo. Cerro la puerta de su departamento y suspiro con cansancio. Se dirigió a su nuevo cuarto y se tumbó en la cama sintiendo un peso menos. Solamente esperaba que ese lugar no fuera como el otro.

El chico del apartamento 512Donde viven las historias. Descúbrelo ahora