MALA IDEA

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Durante toda mi vida,
he sido de esas niñas distraídas
que van sin mirar por dónde
caminan y caen.
Predecesora de muchos tropiezos.

Lastimaba mis piernas, brazos,
hasta mi cara a diario
con una artimaña diferente.
Con una anécdota terrible
a la del día anterior.

Pero mi mayor tropiezo
jamás contado, fuiste tú.
Dolió intensamente,
ningún dolor físico
se compara a aquel que
dejó tu ausencia.

Podrán verlo como exagerado,
la mitad de las personas que lean esto pensarán que fue ese simple amor de adolescencia que te deja loco por un rato
y luego vuelves a farrear
siendo feliz como si nada.

La otra mitad, somos tú y yo,
entendemos el desmayar,
despertar cada mañana sin motivación, dejar atrás las cosas que nos gustaban,
todo lo que alguna vez amamos hacer
convertido en extraño. En monótono.

Esconderse en el baño,
tragando saliva para no gritar,
ahogando las penas en gotas de la regadera; mientras suena su canción.
O la que era su canción.

Tú y yo, anhelamos salir de la sombra.
No sé cuánto tiempo más nos tome,
cuándo las risas sean reales y la salud emocional haya regresado.
Pero estoy segura que llegará.

Mientras llega ese día,
hay que empezar por entender
que haber respondido su mensaje
la primera vez, fue una mala idea.

De las malas ideas que el destino otorga... para tener fortaleza.

A quien más querías y se fueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora