Guía para conquistar a Qian Kun; por Wong Yukhei [LuKun]

Paso 4: Elogiar todas sus comidas

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Kun tiene muchos talentos.

Él canta, baila, rapea, cocina, hace trucos de magia, escribe, compone, produce...¿Acaso hay algo que no pueda hacer?

Es una pregunta que ronda la mente de Yukhei cada que ve a su Gege, quien justo ahora está probando una nueva receta en la cocina de la casa.

Lleva ahí casi una hora y dese hace unos minutos un delicioso aroma empezó a llenar el aire, atrayendo a Lucas hasta ahí.

Se quedó en la puerta para no interrumpir a Qian. Era un ataque de ternura verlo tan concentrado en picar las verduras que hasta hace un ligero puchero de manera inconciente.

Wong de verdad está teniendo una dura batalla contra las ganas de ir hasta él, apretar esas lindas y tersas mejillas abultadas y plantarle un pico en sus preciosos labios.

Permaneció tildado hasta el momento en que Kun notó su presencia. El mayor rodó los ojos e intentó reprimir una risa al ver la sonrisa de idiota que Xuxi tenía congelada en el rostro.

—Despierta, Xuxi.—el menor sacudió la cabeza y se acercó.

—¿Que estás preparando, Kun?

—Alitas agridulces y papas en gajo—respondió mientras sumergía las alitas en la salsa.

—¿Necesitas ayuda?

—Honestamente, me ayudas más solo esperando, Xuxi.

—¡Hey!—el menor frunció el ceño e hizo un puchero.

—Está bien; puedes ayudarme probando la salsa y metiendo ahí las demás alitas— se rindió solo por el tierno actuar de Wong.

—Enseguida— Lucas tomó el cucharón del bowl de la salsa y la probó, al instante, sus ojos se abrieron aún más— ¡Kun Ge! ¡Podrías acabar con el negocio de KFC!

—Qué cosas dices, Lu— rodó los ojos.

—Esto sabe muy delicioso, Kun. Aún más que todo lo que preparan tus manos.

—¡Yah! Si quieres quedarte, no más cumplidos.

—Pero Kun,¿cómo vas a pedirme eso? Es prácticamente imposible.

—Tú solo quieres que mi rostro explote, Xuxi.

—Casi; en realidad quiero hacer explotar tu corazoncito con amor, pero son detalles— se encogió de hombros.

El mayor se frotó las mejillas con pena y le pidió que siguiera con su tarea de bañar las alitas en la salsa.

Con mucho gusto, Lucas de quedó con Kun hasta que las alitas estaban servidas con verduras picadas y papas. Sin exagerar, se veía y sabía como un platillo de concurso.

Aunque para Lucas, aún sean fideos instantáneos lo que Qian prepare, para él seguirá siendo una comida de Dioses.

Ambos terminaron de preparar el almuerzo y después de dejar la porción correspondiente a los demás, tomaron sus propios platos y subieron a la azotea de los dormitorios.

El lugar era bastante amplio, tenía barandas al rededor y un pequeño toldo al centro, donde usualmente los chicos subían a charlar, comer o simplemente pasar el rato.

En esta ocasión, Xuxi y Kun se sentaron bajo el toldo y comieron sin prisa.

Para el moreno era un total deleite ver la manera en que el sol de mediodía delineaba las facciones de Kun. Sus ojitos enmarcados por unas largas pestañas, su nariz respingada, sus mejillas cubiertas por un leve rubor y sus labios gruesos de tonalidad rojiza eran una total exquisitez, tanto a la vista como seguramente al tacto. 

La burbuja en la que estaban inmersos se fue estrechando con el ocaso, hasta que tuvo la oportunidad de quitar con su pulgar una pizca de salsa de las comisuras del mayor.

¿Qué más podría pedirle a la vida? Quizás que le permita amarlo toda su vida, pero en ese momento nada más le hace falta.