Capítulo 7: Dai vs Butch

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Por fin llega el tan esperado sabado en la semana. Me despierto tarde, al no tener necesidad de despertar temprano, ya que no tenía clases. Bajo las escaleras en pijama y aún somnolienta, para adentrarme a la cocina. Donde proviene un delicioso olor.

— Oh, Buttercup.— se da vuelta al escuchar mis pasos. Frunzo el ceño aún enojada con él, sigo mi recorrido hasta la heladera y de ahí saco un jarra de jugo.— Mamá se fue a hacer las compras, así que, como me levanté tarde, aunque no tanto como tú,— se burló— hice panqueques.— finalizo sonriendo.

— Ajá.— respondo sin importarme lo que dijo y al dejar de tomar jugo del pico, lo guardo nuevamente en la heladera.

— ¿Sigues... enojada?— pregunta con cierto temor en su voz.

— ¿Tú qué crees?— lo volteó a ver. No responde, por lo que me siento en la barra donde desayunamos y espero a que termine de cocinar.— Huele a quemado.— comento. Rápidamente vuelve a su labor de hacer panqueques.
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— ¿No quieres que te lleve?— insiste por enésima vez. Vuelvo a rodar los ojos soltando un suspiro.

— ¡Estoy bien!— repito— Butch dijo que iba a pasar por mí.— apoyo mi cabeza en mi mano, que se sostiene en mi pierna.

— Llevas esperando casi media hora, ¿estás segura?

— Sí, Dai.

Pasan los minutos con rapidez, ya pronto se hacen las tres y no hay señal de Butch, por lo que me decido en sacar mi celular del bolsillo de mi chaqueta y llamarlo.

Primera llamada y me manda al correo de voz. Segunda llamada y tarda un momento en hablar.

— Buttercup.— dice mi nombre con tranquilidad, lo que me hierve la sangre.

— ¿Dónde estás?— quiero saber.

— No puedo hablar ahora. Voy a tu casa en media hora.— habla cortante y serio.

— No vengas.— hago lo mismo con enojo despegando el celular de mi oreja.

— ¿Por q...— lo interrumpió cortando la llamada, guardo mi celular en mi bolsillo y entro a la casa.



Ni pasa la media hora y Butch entra a mi habitación repentinamente golpeando la puerta. Lo miro aburrida desde mi cama, mientras camina por la habitación frustrado.

— ¿Quién te dejó entrar?— frunzo el ceño.

— Tu hermano.— ese Dai...

— ¿Qué haces aquí?— cuestiono suspirando.

— Dije que vendría.— resfrega su mano por su cara para luego quedarse quieto delante de la cama, mirándome.— ¿Qué?— pregunta de una vez.

— ¿Como qué?— arquee una ceja— ¡Estuve esperándote una hora!— tomo una almohada y se la lanzo con enojo, da en su estómago pero ni le afecta— ¿Dónde estuviste?

— Tuve cosas que hacer...

— Si no vas a darme un buena explicación del por qué me dejaste plantada, ¡lárgate!— le señalo la puerta sentándome de rodillas.

— Tranquilízate, nena.— se acerca hasta mi lado y se sienta junto a mí.— Lo lamento...— murmura intentando tocar mi pierna, pero la aparto.

𝔄𝔪𝔦𝔤𝔬𝔰 𝔠𝔬𝔫 𝔡𝔢𝔯𝔢𝔠𝔥𝔬𝔰 +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora