01

7K 330 206
                                    

Día con día, hora tras hora, la mente del joven Tomioka divagaba en recuerdos de su pasado y en posibilidades para evitar todo aquello que había vivido. Para muchos él era un misterio, una caja de Pandora que no había sido abierta, la única conexión y quizá su llave o tal vez su candado era Sabito, pero todo acerca del azabache solía ser confidencial, era su privacidad, aún que no muchos lo respetaban.

La preparatoria hacia las cosas aún más complicadas, debido al simple hecho de que si no encajabas, las etiquetas llegaban a ti como un bombardeo, las cosas superficiales predominaban junto a la intolerancia, no había personas que intentarán ayudar, creían que era normal ver a alumnos con cambios de humor constantes y haciéndo bromas, porque, después de todo a esa edad ¿Qué problemas podría tener un chico?

"Trastorno mental que se caracteriza por una profunda tristeza, decaimiento anímico, baja autoestima, pérdida de interés por todo y disminución de las funciones psíquicas"

Giyuu, un estudiante que se mantenía al margen, no reprobaba, no era la calificación más alta, simplemente "sobrevivía" pero, en cierto modo la palabra le iba como anillo al dedo.
No había ido a un psicólogo a pesar de los constantes regaños de Sabito, quién realmente lo apreciaba y sabía lo que pasaba, tenía idea de lo sucedido y el porqué de su comportamiento, pero, ¿Cómo ayudar a alguien que no quiere ser ayudado? Se sentía realmente inútil al saber que no podía ayudar a su tan preciado compañero, casi hermano, saber que no podía hacer que su sonrisa en los días de verano al atardecer jugando en el parque, volviera.

Características: Falta de respuesta ante cuestiones que solían proporcionar placer y que está asociada a despertarse temprano en la mañana, a que el estado de ánimo empeore durante ese tiempo, a cambios importantes en el apetito y a sentimientos de culpa, agitación o pereza.

Todas las mañanas al despertar, Giyuu hablaba con el mismo, con palabras que aún que salieran de su propia boca, no dejaban de doler.

- Amanecí...de nuevo - susurró para si mismo. - Pffff ¿Por qué? ¡¿Por qué!? - cubría su rostro con ambas manos, se notaba la desesperación en el vaiven agitado de su pecho, las lágrimas se resbalaban desde sus mejillas hasta su barbilla, pasando con su cuello, humedeciendo la piel pálida de Tomioka.

Cada mañana era lo mismo, 5:00 a.m. y no volvía a conciliar el sueño, simplemente lloraba hasta que se cansaba, después se paraba, llenaba la tina de baño y pasaba el resto de tiempo ahí hasta que faltarán 30 minutos para ir al colegio, un pasatiempo escalofriante sabiendo el verdadero propósito por el que se encerraba por horas. Algunas veces no desayunaba, algunas otras solo un pan tostado con mermelada de fresa y no comía hasta quizá por la noche o al día siguiente; a fin de cuentas nadie lo sabía, estaba emancipado y no porque deseará estarlo, era porque la vida había sido cruel con él y no tenía a nadie más a quién acudir, no quería seguir siendo un estorbo.

"Depresión que comprende la capacidad de alegrarse momentáneamente, necesidad excesiva de dormir, sensibilidad al rechazo y sensación de pesadez en los brazos o en las piernas."

Cómo había sido mencionado anteriormente, las burlas eran constantes, se hacían presentes regularmente y justamente ese martes de la semana Sabito no se presentará a la escuela, por lo que Giyuu estaría solo todo el día, eso hizo sonreír con malicia a una chica de cabellos oscuros con tonos morados.

Era la hora del receso, hora que no le importaba ni un poco al azabache, aprovechando su soledad paseaba por los pasillos hasta que el timbre que daba fin a ese pequeño descanso se hiciera presente y retumbará por todo el colegio.

- Hey, ¡Tomioka! ¿Por qué tan solo hoy? ¿No vinó tu dueño? Pareces perro abandonado? - Sanemi, clase 2-B, le gustaba molestar a Giyuu tanto como se le presentará la oportunidad.

- Vamos Sanemi, todos sabemos que Giyuu siempre ha estado solo y Sabito está con el por lástima, que pena que el piense que es realmente su amigo ¿No es así? - ahora hablaba Iguro, también solía atacarlo, pero su especialidad eran las bromas. El rumor de que estaban molestando al joven azabache corrió por la escuela, haciendo que se hiciera una audiencia para ver aquel espectáculo de mal gusto.

- ¿Escuchaste, Tomioka-san? Todos te odian - ahí estaba, esa voz que lo atormentaba en sueños, que hacía hervir su sangre. Todos al rededor comenzaron a reír.
Los cotilleos, rumores, chismes, historias falsas y retorcidas acompañaban a Tomioka desde su primer año escolar, pero ya había soportado mucho, ya no podía simplemente bajar la mirada y aceptar todo, no, no ese día.

Sus azules ojos se encontraron con los de Shinobu, la chica que había mencionado aquellas palabras que tanto le dolían.

- Nadie me odia, no tienen motivos para hacerlo - respondió, con la voz temblorosa.

- ¿Escuché mal? "No tienen razón para hacerlo" - la más pequeña de las Kochō hizo comillas con sus dedos, su mirada era desafiante, fría, áspera. - Claro que tenemos, eres un bicho raro, nunca hablas, siempre estas inmerso en tus cosas ¡Eres molesto! ¿Crees que no nos percatamos de tu horrible presencia? ¡Pues no es así! Te observamos y sería mucho mejor que un bulto que siempre va agachado deje de estorbar por los pasillos, abrumas a todos con tu horrible mueca triste ¡Desaparece! Eso nos haría un gran favor - se cruzó de brazos, con aires de superioridad.

- ¿Crees que es divertido? ¿Molestar a los demás e inventar rumores te divierte? ¿Qué mierda quieren que haga para que dejen de acosarme? ¡Siempre, todos los días cuando ven la oportunidad me molestan, me empujan, me patean, meten cosas desagradables a mi mochila o roban mis útiles! - estaba al borde de las lágrimas, más que nada de rabia, había levantado la voz y hablaba firmemente delante de Shinobu. - ¿Qué clase de personas se creen? ¿Por tener más autoestima, valor y fuerza, creen que son mejores que el resto? Y los demás... - se giró, hablando a los alumnos presentes, a los espectadores - ¡Ustedes siempre han sido cómplices! Están tan podridos como ellos - señalaba a sus agresores - ¡Me dan asco, tanto como me lo doy yo mismo! - salió corriendo de ahí ante la atónita mirada de los presentes y como cereza en un pastel, el timbre sonó, obligando a todos de salir de ese pequeño trance en el que los había dejado Tomioka.

Las opiniones estaban divididas, algunas le daban la razón a Giyuu por todo lo que había pasado, para otros no eran más que palabras, no les importaba ni un poco y seguirían molestando al azabache.

Durante las clases, miradas indiscretas se posaban en Tomioka, Kochō, Obanai y Shinazugawa, era de esperarse, causaba curiosidad saber cuál sería la opinión de los agresores principales o quizá solo era morbo ante las últimas frases del Giyuu "¡Me dan asco, tanto como me lo doy yo mismo!"

¹, ², ³ 🌊 ¡! ◌

Solo para dar agradecimiento a la talentosa chica que hizo la hermosa portada gamstarr , te lo agradezco mucho, ¡está increíble!
Sin más, espero que les haya gustado. ¡Hasta el próximo capítulo!

⌒. ·˚༘✧ Sorry, really i'm sorry ೃ࿔ [ Giyuushino ]  ◌ ⁺ ˖˚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora