⌒. ·˚༘✧ Sorry, really i'm sorry ೃ࿔ [ Giyuushino ] ◌ ⁺ ˖˚

02

Nuevamente aquel tan familiar timbre sonó, la jornada de trabajo en el colegio había llegado a su fin.
Cómo de costumbre Tomioka recogió sus cosas, todos sus materiales escolares estaban en buenas condiciones y no había nada extraño o desagradable en su mochila, suspiró pesadamente, no lo entendía, debería sentirse aliviado y menos pesado, pero, estaba como de costumbre, se sentía igual, no había nada nuevo en él; tomó sus cosas y salió del salón de clases con la mirada fija en el suelo, como si fuera la cosa más interesante del mundo, pero, al estar completamente fuera del instituto la voz de Kochō lo llamó y no sonaba amigable.

- ¡Hey! ¡Tomioka-san! - gritó, intentando captar su atención, cosa que no funcionó, Giyuu pasó de largo. -¡Te estoy hablando! ¡No me ignores! - caminó hacia él con desesperación, atrapando el brazo del azabache y en respuesta al gesto, un pequeño gemido de dolor salió de los labios del joven, mirando por fin a Shinobu.

- ¿Podrías soltarme? - seguía serio como de costumbre, Kochō hizo una mueca de desprecio, odiaba esa expresión de seriedad en él.

- ¿Qué diablos contigo? ¿Sabes poner otra cara que no sea esa? ¡No te puedo entender! - refunfuñó, no admitiría alguna otra cosa frente a la persona que más odiaba, o al menos pensaba que eso sentía por él.

- Dije que me sueltes - en un movimiento brusco se libró del agarre de la mariposa, con algo de enojo y dolor reflejado en su rostro, tomando por sorpresa a Kochō. - ¿Vienes a molestarme? Ya no estamos en la escuela y no está el dúo que siempre te acompaña en tus fechorías, así que me voy - no quería perder la calma frente a su mayor enemiga, en realidad la despreciaba, ella le había provocado un gran daño psicológico con sus insultos y palabras que cortaban tanto como su fiel navaja, podía soportar los golpes de Sanemi, las bromas pesadas de Iguro, pero, el acoso verbal era el que más le dolía y de ese se encargaba Shinobu.

Kochō no pudo hacer más que mirar como el azabache se alejaba de ella ¿Ya no servirían los insultos y amenazas?
Todo se cayó en pedazos dentro de si misma, no sabía cómo explicar la manera en la que se sentía, estaba frustrada y a la vez enojada, pero no entendía el porqué de sentir "culpa y tristeza" así que simplemente apretó la puños y emprendió camino rumbo a su casa para consultarlo con su querida hermana Kanae, seguro ella tendría la respuesta.

Al llegar, acomodó sus cosas y se dispuso a hacer las tareas asignadas, está vez con algo de prisa, pues si quería hablar con su querida hermana debía terminar los pendientes, por lo que cuando ya había concluido después de un par de horas, se dirigió a la habitación de la Kochō mayor, tocando la puerta esperando el permiso necesario para acceder.

- Adelante - se escuchó desde el interior de la habitación, así que tras un suspiro, abrió la puerta, encontrando a su querida hermana mayor, quién con una sonrisa la invitó a sentarse en la suave y acolchonada cama. - ¿Sucedió algo? No tienes buena cara. - con delicadeza, acaricio la mejilla de Shinobu, mirándola con una tranquilidad envidiable, escuchando con atención la respuesta de su pequeña hermana, la historia del joven azabache era lo que le "angustiaba" y cuando terminó su relato esperó la respuesta de Kanae.

- Bueno, no puedo dejar pasar por alto tu comportamiento con ese chico ¿Acaso te hizo algo malo? Sabes que eso no está bien - comentó, frunciendo apenas su entrecejo.

- ¡Me molesta! Siempre está serio, no habla, no destaca, solo está ahí y ya ¡Me tiene inquieta! ¡Es raro! - aún no se sinceraba del todo, pero era un gran progreso admitir eso.

- Pero no se mete con tu persona, así que no hay razón para molestarlo, ¿Qué pretendías lograr siendo tan cruel con él?

- Yo...no lo sé, quería que cambiará de expresión al menos una vez, quería saber cómo reaccionaría a distintas circunstancias, quería... llamar su atención - esas palabras dolían en su pequeño orgullo, escuchándose hablar sintió un escalofrío recorrer su cuerpo por completo, entrando en razón, esa idea sonaba realmente ridícula.