xɪ. ᴇʟ ᴄᴀsᴏ ʟᴇᴇ

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Los chicos de élite saben bien como divertirse.

En la mansión Lee, todo era un maravilloso caos. Música resonaba por cada rincón, haciendo vibrar las ventanas y las luces de neón bañaban por completo las paredes. El lugar estaba lleno hasta rebosar de un montón de adolescentes alcoholizados, disfrutando de la noche como si no hubiera un mañana.

Lee Minho, en medio del lugar, no era la excepción. El grupo de chicos que lo rodeaban alardeaban cada uno de sus movimientos, como si de un dios se tratara. Movió sus caderas hacia adelante y atrás, en un vaivén perfectamente sincronizado con el ritmo de la música y soltó una risita al sentir el líquido de una botella de alcohol bañarlo por completo desde arriba, alguien le estaba tirando encima la embriagante sustancia. Agitó su cabello, recayendo en que su camiseta blanca era un desastre, estaba tan mojada que se ceñía por completo a su cuerpo, aunque, a esas alturas de la fiesta, aquello no le importó demasiado.

Sentada en uno de los bancos de la barra, Park Hee Sook suspiró, tomando la botella de soju para darle un buen trago y un ligero sentimiento de desinterés resaltó en sus ojos opacos.

Era la fiesta de cumpleaños de Minho, y aunque siempre solía festejarse, regularmente eran celebraciones con un ambiente más íntimo y familiar, pero ese año había sido todo lo contrario.

Hee Sook era la mejor amiga de Minho, así que probablemente era algo confuso pensar que no la estaba pasando bien esa noche, pero esa era la realidad.

Minho no siempre se comportaba de esa forma. A ser verdad, era bastante centrado y responsable, incluso en los momentos en los que no tenía que serlo, pero existían ciertas...ocasiones en los que parecía colapsar por completo. Pequeños breakdowns temporales donde se desconocía completamente. Hee Sook solía atribuírselo al estrés con el que lidiaba al ser el futuro CEO de la empresa familiar, pero en esos últimos meses, había algo más. Algo más que poco a poco la distanciaba de ella.

Ahora y gracias a uno de esos colapsos, estaba rodeada de personas que no conocía y tampoco le interesaba conocer, niñas ricas que la observaban con un brillo de superioridad, y niños ricos que la miraban de pies a cabeza como si fuera una especie de atracción más dentro de la fiesta. Parecía uno de esos momentos en los que abría los ojos y se daba cuenta de que, en realidad, Minho y ella pertenecían a mundos muy diferentes.

"Me estoy entrenando para Brownhill", pensaba, aunque no se terminaba de sentir para nada cómoda en ese ambiente.

Estaba confiada en que el alcohol la ayudaría a calmar un poco la ansiedad, y al final de la noche, se encontraría igual de relajada y extasiada que el resto, pero una vocecita en su interior le decía que ni con cincuenta botellas de soju encima lograría nunca adaptarse.

—¿Aburrida? —la voz de Jisung la sacó de sus pensamientos. El chico bebía de una botella de refresco y parecía estar en sus cinco sentidos. Hee soltó una risita y se recargó en el borde de la barra.

—Un poco. ¿Soju?

—Estoy bien así, gracias —respondió. —Alguien debe ser el amigo responsable que se mantiene sobrio durante la fiesta.

—Claro, no es por lo traumado que quedaste luego de tu última borrachera.

—La resaca me pegó fuerte —respondió, cruzándose de brazos. —Aprendí mi lección.

Hee Sook soltó una risita, buscando con la mirada a Minho y encontrándose con que parecía estarla pasando muy bien, en compañía de una hermosa chica que le susurraba algo al oído, mientras él se limitaba a sonreír en respuesta y seguir bebiendo.

𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊 𝐒𝐔𝐈𝐓 ; LEE MINHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora