𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊 𝐒𝐔𝐈𝐓 ; LEE MINHO

xɪɪ. ᴢᴏᴅɪᴀᴄ ᴋɪʟʟᴇʀ

“Existen rumores de que la organización criminal Kogarashi, nacida en el distrito de Itaeyon, cuyos crímenes incluyen: tráfico ilegal de sustancias narcóticas, posesión y venta de armas ilícitas, casinos clandestinos, fraude y asesinatos pagados, podría estar intentando expandirse hacia Japón. Kogarashi ha tomado fuerza en los últimos años luego de su fusión con “Black Baem”, otra famosa banda delictiva que decayó notoriamente tras el brutal asesinato de su líder principal. Se teme que esta peligrosa unión sea la clave para aumentar el mercado exitosamente...”

La televisión reproducía algún canal de noticias al fondo de la habitación de Han Jisung. Park Hee Sook, tirada encima del colchón cómodamente en posición de estrella, se limitó a resoplar sin apartar la mirada del techo, demasiado aislada en sus pensamientos como para prestar atención en lo que ocurría a su alrededor.

—¿Alguna vez has escuchado sobre el asesino del zodiaco? —murmuró.

Han exhaló fuerte y asintió.

—Por supuesto, aseguró haber asesinado a más de 37 personas entre 1968 y 1969, en el norte de California —respondió. Hee Sook se incorporó al instante, sentándose firmemente sobre el borde de la cama.

—Enviaba cartas a los periódicos y llamaba a la policía para denunciar sus propios crímenes, pero jamás fue descubierto. Le gustaba jugar con la mente de los detectives, como si le diera alguna especie de superioridad —explicó. —¿Crees que quien envió los paquetes sea nuestro propio Zodiac Killer?

Jisung masajeó su sien, recargándose en la silla de su escritorio y resopló.

—Por el bien de ambos, espero que no —respondió. —Pero tendría sentido, quiero decir, va tras de ti sabiendo que, además de ser amiga de Minho, también eres periodista en proceso.

—Han, ¿pensarías que estoy loca si te dijera que encuentro un poco emocionante todo esto?

—Sí.

Hee Sook arqueó una ceja.

—Quiero decir, esto es algo así como mi primer caso —reiteró. —En Brownhill me prepararon para ser acechada en cosas que me superaban, comúnmente a nivel político y criminal, pero esto es otro nivel...es personal. Aún así, confieso que estoy aterrada. No sé si podré pegar un ojo esta noche, que mamá no dormirá en casa.

—Sabes que puedes quedarte aquí cuando quieras —invitó el chico.

—Gracias, pero, si realmente hay alguien detrás de mí, creo que es la oportunidad perfecta para bordearlo. ¿Qué tan lejos crees que pueda llegar?

—No demasiado. Ya hablamos de esto, Hee. Si los paquetes siguen llegando, iremos con la policía.

Hee Sook rodó los ojos y suspiró.

—De acuerdo.

La chica desvió la mirada hacia el televisor encendido, frunciendo el ceño cuando una imagen llamó su atención. En ella se mostraba la ilustración de dos letras B, entrelazadas con una serpiente, en negro.

—¿Por qué...? —las palabras se trabaron en su mente, hasta que un pequeño foquito pareció encenderse en su cabeza. Rápidamente sacó su celular, buscando algo en su galería, hasta encontrar la fotografía que había sacado del álbum de Minho, ese día en el que fue a la mansión Lee, antes de ser interceptada por Kim Eun Hye, descubriendo que, efectivamente, el tatuaje en el cuello del muchacho coincidía con el del símbolo en la televisión.

Las fotografías en el álbum retrataban el viaje que Minho tuvo a playa Daecheon, junto a algunos de sus amigos ricos, incluyendo a Bang Chan. Hee Sook conocía a casi todos, menos a ese peculiar chico de la imagen en su teléfono, que por alguna razón, llamaba su atención de entre todos los demás porque a simple vista, parecía muy diferente a cualquiera de ellos.