Después de mi problema de entendimiento con ese sucio vástago me dirijo hacía el castillo más antiguo y lujoso de Reino Unido, después de todo estoy buscando a la segunda generación humana y primer generación vampírica.
Más tarde me encuentro con un enorme castillo antiguo costruída en el medievo. Caín estaba aquí. Luego de un minuto pude detectarlo, era el. Me dirijo hacía donde está con toda la cortesía que podía ofrecer un demonio. Lo veo, era un hombre de cabello castaño, ojos dorados y piel morena clara, cuerpo atlético y muy bien parecido con un traje gris de buen corte, una camisa blanca y una corbata negra. Me observa, no muy sorprendido me pregunta:
Caín: ¿Ya es hora de irnos?.
Evans: Primero acompáñame.
Cain: No puedo leer tu mente, ¿cómo es posible?.
Evans: Soy un demonio, querido amigo.
Fuimos a su hogar subterráneo donde albergaba todo tipo de riquezas tales como piezas de arte, escultura y muebles valiosos hechos con impresionante detalle y esfuerzo por manos vascas. Pero solo quiero hacerle una pregunta.
Evans: ¿Sabes donde se encuentra Isabelle Marchant?. No la encuentro en el limbo.
Caín: Es sencillo explicártelo. Ella fué escogida por Dios. No ha subido al cielo, ningún humano lo hace. Pero si que quiere llevársela cuando "Nos derrote".
Evans: Hay forma de rescatarla aún... Bien, vamos al limbo, nuestro padre solicita tu presencia.
Tengo que otorgarle a Caín un alma para que logre entrar conmigo al Limbo. En mi mano aparece una daga de zafiro con la empuñadura blanca de un material que desconozco. Dentro de la daga habían almas antiguas y de entre ellas la que le pertenecía a Caín, tendría que clavársela en el corazón para que entre su alma y muera antes de ser mortal de nuevo. Le conté mi plan a Caín y sin más aceptó. "Aún me pregunto para que será de utilidad". Mientras atravieso su cuerpo, inserto mi mano para sacar su alma y lanzarnos al limbo. ¿Cuanto tiempo pasará esta vez? ¿Cuanto falta para que se desate la guerra mortal?
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Evans Dómine(ABANDONADO)
FantasiaHay cosas en la existencia que no logro entender. ¿Estoy haciendo lo correcto?. No me queda nada más, ni siquiera existe perdón para mí. Solo tengo una convicción.