XI

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William y Grell estaban sentados en el sofá de la sala viendo algún programa de televisión, el pelirrojo comía palomitas que de vez en cuando le ofrecía al contrario y no aceptaba, suspiró rendido y continuó comiendo, al terminar la película que ambos veían, cada quien se fue a su habitación.

Por un lado, Grell, buscaba alguna pijama linda, escogió un short corto y una blusa semi transparente, todo rojo, sonrio al verse al espejo y notar que su cuerpo seguía igual de magnífico a pesar de todo lo que comía, le debía mucho a William y quizás esa noche le pagaría a su manera.

El pelinegro estaba sentando en su escritorio, haciendo algunos bocetos, seguía pensando en el beso de esa tarde, no lo podía sacar de su mente, le había encantado y necesitaba más, porfin se logró sentir vivo.
Dibujaba con una sonrisa pintada en su rostro, no se daba cuenta que era observado por el ladrón de su subconsciente y corazón, lo estaba dibujando, el pelirrojo sonrió y lo abrazó por la espalda, asustandolo.

Grell llevaba un abrigo rojo bastante largo y de tela casi transparente, se ajustaba perfectamente a su figura gracias a un muy fino cinturón, se veía como una diosa a los ojos de William y esa vez logró disimularlo.

— ¿Qué haces aquí? — acomodó sus lentes y frunció el ceño.

— Solo quiero hacerte compañía, Will, que lindo dibujo ~ Plasmaste toda mi belleza en un simple papel — sonrió alegremente.

— Solo es un boceto, no es nada del otro mundo — suspiró.

— Deja de ser tan serio, sueltate un poco.. Al menos conmigo ~ — se sostuvo de el.

— Mejor ve a tu cuarto, tengo cosas pendientes por hacer — Guardo el dibujo que recién había hecho.

— ¿Cómo qué? — Hizo un leve puchero.

— Cosas de diseñadores, no lo entenderías ni con plastilina —

— No soy tan estupido, no me subestimes William — se sentó sobre su regazo y acarició una de sus mejillas.

— Lo mismo te digo — le miró con el seño aún fruncido.

— Dejame consentirte, una vez solamente... Si quieres lo volveríamos a repetir ~ — Se pegó más a el — Te debo bastante, cariño —

— Me pagarías mejor si te fueras a tu cuarto, no estoy interesado — se sonrojó y miró al lado contrario.

— Nos dimos un beso hace unas horas y te gustó lindo ~ — aún sostenía su sonrisa.

— Eso es distinto a lo que quieres hacer, además sigue sin interesarme en lo absoluto — su voz se tornó un poco más ronca de lo usual.

— ¿Acaso no recuerdas la vez que levantaste mi falda, fuiste al hotel y casi llegamos a segunda base, Will? — Decía entre risas.

— Eso... — Se quedó pensando por un rato — No sabía lo que hacía, así que... Olvídalo y vete —

— No lo haré cariño — Sonrío burlonamente — Veo que... Aún te falta algo de inspiración — Desató el cinturón de su abrigo y suavemente dejó caer la tela por sus hombros.

— Que demonios estás haciendo.. — Fue su error bajar la mirada, sus mejillas ardían.

Tener enfrente suyo e invadiendo su espacio personal, el hermoso cuerpo de Grell Sutcliffe, su cintura era tan pequeña, los muslos voluptuosos y unas buenas caderas, era raro que el pelirrojo fuese un hombre y tuviese tal anatomía.

— Parece que te volvi a cautivar cariño, merezco un premio, ¿no crees? — delicadamente alzó el mentón del azabache.

— No lo creo — Trataba de mantener su mirada y expresiones serias.

La Vie Rose -Grelliam- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora