Después de caminar hasta casa, Beto y Rocio comieron en casa del rubio. La morocha amaba la comida de Lucia, era riquísima. Después de comer se fue a su casa.
—¿Y? ¿Como estuvo el partido? —le preguntó su madre, preparando el mate.
—Aburrido —respondió como si no fuera novedad.
—Bueno che, ponele algo de onda.
—Yo le puse onda. Fui, pero fui por Beto.
—Y esta bien. Vas por Beto, no por el fútbol.
La mujer saco la pava de la hornalla y la puso en la mesa. El mate ya estaba preparado. El primer mate fue para ella, que hizo una mueca.
—Dah, que amargo.
—Y si, es el primero.
La noche calló rápidamente y se repitió la misma rutina de siempre.
***
Nuevamente, Rocio volvió del colegio. Lo primero que hizo fue ir al baño y darse una ducha rápida. Salió en 15 minutos ya vestida y fresca.
—Ya me siento mejor —dijo al salir del baño.
Al rato volvió a caer Beto.
—¡Rochi! —llamó animado.
—No me digas así —ella lo amenazo inmediatamente.
—Voy a ir a la cancha a jugar, ¿queres venir? —Rocio se lo pensó, estaba bastante aburrida y no tenía ganas de quedarse en casa. Así que acepto.— ¡Joya! Vamos.
Ella se levanto y se fue con el rubio, dejando le una nota a su mamá en la cocina diciendo que iba a estar en la cancha con Beto.
—Te pusiste muy linda —observo su amigo.
—Me puse lo primero que encontré.
—Osea que tu belleza es natural —la morocha se rió y le dio un beso en el cachete.
—Sos lindo cuando queres.
Siguieron caminando tranquilos hasta llegar a la cancha. Ahora la morocha no se sentía tan nerviosa como antes, así que entraron sin dudarlo. Llegaron a la cancha y ella fue a sentarse en el mismo lugar donde se había sentado ayer, solo que esta vez todos la estaban mirando.
Ahora quería que la tierra la tragase.
—Beto, ¿y esa chica quien es? —preguntó Capi, mirando a la morocha.
—Después se las presento. Ahora el Beto quiere jugar —respondió el rubio.
El partido empezó normalmente y todos se concentraron en ganas, dejando de prestarle atención a la castaña.
Esta vez ella no solo se concentro en ver al Beto, sino que estudio a los demás integrantes del equipo. Algunos eran curiosos, otros raros, pero así era un equipo. Con personas únicas, irreemplazables.
Sin que ella se diera cuenta, algunos también la observaron. Curiosos por su presencia y atraídos por su belleza.
Y algo motivados por la atención femenina, intentaron lucirse. Pero poco sabían ellos que ella no estaba interesada en que tan bien jugaban, solo le interesaba Beto. Que era el único que jugaba tranquilo, sin inmutarse.
Después de jugar el partido, todos abordaron a Beto.
—¿Quien es?
—¿Como se llama?
—¿Tiene novio?
Rocio se confundió cuando vio a todos amontonados alrededor de Beto, enviándole miradas furtivas. Beto, sin saber que más hacer la llamó, pero ella se quedo quieta en su lugar.
—Chicos, calmados, por favor —pidió Beto—. Que con todo este quilombo ni a palo va a bajar.
Sus compañeros obedecieron, dispersándose e intentando actuar normal. Silbando o meneándose de atrás para adelante. Beto volvió a llamar a la morena, que algo inquieta bajo. Fue con Beto y se escondió atrás de él.
—Tranquila, nena. Mira que no te van a comer —se burló el rubio.
—Si me están comiendo con la mirada, boludo —se quejó ella, atrás de él.
—El Beto no va a dejar que te hagan nada, tranquila.
Hubo unos momentos de silencio y el Beto hizo señas para que sus compañeros se acercaran lentamente.
—Chicos. El Beto les presenta a Rocio, Rocio estos son mis compañeros —señalo al primero— Capi. El líder.
—Un gusto —respondió, amigable.
—Loco —señalo al de cabellos espesos.
—Un placer.
—Chino.
—Coreano —corrigió el asiático.
—Ruso.
El rubio saludo, pero ella no pudo entender nada.
—El cordobés.
—Encantado.
—El pulpo.
—Hola.
Todos se presentaron, pero ella no se movió. Se quedo escondida tras la espalda de Beto. Todos se inclinaron, tratando de mirarla.
—¿No te vas a presentar? —preguntó Beto.
—Me da vergüenza...—murmuró la morocha.
—¿Que vergüenza? Si sos hermosa.
—Ay Beto...
—El Beto no miente.
Segundos después ella salió de atrás de Beto, tímida. Saludo con una mano, con las mejillas rojas.
—¿Ves? No es tan difícil —Rocio lo miró mal.
—¿Y que haces acá? ¿Te gusta el fútbol? —le preguntó Loco.
—No, vengo por Beto.
—¿Son novios? —preguntó el cordobés.
—¡No! —Exclamó ella con horror y su actitud regular volvió.— Somos mejores amigos de la infancia.
—Ah. Con razón. Me es imposible pensar que Beto tenga novia —dijo uno de ellos. Los demás se rieron.
—El Beto no tendrá novia, pero tiene una mejor amiga. ¿Ustedes que tienen?
Todos se quedaron en silencio.
Beto y Rocio se rieron.
—Bueno, El Beto se tiene que ir. Tengo que llevar a Rocio a casa. Chau, chicos —se despidió.
La morocha lo siguió y se despidió con la mano. Algunos le devolvieron el saludo, embobados.
—Bueno, ¿seguimos el partido, Capi? —silencio— ¿Capi?
Miraron a su líder, que miraba por donde se habían ido los mejores amigos. Embobado y con una sonrisa tonta.
—Se nos enamoro el Capi.
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Amor y Fútbol [Metegol]
FanfictionRocío odiaba el fútbol. Pero gracias al fútbol conoció al amor de su vida. Un fanfic de Metegol.