Es la historia de Rubius, un joven de 25 años, que trabaja en un prostíbulo. Su vida era "normal" hasta que un hombre de pelos morados cambia su perspectiva de la vida.
Quiero avisar que esta historia contendrá muchas escenas explicitas, y que si er...
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Samuel viene seguido después del acontecimiento en las olorientas habitaciones del prostíbulo, me trae regalos, rosas, chocolates, incluso dinero suelto. Que ridiculez, me dedica bellas palabras con leves sonrojos de su parte, y no se como decirle que fue culpa del alcohol, aquellos sonrojos y sentimientos. Me repito una y otra ves que no fue importante para mi, que aunque era la primera vez que acedia en toda mi carrera acostarme con un hombre, era tan siempre como que el alcohol tomo el mando. Quería creer que aquello que sentí, todo lo que pensé fue ajeno a mi conciencia y criterio. Que simplemente estaba ebrio, Samuel no ayudaba, el con su tonta sonrisa, y olor a jabón confundía mi cabeza. Yo solo quería no esforzarme tanto en no reaccionar ante el, quería que dejara de darme flore, que no vuelva a mirarme como lo hace, porque si seguía así...me embriagaría solo para perder el control otra vez.
Mi mente daba vueltas como yo en el tubo, no quería aceptar lo que era obvio, no quería ver al publico y solo poder ver esos ojos violetas entre todos los demás, no quería. Para mi sorpresa el no estaba ahí, mi rostro se inundo de decepción mientras daba vuelta en aquel tubo, que ahora me parecía helado y muy solitario, como si le danzara a una multitud de maniquíes.
Baje de ese escenario, y me dirigí a los vestidores, mi rostro solo reflejaba trastesa, como el de un niño el cual sus padres no pudieron asistir a su recital de baile. Ya en aquellos vestidos oscuros, que solo son levemente alumbrados por los fotos de algunos espejos, me senté en un tocador junto a un montón de cajas de disfraces. Tome la ropa que eligieron para mi, ahora todos en el club asumían que como me acosté con Samuel lo haría con cualquiera, esa idea me desagradaba, y sentía como un nudo en la garganta se me formaba tras esos pensamientos.
Me vestí a la vista de todos mis compañeros, eso siempre me incomodo, pero jamas me desagrado que ellos se vistieran delante mio, me coloque una camisa grande de color blanco, con unos shorts negros y botas de tacón, me acompañaban unas mayas de rejilla que me hacían sentir la mas puta de las putas, y una gargantilla de color negro. Me quede sentado un tiempo mirándome al mal iluminado espejo, no me sentía yo, era como ver a otra persona en el espejo, como si estuviera en el cuerpo equivocado. Uno de mis compañeros Alexby me aviso que un hombre quería hablar conmigo, mi cara se ilumino al creer que se trataba de Samuel.
Camine apresurado a la pequeña sala privada del establecimiento, listo para encontrarme con el musculoso hombre de cabello negro y ojos violetas, pero en su lugar había un hombre bastante menor que Samuel, era albino y de ojos verdes, traía una camisa de botones, con los botones desabrochados dejando ver su pecho, tenia pantalones negros con botas militares del mismo color. El volteo a verme cuento abrí ligeramente la cortina de "seda" que nos dividía de la multitud, el me miro penetrante, era como si me desvistiera y para el ya lo estuviéramos haciendo. Me senté en uno de los sillones, a una distancia prudente de el. El tomo dos copas de una bandeja de plata en la mesa cafetera que nos dividía, extendió su mano para que tomara la bebida, y así lo hice, me extrañaba que hablara conmigo, jamas lo había visto por aquí.
Soy Guillermo -dijo acomodándose en los sillones de color rojo pasión-
Yo calle unos segundos, no sabia si darle mi nombre también o salir corriendo de ahí, pues como hablaba este tal Guillermo no me causaba ninguna confianza.
Rubius -solté al fin después de unos minutos de silencio algo incomodos, mientras sostenía la bebida con mis dos manos para no derramarla en ningún lado-
Lo se -dijo después de beber un largo trago del alcohol barato del bar-
Yo solo me hundí en mi asiento, este hombre me ponía los pelos de punta, sentía que quería hacerme algo malo, algo muy malo. Al final me arte, lleva vamos siete minutos callados, miran-danos el uno al otro, me pare de mi asiento dando un gran trago a mi bebida, acabando mela y casi asotandola contra la bandeja de plata.
Un gusto -dije mientras me dirija a la salida lo mas perra empoderada que podía-
Pero el tomo mi muñeca haciéndome perder el equilibrio y caer en su regazo. Yo intentaba enderezarme o al menos no caer por completo, así que mantuve una posición algo extraña, pues mi espalda baja se retenía a caer por eso se mantuvo en las repasaderas del sillón, mientras que mis piernas pataleaban de manera divertida, y mi cabeza caía en su regado, lo cual era algo incomodo. Pero gracias a la maldita gravedad, y la curvatura de mi espalda que parecía una resvaladilla mi camisa empezó a resbalarse por mi torso, la hubiera fajado lago por el estilo si no fuera por que aquel hombre de gran espalda mantenía mis brazos cautivos arriba de mi cabeza. El rozo con las yemas de sus dedos mi abdomen, haciendo que se contra-llera por el susto, metió su cálida y suave mano debajo de mi camisa, acariciando mis pezones, que se pusieron duros casi al instante del roce. El sonreía cuando yo me revolvía de excitación, cada ves que pellizcaba mis pezones yo curveaba la espalda sin control de mis acciones, supongo que le gusto verme así pues sentí un bulto en mi nuca, un ENORME bulto.
NO SOY GAY -grite por la desesperación de la situación, mientras mis ojos lagrimeaban- No lo soy, no soy gay -me repetía una y otra ves, mas para mi que para el, pues el bulto en mis pantalones, y la atracción que sentía, las ganas de que me besara de una ves sin estar en lo mas mínimo ebrio, me asustaba-
El sonrió, tomo mis caderas y me sentó en cima suya, quedamos cara a cara, yo solo cubría mi rostro con las palmas de mis manos, esto era muy poco profesional, tomo mis manos y las coloco en su miembro.
Esto es real -dijo en un susurro, las movió hacia mi miembro- y esto también lo es- yo solo mire hacia otro lado y el se acerco a mi oreja- pero te puedo probar que eres gay -dijo en otro susurro que erizo mi piel-
Lo mire de manera seria y el sonrió de oreja a oreja, tomo mis ruborizadas mejillas y devoro mis labios en menos de un segundo. Yo estaba en shock, pero se sentía tan bien, como sus labios rozaban con los míos, como su cálida lengua recorría mi boca, como de ves en cuando mordía mi labio inferior, se sentía tan bien que le seguí el beso.
Coloque mis brazos al rededor de su cuello y acerque mi entre pierna a la suya, baje una de mis manos por su pecho, acaricinadolo, recorrí su espalada su abdomen mientras el devoraba cada centímetro de mis labios, hasta que por fin baje mi mano hasta su entre pierna, a lo cual el se separo del beso y me miro burlón, como si hubiera probado que era gay. Se acerco a mi oreja y mordió mi lóbulo, susurraba cosas que no entendía pero me excitaban, bajo a mi cuello, dejo marca tras mordida tras chupeton, por todo mi cuello y clavicular. Yo solo gemía mientras masajeaba su miembro sobre el pantalón.
HOLA, lo se lo se, me odiaran por dejarlos así, pero no estaba muy segura si querían que shippeara a Rabis con alguien mas que Vege siendo esta una historia Rubegetta. Así que si quieren que esto termine en hard me dicen, o si les molesta.
Ademas esta historia es un spoiler y spam de que sacare una historia Ruwigetta.
Espero que les guste la historia la hago mucho amor y pervercion.
