Aquello que dejaste (In memoriam)

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Hoy que soy mayor, que tengo encima el mundo y siempre cargo la incertidumbre y el estrés de lo desconocido, entiendo todos los problemas que alguna vez estuvieron en tu cabeza, a esta edad, mientras yo seguía jugando con mis muñeca en el patio, tú ya habías cometido graves "errores adultos", pero también ahora entiendo, que como adultos, hay cosas importantes en la vida, que por más ocupaciones que haya, no deben dejarse pasar, entre esas cosas, nunca es que no haya suficiente tiempo para escuchar a un niño que sea de tu familia, y con el paso del tiempo, simplemente sabes quienes son crueles y quienes tienen voluntad, quienes quieren escuchar y quienes pisotean los sueños.

En aquel momento, pasé mucho tiempo sin poder decir abiertamente lo que hacía, lo que pensaba; mamá siempre estaba ocupada y triste porque papá no estaba, y de los demás, a unos no les importaba, otros se burlaron, todos eran "grandes adultos" jugando un serio rol en donde una niña como yo no cabía, en donde esos delirios de la mente debían terminar. Hasta ese día en que por una última apuesta inesperada, porque te quería, porque te confiaba, porque a pesar ser adulto y estar lejos como todos, aún hacías travesuras conmigo, decidí contarte eso que estaba en mi corazón, con el resultado más inesperado que pude obtener: alguien que escuchó, alguien que lo valoró, aquel que después de meses, recordaba lo que dije, que realmente se enojó conmigo, una niña de ocho años, porque maté al personaje que más le agradaba, de aquella pequeña historia que le conté.

Quizá suene mínimo, quizá sea pasajero, pero en aquel momento, en que dijiste, "Ok, te escucho, pero no vuelvas a matar a mi personaje" o "Esto a para muy largo ¿Cierto? Vas a acabar una saga, y luego va a seguir la saga tal, y luego la tal, y luego se van a morir y van a resucitar... y pues nada, a ver qué sale" porque realmente entendías lo que decía, porque ponías atención, fue el mundo entero para mí, un mundo que me dijo que yo no hacía cosas estúpidas, fue la puerta que se abrió a ese universo que con esa esperanza, decidí no parar ya jamás, por que era mío, porque era valioso, porque te hice parte de él, no sabes cuanto valoré ese gesto, voluntario o no, no lo sé realmente, pero que para una niña, era lo que más podías darle: valor a sus sueños.

Yo no soy quien para saber porque el futuro terminó de esta forma, el por qué los problemas y la vida de adulto nos separaron así, si hubo culpables, si hubo villanos o faltaron héroes o valores, eso al final ya no tiene ningún sentido buscarlo. ¿Cómo decirlo? yo solo quería obtener respuestas que ya jamás serán dichas, aliados que ahora han desaparecido, ya sólo está el miedo de no convertirme yo también en un horrible monstruo, en esa horrible persona con la que todo el tiempo peleaste, quizá tu no eras mejor, pero ahora entiendo que yo también preferiría morirme antes que tener volver a lidiar con ciertas personas.

Al final, ya solo quedan preguntas vacías, lágrimas que siempre brotaran una y otra vez, y el eterno deseo de volverte a contar otra historia, porque gracias a ti nunca dejé de hacerlo, porque si pudieras escucharme, o leerme, ahora podría hacerlo mejor, porque incluso tendría la capacidad de saber que personaje te gusta, y aun si debe morir, podría salvarlo solo para ti. Pero el hubiera no existe, solo puedo dejar que este anhelo vague en el viento, esperando que alguien más pueda escuchar y valorar lo que hay en mi corazón como aquella vez que tu me dijiste que sí por primera vez.

Solo puedo dejar este texto, como memoria de que hoy era el cumpleaños de una persona importante, a pesar del dolor, de la distancia, nunca dejé de pensar en ti, jamás dejaré de hacerlo, así que solo espero que estés bien, dónde sea que tu alma esté, y mientras tanto prometo que yo mantendré tu recuerdo aquí, mientras haya vida, al final, todo lo que queda es seguir, en este camino que elegí, conservando en el corazón, aquel sueño de seguir contando historias que dejaste. 


En memoria de mi hermano, Arnulfo Cabrera

7/07/1973 - 30/03/2020

Memorias del URIUMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora