Two

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Las siete y media habían llegado y mi telefono se había quedado sin pila, no habia podido llamar a Naim para darle la excusa de que mi mamá no me dejo ir, me distraje toda la tarde y olvide por completo que tenía que darle una excusa a Naim, ahora estaba jodido.

Baje las escaleras como un cohete y me dirigí a la cocina donde se encontraba mi mamá haciendo la cena.

—Mami. —La llame, ella dejo de hacer lo que estaba haciendo y me miro— ¿Me puedes castigar? —Sonrio dulcemente como si fuera lo más normal del mundo pedirle a tu mamá que te castigara, ella frunció su frente.

—¿Qué?

—Castigame, por favor. —Hice un puchero y me recoste en la mesa.

—¿Por que tendría que castigarte? —Dijo casi riendo.

—No lo se, solo hazlo. —Sonrei inocente. Ella volvi su vista hacia la verdura que cortaba.

—No.

—¡Ah, mamá!

—Libardo, no te voy a castigar por nada. Y ni se te ocurra hacer algo malo para que eso pase. —Me señaló con el cuchillo sin mirarme. Quejandome deje el jarrón que tenía en mis manos donde pertenece. ¿Como lo supo?— ¿Por qué insistes tanto en que te castigue? —Cuestiono.

—Naim quiere que vaya a una fiesta con él, pero yo no quiero, ¿Así que me puedes castigar? —volví a preguntar. Ella río negando.

—Hijo, no te voy a castigar solo para que no vayas a una fiesta. Y si me pides permiso, si, si puedes ir. —Volvió a voltearse.

—Mamá, te estoy pidiendo que me castigues no que me des permiso. —Reproche cruzándome de brazos.

—Mereces socializar, conocer más gente, tus únicos dos amigos son Naim y Orson.

—No me gustan las fiestas. —Mencione recostando mi mentón en la mesa.

—Puedes ir un rato, y si vez que no te gusta, te regresas. —Comento. Rode los ojos y me fui de la cocina sin decir nada. Pero cuando iba por la mitad de las escaleras la puerta sonó y mi mamá no tardó en ir a abrir.

—Hola Naim, ¿Como estás, cariño? —Hablando del señor fiesta.

—Bien, señora, ¿Esta Libardo? —Le pregunto, ella asintio y giro su vista hacia mi que me había quedado parado en media escalera— ¡Liba!, ¿Ya estás listo? —Me pregunto. Force una sonrisa y mire a mi mamá que me miraba con una ceja levantada.

—Si. Solo déjame ponerme unos tenis. —Subi a mi habitación con todo el mal humor del mundo. Cuando entre, después de luchar unos minutos con el aire y ahogar cientos de gritos, por fin busqué unos tenis blancos y baje. No me iba a cambiar, ya estaba más que arreglado, llevaba una sudadera negra, unos jeans y un gorro, así, estoy más que perfecto.

Baje las escaleras y el único que estaba en la puerta era Naim mirando su teléfono, mi mamá ya estaba en la cocina, tomé mis llaves y mi cartera y las guardé en mi bolsillo.

—Mamá, ya me voy. —Anuncie.

—Claro, vuelve antes de las once. —Me grito desde la cocina, pude notar que me guiño un ojo, yo rode los ojos y salí de la casa.

Afuera estaba, el que supongo que es el auto de Orson, este estaba en la parte del conducto, mirándonos a ambos con una sonrisa. Me adentre en la parte de atrás, Naim fue adelante con él.

—Vas a ver que te vas a divertir, Liba. —Me dijo Naim cuando el auto empezó a arrancar.

—Si, como digas.

Nohe-

Seven || Liean || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora