Jean pov.
¿Observar a alguien es raro?, Pues bueno, si es raro, yo soy la persona más rara del mundo, y claro, observar al mismo chico por los últimos tres años me convierte en la persona más cínica y rara de la historia.
Libardo Isaza, el chico que me tiene más loco de lo normal, es que... ¡Mierda!, Nadie me puede negar que es un Dios griego donde se pare, es simplemente perfecto.
Jamás he tenido la oportunidad de hablar con él, quiero decir, jamás se me dio, o siendo sinceros... Jamás lo intente, pero claro, si se me dio besarlo en un armario.
Grandes elecciones a lo JeanCarlo León.
Sabia que lo que iba a hacer sería riesgoso, pero simplemente no lo pensé, es que... Tener a semejante monumento al frente y no querer besarlo queda como raro, y yo lo hice con él, con mi crush de casi tres años, lo dejé pensando, lo intimide, por que si, note lo nervioso cuando se iba a subir al auto, ¡Pongo nervioso a mi crush!, oh quizás solo esta incomodo. Si, pongo nervioso a mi crush.
—¡Jean! —El grito de Darian me despegó de mis extraños pensamientos, fruncí mi entrecejo y la mire— ¿En qué mundo estás, amigo? —Pregunto. Deje mi comida de la nada y recoste mi barbilla en la mesa.
—En como Libardo va a ser mi esposo. —Suspire enamorado, note que en una mesa más que la mía estaba él, sentado, tomando posiblemente una malteada mientras hablaba con Padilla.
—Me sigue molestando que no me quieras contar que hicieron. —Reprocho Darian, llevando a su boca su cuchara con yogurt.
—Yo si se. —Comento Ralf. Darian lo miro de inmediato haciendo la sonrisa más extraña posible, yo abrí mis ojos asombrado.
—¿Si?, ¿Qué?
En su mano derecha hizo con su dedo índice y pulgar un circulo, mientras que con su mano izquiera, extendió su dedo índice introdunciendolo en el pequeño círculo que había formado. Mierda Ralf.
—¡Oh vamos!, ¡No seas asqueroso, Ralf! —Reclame, sobando mi sien, sentí que el alma me volvía al cuerpo, pero no me gustó aquella broma estupida. Él y Darian solo se rieron a carcajadas, llamando la atención de los de la mesa de al frente. Los ojos de Libardo se cruzaron con los míos y pude notar un leve rubor en sus mejillas, se veía tan tierno, lo que me causó risa fue que trató de hacerse el disimulado y de inmediato clavo su vista en el piso.
—No, no creo que haya pasado eso en siete minutos, digo, es muy poco tiempo, los besos, las caricias, los chupetes, el vaivén lento, el vaivén rápido, las quinientas posiciones, los ocho orgasmos. Na... Es muy poco tiempo. —Explico Darian, yo rode los ojos.
—Si, si, es un buen punto. —Le siguió el juego Ralf.
—De verdad que con ustedes no puedo. —Mencione, ellos rieron a más no poder, me levanté de mi asiento con la excusa de que iría al baño, pero lo único que quería hacer era escapar de su estupideces. Antes de salir, mi vista se clavó en la mesa de Libardo, en la cual, él ya no estaba, era raro, ¿En qué momento se fue?.
No le tome importancia y me encamine por los pasillos de la escuela, los cuales estaban casi vacíos, ya que la mayoría estaba en la cafetería y otros en el gimnasio. Iba a acercarme a mi casillero cuando sentí como me jalaron y adentraron a un pequeño armario, el cual supongo que era el del conserje.
Cerré mis ojos fuertemente esperando lo peor, ¿Un golpe?, ¿Un disparo?, ¿Un cuchillazo?, Espera, ¿Eso ultimo es una palabra?, No lo sé, pero quizás ese lunático o lunática lo haga.
No sentí nada, solo un fuerte calor corporal sobre mi, abrí mis ojos lentamente encontrándome con aquel rostro que jamás esperaba encontrarme. Sus brazos me acorralaban en la pared y su aliento estaba sobre mis labios, lo único que sentí fueron mis mejillas calentarse, tal como estaban las suyas. No lo podía creer.
—Li-Libardo...
Nohe-