La casa era extremadamente enorme, la niñita vivía en una puta mansión, era increíble. La música retumbaba por toda la casa y aquella canción que no pude reconocer bien se escuchaba hasta afuera.
Note varios chicos afuera de la casa, unos bebían y otros fumaban, el olor a marihuana y alcohol llegaba hasta el auto, asi que subí la ventana de este, ese olor me repugnaba.
—Empezó el desmadre. —Escuche a Orson, cuando apago el auto después de haberlo estacionado al frente de la casa. Naim abrió la puerta y salió al igual que Orson, ¿Yo?, Yo estaba pensando seriamente en si bajarme y entrar o salir corriendo a mi casa, sería mejor la segunda.
—Ya bájate, Libardo. —Escuche decir a Naim desde afuera, yo negué, él rodo los ojos y abrió la puerta del copiloto para tomarme de un brazo y sacarme a rastras del auto. Maldigo todo.
Iba a reprochar pero al sentir que el olor a marihuana y alcohol se intensificó en el aire, lo único que sentí en ese momento fueron ganas de vomitar. Note varias chicos a mi alrededor que sostenían los cigarros, otros botellas, otros ambas cosas. Era asqueroso.
Naim se acercó a la puerta y tocó, no entendía un poco eso, pensaba que las personas entraban así de la nada, pero al parecer hasta hay que tocar la puerta y todos. Esperamos unos segundos, que para mí fueron eternos por que no soportaba en olor a mi alrededor, juraba que si tardaba un poco más saldría corriendo.
La puerta se abrió, dejando ver a aquella chica dueña de la fiesta y la gran casa, la cual sostenía una botella en su mano izquierda y estaba más sudada que la mierda.
—¡Naim, Orson! —Saludo a ambos con un beso en la mejilla. Genial, yo estaba pintando.— Me alegra que vinieron. —Dijo y su vista se plasmó en mi que veía hacia otro lado cruzado de brazos. La mire y al parecer una gran sonrisa se plasmó en su rostro— ¿Libardo?, Oh, ¡Eres tú! —Se abalanzó y me abrazó con toda la confianza, ¿Me creerían si les digo que jamás e dirigido ni una sola palabra con este chica?.
—Eh, Hola... Darian. —Sonrei incomodo, ella solto una risa.
—Tranqui, yo no muerdo. —Golpeo mi hombro con fuerza, yo solté un quejido por lo bajo— Me alegra que vinieras, desde que supe que eras amigo de Naim le estuve diciendo que te invitara, pero tu nunca venías. —Acuso colocando su mano libre en su cintura.
—Y... ¿Por qué tanto interés por que viniera? —Pregunte entrecerrando mis ojos. Me parecía raro tanta insistencia por que viniera.
—Quería conocerte, eh oído mucho de ti. —Me guiño un ojo y me codeo levemente. Yo fruncí el ceño, me parece raro que alguien haya estado hablando de mi. Ahora, hay otra razón por la que me quiero ir de esta fiesta.
Solte una corta risa tratando de ocultar mi incomodidad.
—Bueno, estamos haciendo mucha bola aquí, la fiesta es adentro, ¿No? —Hablo Orson. Darian sonrio y nos hizo una seña con sus manos para que entraramos.
Y mierda, si pensaba que el exterior era malo, el interior era el maldito infierno completo, el olor a sudor, cigarro y alcohol fuerte estaba por todas partes, los chicos movían sus sudorosos cuerpo por todas partes y la canción que había escuchado afuera había sido cambiado por una más rítmica y vulgar.
—Pases, están como en su casa. Allá hay comida y bebidas, en un rato vamos a reunirnos unos amigos a jugar verdad o reto, por si quieren ir. —Nos dijo por sobre la música, no le presté tanta atención, estaba más preocupado en alejarme de los chicos sudados cerca de mi. Naim y Orson asintieron— Bueno, si necesitan algo estaré en la cocina. —Nos guiño un ojo y se fue.
—Bueno, aquí nos dividimos, nos vemos al rato en el juego. Bye perras. —Nos dijo Orson y se perdió entre la gente. Note como Naim empezaba a moverse al ritmo de la canción que estaba sonando, yo solo estaba ahí parado, tratando de analizar todo lo que estaba a mi al rededor. Senti el puño de Naim en mi hombro.
—Vamos, hombre, venimos a bailar y a gozar no a quedarnos aquí parados como idiotas. —Me dijo acercándose a mi oído, fruncí el ceño un tanto irritado— Voy por una bebida. —Me dijo dando unos últimos golpes en mi hombro, y se fue. Yo solo estaba allí, en una fiesta con un montón de hormonales a mi alrededor.
Estaba apunto de irme y desaparecer de toda esta mierda, no me importaría irme caminando la verdad. Pero un corto golpe en mi brazo me sobresaltó, estaba apunto de reprocharle a aquel idiota que me golpeó, pero me sorprendí al ver aquellos mechones rubios en el aire.
—Disculpa. —Ella se giró y me miro, yo no podía estar más sorprendido— ¿Libardo? —Cuestiono con una sonrisa. Su maldita y hermosa sonrisa.
—Laila...
Nohe-
