Despedida

1.1K 75 4
                                    

Maria y Casilda levantaron el desastre que quedo, y lo llevaron a la cocina. Maria se puso a lavar los platos para ayudar a Casilda, pero solo pensaba en el beso de hace un rato. Esteban por su parte, en el estudio también pensaba en el beso, se sentía culpable por su esposa, pero por otro lado ese beso le había gustado mucho. Ya no podía negar lo que gritaba su corazón, se había enamorado de Maria sin darse cuenta.

Maria seguía pensando en el beso, sentía remordimientos cuando pensaba en Lucia, pero no podía negarse que el beso la estremeció, ya no quería negar lo que sentía por Esteban, no supo como ni cuando paso, solo sabía que se había enamorado de él.

Maria termino de ayudar a Casilda y se fue a ver a Lucia, cuando entro al cuarto Esteban estaba ahí, hablando con su esposa tiernamente, al ver eso ella no pudo evitar sentir celos, sabia que no tenía derecho, pero no podía evitar quererlo. Lucia, aunque muy enferma se dio cuenta de lo que pasaba, la mirada de su esposo ya no era la misma, por un lado, sentía dolor al saberlo de otra, pero por otro estaba tranquila de que no lo dejaría solo. 

Pasaron unos días difíciles, Esteban ya no la buscaba para hablar ni para jugar ajedrez, por el contrario, sentía que evitaba verla. Ella lo extrañaba mucho, sentía que se moría sin su voz, sin su risa, lo necesitaba para vivir. Un día cuando bajaba a descansar, vio luces en el estudio así que decidió ver si era el, cuando entro el intento excusarse, pero ella lo detuvo, mirando a los ojos le dijo:

- No te vayas, tenemos que hablar, ya no puedo seguir así siento que me estoy muriendo por dentro.

Él no quería admitirlo, pero se sentía igual, haciéndose el duro dijo:

- Tu y yo no tenemos nada de que hablar, ahora tengo que cuidar de mi esposa

- Por tu esposa no te preocupes, ella esta descansando, y si no quieres hablar, entonces vas a escucharme.

- No quiero oírte, así que quítate del medio o no respondo

- No me quito y ya te dije que me vas a oír, tengo que decirte lo que tengo atorado aquí, señalando su garganta.

El no tuvo mas remedio que sentarse, y con cara de enojado dije:

- Esta bien te escucho

La verdad no sabia ni por donde empezar, pero no quería seguir callando lo que sentía, ese amor que la quemaba por dentro, así que sin mas dijo:

- Te amo Esteban San Román, no se cómo paso ni cuando, pero me enamoré de ti como una adolescente, estos días que no te vi sentía que me moría, extraño tu risa, tu voz, las charlas tan amenas que teníamos, jugar ajedrez. Se que no tengo derecho a decirte esto, pero ya no puedo más, y sabes otra cosa me muero de celos cuando te veo con ella, porque quisiera que me hablaras así, que me miraras así, te sueño todas las noches, y sin más comenzó a llorar. 

Lloraba de impotencia, de culpa, necesitaba sacar todo lo que llevaba por dentro, al verla así, él la abrazo y se quedaron así por unos minutos. Después de un rato, ella lo miro a los ojos quería ver su reacción ante esa confesión, se quedaron mirándose por unos segundos y ella sin aviso lo beso, el correspondió a ese beso, quería decirle tantas cosas en ese beso.

Después de unos minutos, él paro el beso y haciéndose el enojado le dijo:

- En tu vida me vuelvas a besar y por favor ahora vete necesito estar solo

- Como quiera el señor, pero recuerde que usted respondió a mi beso, si tanto le disgustaba me hubiera evitado, le dijo enojada.

Ella salió hecha una furia, él por su parte de quedo mas confundido que nunca. También la extrañaba a morir, en esos días había tenido que hacer un esfuerzo sobrehumano para no ir a buscarla, pero se sentía culpable por sentir lo que sentía, después de ese beso ya no se lo podía seguir negando, él también la quería igual o mas que ella.

Se sirvió un trago y se lo tomo de un tiro, necesitaba calmarse antes de subir a su habitación. No quería que su esposa se diera cuenta de lo que pasaba. Así pasaron varias semanas, ellos hablaban apenas lo necesario, lo referente a Lucia y nada más. Un día Lucia se puso muy mal y tuvieron que llevarla al hospital, cuando llegaron su doctor ya la esperaba y la atendió rápidamente, cuando este término salió y le dijo a Esteban:

- Lo siento Esteban, hice todo lo posible pero desgraciadamente Lucia acaba de fallecer.

Al escuchar esto el cayo al piso llorando, aunque no la amaba la quería mucho y fue un duro golpe para él, Maria que estaba ahí lo abrazo e intento consolarlo. No sabia que decirle, solo quería que el supiera que ella estaba ahí para él. Los próximos días fueron muy difíciles, llenos de emociones, entre la misa y el entierro sentía que no podía más, Maria había sido un gran apoyo, pero se sentía muy culpable y casi no le hablaba, ella quería apoyarlo, pero él se encerró en si mismo. Un día después del entierro, ella decidió irse de esa casa, si bien lo amaba mas que a su vida, él no la dejaba ayudarlo ni apoyarlo y su indiferencia la estaba matando, así que tomo valentía y fue al estudio, se sentó en frente de él y le dijo:

- Mañana mismo me regreso a mi casa, ya mi trabajo acabo y no tengo nada que hacer aquí.

El la miro sin decir palabra, si bien no quería que se fuera, su culpa no dejaba que él la detuviera. Así que le dijo:

- Esta bien, mañana tendré listo tu ultimo cheque, te deseo todo lo mejor.

Ella sintió como cada palabra le partió el corazón, pensaba que le diría lo que le gritan sus ojos, estaba enojada por su cobardía. Llevada por la rabia de dice:

- También te deseo lo mejor, y espero que algún día vuelvas a encontrar la felicidad, por el dinero no te preocupes no quiero nada que venga de ti, hasta nunca Esteban San Román y espero que no te arrepientas de esta decisión.

Se fue hecha una furia, pero mas estaba herida, le dolía verlo así con tanta culpa, pero más le dolía que no admitiera lo que sentía, que la dejara ir así no más. Esa noche tomo sus cosas y se fue sin hacer ruido, no tenia el valor de despedirse cara a cara, así que solo dejo una carta en su lugar.

Un contrato de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora