| El fin, pero no de todos | 25

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| Hailey |

Los nervios amenazaron con asfixiarme. Tuve que tragarlos y esconderlos en un cajón bajo llave.

—Milos, Kaisser y Bri, ustedes vayan a ubicar cámaras que graben lo que ocurre en el patio central —habla Eros rápidamente con tono muy autoritario—. No dejen que los vean.
»El resto estaremos abajo intentando acercarnos.

—Bri no tiene traje de kevlar —interrumpe Kaisser, señalándola—. Rompimos el suyo.

—Ella no se expondrá —le confirmo, medio ordenándole también a Bri que se cuide.

—Supongo que nadie se preocupará de nosotros. Está bien —se queja Trev, armándose.

—Pero Hailey...

Le interrumpo a Bri poniendo mis manos en sus hombros.

—Haremos lo que haga falta para terminar esto —aseguro y agrego en voz baja—: confío en ustedes.

Antes de que insista cualquier cosa, Milos la arrastra para acatar órdenes.

—¿Qué hacemos con él? —pregunta Rubí señalando a Riley. Este hace una mueca.

—Deberían confiar en mí a estas alturas.

—No te daré un arma —me niego.

Inclina la cabeza.

—No la necesito, no le dispararé a ellos.

Miro a Eros y este a mí. No estamos muy seguros, pero ya no queda otra opción.

—Está bien.

Bajamos por las escaleras de emergencia con precaución, manteniéndonos en formación para vigilar cuidadosamente por donde vamos. Escucho ruido en el patio central, pero aún no logro ver nada.

Al llegar abajo no quedamos del todo expuestos, por suerte, puesto que hay una pared que se extiende como un pequeño pasillo que ha sido utilizada como tablero de informaciones.

—¿Qué haremos? —susurra Rubí, evaluando la situación como nosotros.

—Mantén un ojo en Riley. Tendremos que acercarnos hasta los pilares para poder observar mejor —pide Eros—. Yung, será mejor que vayas con tus armas hasta el segundo o tercer piso.

Le detengo antes de que se marche.

—Cuida a los rehenes que traigan. No te preocupes por nosotros porque si algo va mal nosotros seremos la distracción y tú podrás salvar a esa gente.

Asiente una sola vez, sin despedirse.

A Riley se le ve perdido, pero comenta algo que se le acaba de ocurrir, al parecer.

—De verdad confías en todos ellos.

Pongo los ojos en blanco.

—Resulta que hay personas en las que sí se puede confiar.

—¿Están listos? —nos distrae Eros.

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