| Otra vez | 14

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⚠️ADVERTENCIA:  si bien la historia ya tiene advertencias previo al primer capítulo, quiero recordarles que el contenido a continuación será explícito y enfocado en un público adulto-joven y/o adulto puramente.

Queda a su juicio el continuar con esta lectura.

Por lo demás, espero que conozcan mejor lo que son realmente los hermanos Millard.

***


Esto no es más que un contratiempo.

Me pasé buena parte del día pidiéndole al señor Millard que cancelara sus dichosos planes. Hubiese sido más productivo hablar con una pared.

En vista de que no puedo impedirlo, puedo unirme al desastre.

Todos estamos vulnerables y nos oponemos rotundamente a exhibirnos el día de hoy. Rubí intentó convencer a su padre de volver a Australia, pero este insiste en que es algo absolutamente necesario. Ella pareció entender las palabras que no quiso decir y, antes de que pudiese preguntarle, decidió desaparecer en alguna parte de su mansión.

De seguro tiene una idea de lo que ocurrirá esta noche.

El señor Millard nos ordenó lucir de gala, lo que solo les permite a los hombres usar su chalecos antibalas. Las chicas y yo nos encontramos completamente expuestas.

Memorizo el plan de seguridad para esta noche una y otra vez para sentir que estoy cubriendo todos los ángulos: distribución del equipo, accesos y corredores cubiertos, ventanas de vigilancia, vigilancia en el techo y distribución externa a la mansión.

Por suerte Milos no será parte de la seguridad de hoy, sino que solo un invitado, si gusta. Flynn Millard está loco si piensa que voy a dejar a un hombre desarmado de todas formas.

Por otro lado, no puedo prohibirle a Bri que participe de la fiesta esta noche. A pesar de lo mucho que Kaisser me insistió, no tengo una verdadera excusa como para liberarla de sus deberes.

—Este trabajo se pone algo complicado —hablo para mí en un susurro.

No me permitieron portar una pistola ni un arma visible. Así que me veo obligada a hacer uso de técnicas muy incómodas.

Primero, el liguero de mis pantys que usualmente ocuparía no me permitiría guardar navajas a la altura de los muslos. Mi vestido rojo se adhiere a mi cuerpo hasta más o menos esa altura y tiene abierto para dejar expuesta una pierna, por lo que tengo que ocultar mi navaja grande a la altura de mi espalda baja de lado a lado sujetándose solo por la ropa interior de cintura alta. Visiblemente no se notará, pero sentiré la presión toda la noche y tendré acceso fácil a esta ya que mi vestido me deja expuesta la espalda.

Como segundo paso, me pongo mi sujetador de tirantes para cubrirlos con los de mi vestido. Este sujetador permite ubicar el arnés que Kaisser me fabricó que deja esconder una pistola pequeña entre los pechos, justo bajo mi esternón. Definitivamente es el arma más difícil de sacar si tengo una emergencia rápida, pero por eso tengo el plan C: peinado.

Luego de meterme en el odioso vestido y de ponerme los tacones que me hacen crecer fácilmente otros diez centímetros, comienzo a arreglar mi corto cabello para esconderlo dentro de una peluca castaño claro. Esta fue confeccionada con cabello real y es quince centímetros más larga que mi pelo.

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