2. Distancia acortada

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Por eso estamos aquí, tú leyendo esto y yo escribiéndolo. Sé que no soy el mejor escritor ni nada de eso, pero espero que mi experiencia ayude a alguien en el futuro, aunque sea a una sola persona, con eso basta para lograr el propósito de este libro.

-Extracto del prólogo del libro "El camino de los héroes", de autor desconocido.


Izuku abrió la puerta cuidadosamente, esperando no encontrar un par de zapatos en la entrada, y pegó un suspiro de alivio al ver que, en efecto, el departamento estaba vacío. Se quitó los zapatos y se puso un par de pantuflas que llevaba en su bolso, en el cual estaban las últimas cosas que le faltaban para la mudanza completa.

El Cuerpo de Exterminio se lo había proporcionado. Izuku se preguntaba por qué eran tan generosos, e incluso lo dejaron graduarse sin superar una "selección final", y llegó a la conclusión de que era para tener un ojo sobre la U.A. y librarse de sus secretismos. Le restó importancia, era bastante conveniente que le prestaran un departamento para él solo y una recomendación para entrar, aunque a él le hubiera gustado dar los exámenes para probarse a sí mismo, pero debía trabajar.

Fue a dar un paseo por las habitaciones, susurrando algunas cosas y caminando al compás del reloj de la pared. Decidió cuál sería su habitación, la más cercana al baño, por lo que la otra quedaba para invitados. Dejó sus cosas e hizo un repaso en su cabeza. La cocina no era muy espaciosa, pero lo justo para una sola persona, en cambio el baño era desproporcionalmente grande —obviamente con respecto al resto del departamento— y venía equipado con algunos artículos de limpieza y mantenimiento. El salón comedor era lo más grande, pero tampoco por mucho. Tenía un mueble sobre el que había una televisión algo grande para el gusto de Izuku, un sofá de tres plazas que combinaba con la alfombra negra y una mesa de cristal sobre la cual había un fino mantel que recorría el largo de la mesa y un florero vacío.

«Está limpio, alguien debió haber pasado en la mañana —pensó Izuku.»

Esto lo preocupó. Alguien más tenía acceso al departamento a parte de él, debía ser cauteloso. Decidió que llevaría siempre consigo sus cosas importantes: su espada, su haori —regalo de su maestro— entre otras cosas, y nunca separarse de ellas. Al día siguiente sería su primer día de clases, y estaba algo emocionado al respecto. Tenía la esperanza de lo encontrarse con ellos, que hubieran fallado el examen o lo que fuera.

De cualquier forma, él no se doblegaría, demostraría de lo que estaba hecho... O tal vez simplemente ignorarlos ya que se podía dar aquel "lujo".

Dejó su nuevo uniforme sobre el aún vacío escritorio y se cambió, listo para dormir, incluso si eran con suerte las 6 de la tarde. Había sido un día agotador.


[En otro lugar]


—Entiendo —dijo la chica de cabello negro y ojos rojos haciendo una reverencia.

—Tengo entendido que tu estadía aquí será corta —comentó el director.

—Sí, mi familia hizo las conexiones a la U.A. y logré la recomendación hace unos meses, pero por varias razones no pude moverme a tiempo —aclaró la chica.

El director se apoyó en el respaldo y suspiró.

—Bueno, no hay mucho que podamos hacer ahora —dijo el director algo desanimado. —Es una pena perder a alguien tan prometedor...

Miró a la chica a los ojos. Vio pesar en ellos, pero también aquel brillo característico que había visto unas pocas veces. El brillo de un héroe.

El Camino de los Héroes | BNHA x KNYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora