• Día 2 •

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Ligeramente inspirado en el mito de Apolo y Jacinto. Puede tener algunas diferencias o temas del mito original tratados por encima para que la historia no se hiciera demasiado larga.


* * * *


Canto primero

«Cantaban las musas que el dios del sol una vez se enamoró. De un muchacho cuya sonrisa era más brillante que una estrella, y con un corazón que sabía exactamente como dar todo el amor»


Había una vez una historia, y en esa historia el dios del sol se enamoró de un mortal.

Era el hijo del rey y la reina de los dioses, y el hermano menor  de grandes pilares divinos que protegían a la sociedad con su magia de la naturaleza.

Su pelo era blanco como una nube en la derecha, y rojo como el fuego del sol en la izquierda. En un ojo podías bucear en los rincones más alto de un firmamento despejado, mientras que el otro solo parecía un día nublado.

Su nombre era Shouto, y aunque no quería realmente ser un dios, ¿qué otra cosa más podía hacer que aceptar su cruento destino?

¿Existía otra vida más allá para los dioses? Lo cual siempre le derivaba a otra pregunta...

¿Quién no querría ser un dios? Eso le preguntaban sus hermanos a menudo. Su hermana que era las estrellas, y su hermano que era como la luna, todos dignos herederos del gran rey Enji, el señor de los vientos y tormentas. Y ahora que el más grande de ellos se había retirado a otros confines, a Shouto más opción no le quedaba que tomar su tarea como dios del sol.

Y aunque la vida de los dioses llena de lujos y poder estaba, solo una única cosa era lo que Shouto más deseaba; pero, no eran más que puras locuras y delirios de un pequeño dios solitario.

¿Quién podría amarle exactamente por su interior, y no porque era el gran y todopoderoso dios del sol?

Pero por supuesto, incluso la vida de los dioses estaba llena de las más grandes sorpresas.

Un muchacho de mirada dulce jugaba siempre en las praderas a las afuera de la ciudad. Aunque físicamente no lucía mucho más pequeño que Shouto, su porte angelical le hacía sentir que tenía el alma de alguien inocente.

Tenía los ojos tan verdes como la vida en aquella pradera, y la piel moteada de manchas que parecían besos de la luz del sol.

Y Shouto no supo si fue por eso, o porque era en realidad tan hermoso como una flor, que una forma humana ante él materializó. Dejó que su túnica dorada ondeara con la brisa de verano, y con pies descalzos hasta el muchacho se aproximó.

TodoDeku Week 2020 - BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora