Parte 5: Conociendo a la familia de Juliana

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Habla Valentina

Me encontraba en mi cuarto con el teclado y escucho mi celular sonar, decido contestar sin mirar.

Aló.

La señorita Carvajal, por favor.

¿De parte? – pregunté intrigada

De Juliana Valdés, su profesora en el instituto - al escucharla sonreí.

Ah, hola... no esperaba su llamada, dígame.

La llamo porque usted y yo tenemos un asunto pendiente por arreglar.

¿Está llamando para amenazarme?... Pero como se atreve pedazo de abusiva... usted no tiene vergüenza, primero me agrede y luego invade mi privacidad llamando a mi celular – con fingida molestia – ¿Cómo lo consiguió? ¿también tiene mi Facebook? Seguro que me va acosar por el chat.

Señorita por favor, me puede dejar hablar.

¿Esta acá afuera? ha venido a darme el par de golpes que no se atrevió a darme en el instituto, le advierto que llamo al 911 – dije mirando al celular.

¿Señorita que daño puedo hacerle por el teléfono? – me grito por el teléfono.

Auch... en primer lugar daño a los oídos y no grite así, porque le cuelgo profesora.

Señorita por favor entonces puede usted dejarme hablar un minuto.

Ya hable, pero que sea rápido, porque me tengo que ir al hospital a que me chequeen el brazo ya casi ni puedo moverlo.

La llamo a ver si podemos hacer las paces.

¿Si? – pregunté sorprendida.

Si, las cosas no han comenzado muy bien entre nosotras.

Mmmm... de nuevo va a echarme la culpa – rodé los ojos.

No señorita, solo quiero hacer las paces, llevarme bien con mis alumnas, yo creo que si todos ponemos un poquito de nuestra parte podemos llegar a entendernos y a relacionarnos mejor... yo pienso que usted es una chica muy talentosa – yo estaba sorprendida por lo que me estaba diciendo. Me estiré en la cama y seguí escuchando a la profesora – ¿Valentina?

No, siga, siga... la escucho – la escuché suspirar por el teléfono.

Bueno pienso que usted y yo mañana en clase... podríamos darnos una segunda oportunidad.

Y guardar los puños en los bolsillos.

Y usted también podría... dejar de destrozarme las clases con sus bromas.

Ahí no pues profesora – dije sonriendo – ya usted también pide mucho ¿no?

Señorita es mucho pedir que por favor me deje hacer mi trabajo.

Yo también tengo que hacer el mío, además usted se ve tan torturable – contesté mirando mis uñas las cuales faltaban pintar.

Yo sé que usted es una persona inteligente, creativa y con mucho talento solo necesita trabajarlo un poco – escuchaba y me sentía nostálgica pues nadie me había dicho eso antes, solo mis padres como los extraño, me hacen tanta falta.

BESOS ROBADOS - JULIANTINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora