La habitación es grande y acogedora, una cama gigantesca en medio y un pequeño refrigerador seguido de un par de muebles y puertas que llevaban al baño y a un closet. Ese lugar podría ser fácilmente más grande que su antigua casa, pero no es algo en lo que JiMin se detenga a pensar mucho cuando tiene a San abrazado a él y a YoonGi a sus espaldas. Escucha la puerta cerrarse y un par de suaves pitidos siguen. Claro, la habitación es una celda decorada.
—Te quedarás aquí por un tiempo.— Habla YoonGi mientras se adentra a la habitación y abre las ventanas, que para la sorpresa de JiMin no son más que pantallas que simulan el exterior. —No intentes huir, solo hay una puerta, las ventanas en realidad son...
—Lo se.— Interrumpe bajando a San y dejándolo sobre la cama. —No soy tan ingenuo como para creer que me dejarían escapar tan fácil.
San no espera ni un segundo para saltar sobre la cama y JiMin se arrepiente un poco de no enseñarla a estar quieto, incluso en una situación como esa el niño puede mostrarse despreocupado ignorante de la situación. JiMin lo malcrió demasiado y ahora debe de protegerlo como nunca antes.
Escucha la suave risa de YoonGi y gira de inmediato para encontrarse con su preciosa sonrisa. Y ahí olvida todo. Nunca había visto a YoonGi sonreír con ternura, las sonrisas se limitaban a ser burlonas o coquetas para jugar con la mente de JiMin, pero esta vez no parece haber segundas intenciones, YoonGi realmente sonríe con honestidad a causa de San. A causa de su niño. Detesta a YoonGi. Extiende sus brazos y carga a San para dejarlo nuevamente sentado.
—Al parecer es un niño.— Habla YoonGi de repente y la piel se le eriza a JiMin.
—Que observador.
—Más de lo que crees, él realmente parece un niño y no un adulto enano.—YoonGi se acerca con una pequeña sonrisa y abre el minirefigerador sacando de él una lata que le ofrece al niño. San la toma con los ojos brillantes y JiMin se la arrebata de las manos.
—No es veneno.— Aclara YoonGi.—¿Qué gano yo con matar al niño?
—No lo se, y no me importa.
—Pero tengo sed—San hace un pequeño puchero cruzándose de brazos. —JiMin, por favor.
—No.
—¿Sabes que es más probable que termines matando al niño de sed a que sea envenenado por esto?— YoonGi suspira segundos después para abrir la lata y darle un largo sorbo. —¿Ves? No hay nada que temer. Toma niño.
Por un segundo JiMin tiene que sacudir la cabeza para comprender que YoonGi no le habla a él, le habla a San. Permite que su hijo se levante sobre la cama y extienda sus manos hacia YoonGi, es un sentimiento extraño verlo de tal manera, sin embargo deja que pase mientras contiene la respiración. Antes de que el niño pueda tomar un trago JiMin toma la dichosa lata y bebe de ella.
—¡Ah! Bien, espero mi turno—San hace puchero y se vuelve a sentar.
El sabor dulce del refresco no tiene nada extraño, de hecho, es algo que JiMin conoce ya que son parte de los suministros que pueden conseguir para el refugio. Suspira una vez comprueba que no hay nada malo con la bebida y se la da a San para que este por fin pueda tomar. Escucha la risa de YoonGi y detesta tanto lo risueño que se ha vuelto, YoonGi no tenía porque reírse.
—No tienes que ser tan paranoico, no vamos a lastimarlos.— La suave voz de YoonGi puede colarse entre los poros de JiMin, penetra tan fuerte en él que se encuentra entrecerrando los ojos. ¿Cuánto tiempo estuvo extrañándolo? Lo detesta tanto.
—Señor—San se acerca un poco. —¿Dónde están los demás? ¿Ellos también pueden venir?
—Guarda silencio, San.— JiMin cubre la boca del niño con una mano y lo abraza para que no pueda liberarse, YoonGi alza las cejas y se burla. —Ya habíamos hablado de esto.—Murmura.
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Inmundo »YoonMin« #2
RomanceJiMin es un chico de 15 años tratando de sobrevivir a los vestigios de una guerra. Recolectaba, vendía compraba en su pequeña y devastada ciudad, pero un sucio llegó para tambalear su corta vida. Cuatro años después, habiendo logrado huir de su ant...