La ropa de YoonGi le queda bien, algo holgada aunque no mucho realmente, es ropa que él usaría en cualquiera de los casos para evitar el frio, en cambio San no tiene nada más que vestir que la camisa de YoonGi que arrastra por el suelo, al menos JiMin se siente un poco aliviado de que el niño no pueda correr con esa cosa puesta. Es lindo verlo intentando solucionar el problema cuando ambos saben que no lo hará.
—¡No me gusta!— Grita San rodando por el suelo mientras que JiMin lo ve desde la tranquilidad del sillón. —¡Quítenmela! ¡Me come! ¡Me come!
—Con lo sucio que terminarás si sigues revolcándote en el suelo, lo dudo.— Le responde sin intentar levantar al niño. San lo ignora y sigue dando vueltas enredándose más en la camisa. Nunca había notado que su niño realmente es pequeño.
Suspira golpeando su espalda contra el respaldo del sillón. La casa de YoonGi es hermosa y aunque tiene solo un piso es grande, hay ventanas gigantescas que van del techo al suelo y que dejan ver la enorme y hermosa ciudad que hay afuera, JiMin no sabe en que piso están, pero intuye que es demasiado alto como para contar. Y el vértigo que siente al asomarse lo hace extrañar la tierra.
¿Qué más decir? Paredes blancas y pulcras junto con muebles que vio alguna vez en un catálogo cerca de la ciudad nueve, es algo que él nunca imaginó estando en su pequeña y miserable casa junto con su familia. ¿Su madre habría visto todo esto? Quizás ella hubiera estado maravillada y le encantaría, la haría feliz tener un lugar hermoso donde poder hacer su vida. Quizás ella hubiera deseado una vida como los sucios.
Su madre estaría feliz de saber que su hija vive en un lugar tan lindo. Un lugar que JiMin nunca le habría podido dar.—Oye, una camisa se come a tu niño.— Escucha a YoonGi y voltea hacía San encontrándolo consumido por la tela blanca. Suspira y se levanta para tomar al niño.
—Ya está.— Deja libre a San cuando lo libera y el niño corre tan pronto toca el suelo.
—Es lindo.— Dice YoonGi y eso le provoca una pequeña sonrisa.
YoonGi es amable con ellos, no le niega nada a San ni se enoja cuando el niño hace algo mal, en cambio es paciente y prefiere dejárselo por completo a JiMin. Tampoco ignora a San, si el niño le habla YoonGi responde y siempre parece estar al tanto de él, cuidándolo de que realmente no se haga daño. ¿Debería estar agradecido? No sabe que pensar cuando lo ve, YoonGi no es alguien en quién debería confiar. Pero lo hace.—Aunque es de esperarse, es hijo mío.— Ah, no, detesta a YoonGi.
—Él no se parece a ti.— Aunque a decir verdad no le molestaría que San se pareciera a YoonGi. —Se parece a mi hermana.
YoonGi se encoge en hombros y él sonríe. Le incomoda sonreír tanto, y es tonto, no debería sentirse incomodo por sonreír ¿Quién se siente incomodo por hacerlo? Él lo hace, suele sonreírle a San todo el tiempo y lo hace con SeokJin, JiMin no es una persona incapaz de reír, es alguien normal, pero el simple hecho de estar haciéndolo casi todo el tiempo frente a YoonGi lo hace sentir extraño. Estar con YoonGi es extraño.
Todo es tan calmado y hogareño, tan tranquilo que no sabe que hacer, no sabe que sentir ni que pensar cuando todo está bien. Todo está bien. Es raro, porque nada en su vida estuvo bien. Nació en un lugar donde tenía que buscar entre los cadáveres para sobrevivir, traicionó a su gente y despues huyó de un genocidio. Estuvo por cuatro largos años cuidando de su pequeña familia huyendo de los sucios y consiguiendo a personas desamparadas que buscaban un lugar. Pero ahora no hay nada, solo él y San, junto a YoonGi.
Todo está bien.
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Inmundo »YoonMin« #2
RomanceJiMin es un chico de 15 años tratando de sobrevivir a los vestigios de una guerra. Recolectaba, vendía compraba en su pequeña y devastada ciudad, pero un sucio llegó para tambalear su corta vida. Cuatro años después, habiendo logrado huir de su ant...