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Cuando JiMin abre los ojos San se encuentra envuelto entre sus brazos, el niño tan dormido que su respiración es un calmante para JiMin. Quizás San pueda ser sumamente ruidoso cuando está despierto y es difícil mantenerlo quieto, pero cuando el niño duerme o se oculta parece un pequeño ser invisible e insonoro, no como WooYoung, quién se queja y habla dormido. Su hermana era igual, en las noches se mantenía tan quieta y callada que JiMin tenía que comprobar cada cierto tiempo que estaba viva.

Besa a San en la frente y lo observa dormir. Una pequeña sonrisa se asoma entre sus labios y se pregunta cuanto tiempo durará su falsa calma, porque es consciente del lugar en el que se encuentra, es consciente de que los sucios pronto decidirán qué hacer con él y que probablemente sea una ejecución. ¿Por qué era tan castigado intentar vivir?
Para la gente de su antiguo país vivir era una travesía, desde el momento de nacer en donde tenían que librar cientos de enfermedades o del frio inmenso que se producía por las noches, cuando llegaban a niños era un milagro, un golpe de suerte o era producto de padres con experiencia que ya tenían millones de fallos en su haber. Al llegar a la adolescencia la mayoría de los jóvenes eran reclutados y ahí morían en una guerra fallida. Para cuando eran adultos ya tenían una larga lista de difuntos a cuales llorar.

JiMin espera que la vida de San no sea así, en el fondo tiene la esperanza de que su niño consiga ser feliz en un lugar tranquilo y sin preocupaciones, que pueda ser tan ruidoso como quiera, que pueda jugar y correr libre por sus propios caminos. Es tonto, pero sueña con darle a San la vida perfecta de los cuentos que solía leerle su madre.

—JiMin.— Sale de su ensoñación encontrándose con los ojos curiosos del niño. —¿En que piensas? Estabas sonriendo.

—En nada— Responde deshaciendo su sonrisa y peinando el cabello de San hacía atrás. —¿Por qué no regresas a dormir?

—¿Puedo preguntarte algo?— Suspira antes de asentir, su niño es adorable, pero abrumador cada vez que tiene que preguntas sobre algún tema, San ya está en esa bonita etapa de las preguntas. —¿Me parezco a mi papá?

—¿A mi?

—No, a mi papá, a mi otro papá ¿me parezco a él?

—San...— Le resulta incomodo, en realidad no le interesa quién es el padre de su niño, para JiMin San no es hijo de nadie más que de él, no le importa, pero aún así se aleja un poco para observar su rostro por completo intentando encontrar un parecido en YoonGi o en HoSeok. Entrecierra los ojos prestando atención a cada detalle.

—Tu...— Encuentra algo similar en el rostro del niño y no puede evitar sonreír. —Te pareces tanto a ella.

San se parece a su hermana, los mismos hermosos ojos y linda nariz. Abraza al niño sin darle oportunidad de hacer preguntas, sabe que San está confundido por su respuesta pero no hablará más al respecto. Por ahora está feliz de que las personas que más ama en el mundo tengan un gran parecido.

—JiMin...— Balbucea San haciendo el esfuerzo de apartarse.

—JiMin, tengo otra pregunta...—JiMin no lo deja hablar, prefiere jugar un poco aferrándose al niño. —¡JiMin!

Por fin lo suelta sin dejar de reírse, su pequeño se ve tan enrojecido y malhumorado que le causa gracia la mueca enojada de su lindo rostro, es como ver a un gatito enojado. Golpea su nariz con un dedo y sale de la cama poniendo de una vez los pies sobre la tierra. No debe jugar mientras está confinado en una habitación de los sucios, él debe estar alerta cada segundo.

Comienza a buscar cámaras por la habitación intentando ser discreto pero cada paso se siente tan pesado y que resuena en el silencio que sus nervios no cooperan del todo. Intenta no observar nada directamente, tampoco finge no curiosear por ahí porque sabe que sería demasiado obvio si no lo hiciera, prefiere parecer ingenuo pero natural que tranquilo y sospechoso. Él no es ningún agente secreto y ni siquiera tuvo estudios, así que no sabe muy bien como escapar o actuar en esa situación.

Inmundo »YoonMin« #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora