Capitulo 9

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Habían pasado 3 largos años desde que Natasha fue a buscar a Bruce el día de su boda, la pelirroja se había quedado solos dos meses en la ciudad después de eso para ayudar a su jefe a levantar la revista después de lo que paso con Sharon, en tan solo poco tiempo logro conseguir buenos tratos con marcas de ropa y diseñadores de prestigio, después de eso una empresa italiana quería hacer un intercambio con uno de sus editores solo para trabajar una temporada, Natasha lo vio como una oportunidad para alejarse un tiempo. Steve no estaba listo para separarse de su mejor editora, pero el sabia por lo que ella estaba atravesando y a pesar de ser su jefe era su amigo y la quería ver bien así que acepto que se fuera por una temporada. Desde entonces Natasha se había ido del país, no quería volver a dejar a su padre, pero él dijo que mientras ella este bien él lo iba a estar, por lo tanto todos los días lo llamaba para saber cómo estaba. La última vez que lo hizo le dijo que regresaría de nuevo a la ciudad, pues la temporada del intercambio había terminado y lo curioso es que regresaba el día de su cumpleaños.

La rusa había bajado del avión y apenas salió del lugar tomo un taxi para que la llevaran a su casa, al llegar pago y bajo con todo y maletas para adentrarse y darle la sorpresa a su padre, pero la sorpresa se la llevo ella cuando entro y no lo vio, por ninguna parte. Pensó que seguro había salido a comprar o algo así, por lo tanto subió sus cosas a su habitación y se recostó en la cama mirando el techo y suspirando; claro que la había costado no mirar la casa de al lado.

Estaba sumida en sus pensamientos cuando escucho que algo había caído, solo giro su cabeza y observo un avión de papel en su piso; se levantó de la cama y tomo para abrir este y leer su contenido.

"¿Quieres una cita de cumpleaños conmigo?"

La rusa se acercó a la ventana y miro al frente, poco a poco fue apareciendo Bruce que estaba detrás de la cortina, ambos se miraron fijamente sin decir nada. Bruce la contemplaba con una sonrisa, seguía tan hermosa como siempre, se había cortado su cabello arriba de los hombros, pero no había cambiado nada, aún tenía esa mirada que hacía que el tiempo se detuviera.

La chica fue a su escritorio a buscar una pluma para responder y cuando lo hizo se giró, pero el ya no se encontraba sino otro avión de papel en el suelo, así que lo tomo y lo leyó.

"Si tu respuesta es un sí, te espero en tu patio trasero."

Al terminar de leer dejo los papeles en su cama y salió de su habitación bajando las escaleras a prisa y al salir por la puerta de la cocina se encontró una mesa con comida y un pastel, todo está decorado con globos, serpentinas y solamente dos sillas, Pero lo más importante Bruce a un lado de la mesa.

-Bruce...- Susurro su nombre, estaba confundida, y su corazón palpitaba demasiado que sentía que iba a desplomarse de los nervios, se preguntaba ¿Qué es lo que hacía ahí? Después de casi tres años y unos cuantos meses lo volvía a ver, solo que esta vez con recuerdos y sin que él estuviera a punto de casarse.

-Hola Natasha.- se acercó a ella un poco.

-¿Pero qué es lo que...- aun le costaba procesar lo que estaba viendo, ni siquiera tenía palabras para decir algo.

-Hace tiempo me di cuenta de algo, me di cuenta de que estaba viviendo en un error, me di cuenta de que no estaba listo para dar un paso importante en mi vida, no si no era con la persona que amaba de verdad, me di cuenta que deje ir a una persona a la que siempre le intereso que consiguiera mis sueños y metas, una persona a la que si quería que realizara mis sueños sin importar que, a una persona que me aceptaba tal y como soy, me di cuenta que había dejado ir a NatashaRomanoff, el ser humano más maravilloso que hay, que a pesar de todo logro a ser quien es en realidad.- Tomo sus manos con cuidado, están estaban temblorosas y frías. –Solo me basto un año para darme cuenta de mi error y me arrepiento de ello, también de no irte a buscar cuando abrí mis ojos, el miedo me consumió y yo te había hecho daño aquel día que corriste a buscarme.- suspiro. –Créeme que esos días en los que estuvimos juntos fueron suficientes para darme cuenta que mi amor por ti nunca va a dejar de existir, creí que casándome todo iba a cambiar pero no fue así, no había día en que no pensara en ti, de verdad no había día.- La ojiverde empezó a llorar en silencio, pero atenta a sus palabras. –Todas las noches soñaba con aquel beso en el lago y lo especial que me hizo sentir, desde ahí supe que nunca iba a sacarte de mi cabeza, porque te amo, Natasha.- tomo sus mejillas y le limpio las lágrimas con sus pulgares. –Solo espero que no sea tarde para remendar mi error.- dijo con algo de miedo.

MEMORIES (Brutasha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora