Capítulo 11
La mañana de Draco empezó con una carta. Una carta bastante corta, pero que lo dejó quieto por un largo rato. La recibió mientras comía su tostada en el desvencijado escritorio de madera en el decadente pub donde se estaba quedando.
Querido Malfoy:
Hola. Yo y Crabbe estabamos pensando que deberiamos hablar contigo pero el dijo que no deberia escribir. Zabini tambien dijo que no. Vamos a recibir las marcas pronto. Mañana, creo. Zabini ya tiene la suya. Mi papa escribio y dijo que deberia ir con Zabini. No creo que mama sepa. Creo que Pansy tiene una tambien. ¿Debo ir?
Supongo que estas por ahi haciendo cosas de la guerra. ¿cuando vas a regresar? Zabini dijo que no vas a regresar y que tal vez seas un traidor. ¿Que pasa? Tengo que irme.
Goyle
Afuera, los pájaros cantaban, atrapados bajo la luz verde que reflejaba el tejo en el exterior de su habitación. Eran indiferentes a la guerra a su alrededor, pensó Draco. Su mano sostenía la carta de Goyle sin fuerza; estaba perdido en sus reflexiones y todavía no sabía qué debía pensar. En algún lugar de su memoria, podía escuchar la aguda voz de Pansy gritándole a Goyle por sus faltas de ortografía; le había dado por corregir sus ensayos, particularmente los de pociones. También podía ver el ceño fruncido de Goyle que, frustrado, escuchaba pero no llegaba a comprender por qué los acentos tenían que ir donde iban o que palabras como Slytherin tenían que ir con mayúscula inicial.
En un sobresalto, Draco también pensó en Pansy y en Zabini, portando orgullosamente sus marcas tenebrosas. Y con eso, ya estaban en lados opuestos, oficialmente. Aunque tal vez eso ya había pasado cuando había hecho el juramento ante Dumbledore. O ante quienquiera que hubiera sido. Draco se levantó y puso la carta de Goyle con todas sus otras cartas. Y decidió seguir adelante. Este pueblo en particular estaba desprovisto de actividad mortífaga, o eso parecía. Ninguna de sus trampas se había activado. Estaba cansado de esto y frustrado por el hecho de que extrañaba horriblemente a Potter y odiaba tenerlo tan lejos.
Se le ocurrió una nueva idea. A la mierda la misión, pensó Draco y empacó sus cosas rápidamente. Era hora de averiguar dónde vivían los Weasley.
* * *
Ottery St. Catchpole verdaderamente tenía un hotel. Era pequeño, de sólo diez habitaciones, y bastante antiguo. Un espléndido ejemplo de un tranquilo lugarcito abandonado pero bien preservado, hecho totalmente de piedra sólida. Había cornamentas en el pub y escaleras abajo, todas las mesas estaban muy juntas. A pesar de eso, a Draco más o menos le gustó el lugar.
La casa de los Weasley —la madriguera, pensó Draco con disgusto— tenía un nombre adecuado para el agujero de unos animales. Probablemente los Weasley pensaban que era encantador o algo así, pero personalmente le parecía repulsivo. ¿Potter se estaba quedando allí? ¿En esa tambaleante imitación de casa? Parecía a punto de caerse a pedazos, incluso más que Grimmauld Place y eso era decir algo. Draco, invisible, rodeó el jardín. Envió los hechizos de detección que Dumbledore (o su doble) le había enseñado para saber si alguno de los hechizos rastreadores que Draco conocía estaba siendo usado. Sí, ahí y ahí, Draco pisó elegantemente entre las líneas, ahora iluminadas sólo para sus ojos. Los aurores habían tendido redes y no estaba por la labor de romper cualquier ayuda que le pudieran brindar a Potter, por ínfima que ésta fuera, pero tampoco estaba dispuesto a dejarse pillar, como un conejo en una trampa, ya que no era enemigo de Potter. Todo lo que necesitaba era echar un vistazo y quedarse tranquilo. Por lo menos de momento. No, necesitaba más que eso... Draco vaciló, tratando de decidir. Era por lo que había ido hasta allí, ¿no? Sí. Snape no tenía que saberlo.
ESTÁS LEYENDO
Walking the Line [fanfiction drarry/harco]
FanfictionTRADUCCIÓN. El sexto año finalizó y Draco Malfoy es un fugitivo. La guerra ha empezado y una misión no deseada le es impuesta a la fuerza por la única persona en la que confía... y el que una vez fuera su archienemigo tal vez sólo quiera matarlo. Wa...