-Cruda realidad-

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Tord tardó un par de horas en poder recordar algunas cosas de lo que había sucedido. Se encontraba en su cama, mirando el techo pensativo. Preocupado. Aliviado de que esas voces cesaran por un momento. Intento después de mucho tiempo levantarse por fin y salir de esa fría y solitaria habitación, pero un recuerdo borroso le impidió hacerlo.
Recordó ese rostro. Esos ojos oscuros. Inexpresivos y a la vez tan transparentes. Recordó ese dolor. El dolor que sintió al saberlo. Al saber que Tom lo odiaba.
Se sintió terriblemente mal, su corazón le ardía de dolor y su conciencia no lo dejaba respirar tranquilamente.
-Tengo que ir a verlo...-dijo Tord para sus adentros.
Pero entonces la puerta de su habitación fue tocada tres veces.
-Mi Líder? Se encuentra bien?-
Tord reconoció la voz de inmediato. Era Paul.
-Eh...eso creo.-dijo Tord un poco con la voz cortada.
Inmediatamente después Paul procedió a abrir la puerta observando aliviado que Tord aún seguía en cama pero ya más tranquilo y cuerdo.
-Como te sientes? Esta vez fue más grave...Tord, considero que estos ataques repentinos dejaron de ser "normales" hace ya bastante tiempo. Cada vez pierdes más el uso de razón y haces cosas que no solo ponen en riego a los demás, si no que también a ti.-dijo Paul directo y preocupado.
Tord agachó su cabeza, bajando penoso la mirada. Él sabía perfectamente que algo no andaba bien con el. Sabía que era cuestión de tiempo hasta que realmente perdiera el control de sí mismo. Sabía que estaba cada vez más al borde de la locura y lo que más odiaba no saber era él como poder evitar perder su cordura.
-Yo...que fue lo que hice esta vez?.-preguntó Tord confundido, pues había pedazos borrosos que le eran imposibles de recordar.
-Le disparaste al chico. Al soldado que nos pediste que trajéramos te acuerdas? Me parece que su nombre es Edd.-dijo Paul algo incómodo. Recordar esa escena sangrienta era algo molesto. Al tratar de detener la hemorragia tuvo que utilizar sus manos como recurso de emergencia. Su uniforme se manchó mucho ese día.
-Vaya...yo, lo...-dijo Tord titubeante. Por alguna razón le asustaba terminar la oración.
-No! No No. El esta bien. Algo así. Perdió mucha sangre pero el tipo está bien.-dijo Paul tratando de calmar a Tord. No lo consiguió.
Se hizo un silencio pesado que inmediatamente Paul trató de terminar. Hizo la primera pregunta que se le vino a la cabeza.
-Porque pediste que lo trajéramos? Lo conoces?-preguntó Paul algo dudoso pues no quería sonar demasiado impertinente con aquella pregunta.
-Ah, eh....no es nada importante Paul. Es solo un simple soldado con una cuenta pendiente.-respondió Tord sin decir la verdad.
Lo cierto era que él realmente necesitaba conocer a Edd. Necesitaba verlo en persona finalmente. Lo había observado desde hace ya mucho tiempo pero jamás llegó a hablarle. Cuando era más pequeño nunca tuvo muchos amigos, crecer solo fue no solo doloroso si no que también aburrido. Así que empezó a espiar. Edd era su principal centro de entretenimiento. Lo veía todas las tardes y parte de sus noches. Hacer eso lo ayudaba a distraerse de su traumática y cruda realidad. Sin embargo todo se volvió repetitivo. Entonces, llegó el. Tom. Cuando él llegó a primera fila Tord no pudo evitar emocionarse. Verlo todo el tiempo, era su parte favorita del día hasta que se hizo amigo de Edd. Tord estalló. Se sintió profundamente celoso. Quería hacer algo al respecto y entonces, como arte de magia. Tuvo su oportunidad. Tenía pensado matar a Edd. Como acto egoísta. Pero no pudo hacerlo. Necesitaba saber primero que tan importante era para Tom la vida de ese tipo. Necesitaba ver si al menos en algún momento tendría la oportunidad de tomar el lugar de Edd y ser la nueva persona importante para Tom. Cuando se dio cuenta de lo importante que era para él y de la baja oportunidad que tenía se sintió derrotado. Enojado. Herido.
Por supuesto que todo eso no se lo podía decir a Paul. Era algo personal y difícil de entender. Tord dudaba que alguien lo entendiera a si que simplemente se guardaba ese sofocante sentimiento para sí mismo.
Tord aún con la cabeza gacha no paraba de sentirse mal. No paraba de hacerse una y otra vez las mismas preguntas "Por eso él me odia?" "Algún día alguien me amara?". No paraba de ver esos ojos. Los ojos con los que alguna vez soñó que lo vieran tiernamente. Ahora eso jamás sucedería?
Paul notó lo decaído que se sentía Tord, odiaba verlo de esa manera. Conocía a Tord desde hace años, lo había protegido y cuidado, lo había visto crecer. Ciertamente era un poco difícil no encariñarse con el chico. Lo veía como un hermano menor que necesitaba ser guiado y amado. Así que decidió distraerlo un poco.
- Sabes, también estuviste muy cerca de clavarme una bala en el craneo. Patryck tuvo que noquearte.-dijo Paul riendo un poco al último. Pensar en las acciones rebuscadas e imprudentes que solía hacer su compañero le hacían algo de gracia.
-Eso explica el porque me duele mucho la cabeza.-respondió Tord un tanto más tranquilo.
Ambos rieron un poco, relajando el pesado ambiente en cuestión de segundos. Esos momentos eran especiales para ellos. A pesar de ser breves.
-Patryck se encuentra bien cierto?-preguntó Tord dudoso. Herir a sus dos soldados de confianza, a sus posiblemente únicos dos amigos, lo aterraba más que nada. Aunque no lo dijera.
-Por supuesto que él está bien. Es un tipo difícil de matar. Casi como una plaga. Es fuerte.-dijo Paul al mismo tiempo que tocaba suavemente el hombro de Tord. Provocando que este saltara un poco por el inesperado tacto.
-Tord. Las cosas afortunadamente pudieron controlarse. No te preocupes. Estaremos bien. Tu estarás bien. Nuestros doctores están haciendo lo posible para averiguar qué es lo que te sucede.-
Tord asintió levemente con la cabeza tratando de creer en las palabras de su amigo, tratando de creer que todo estaría bien. Que el estaría bien.
-Paul...yo. Yo necesito saber...herí de alguna forma a...a él experimento?-dijo Tord tratando de no sonar demasiado nervioso.
-Te refieres al chico de ojos negros?- preguntó Paul curioso.
-Si, ese mismo.-
-Jajaja todo lo contrario. Él te hirió a ti. No lo recuerdas?-
Tord negó con la cabeza haciendo una mueca de confusión mucho más obvia.
-El te dio un fuerte golpe en el rostro. Creo recordar que hasta te saco sangre.-Paul volvió a reír un poco más.
-Fuera de eso él está bien. Porque te interesa?.-
Tord trató de no reaccionar ante la pregunta, de mantenerse sereno y tranquilo. Lo logró a la perfección. Sin embargo, por dentro estaba igual de nervioso que un niño cuando habla de quien le gusta. No pudo evitar sonrojarse. Paul lo noto al instante. Mirándolo impresionado pues ya sospechaba de aquellos reales motivos por los cuales Tord preguntaba por aquel chico de pelo claro. Antes de que pudiera decir algo al respecto Tord habló.
-Deja de mirarme así! Regrese a trabajar soldado.-
Paul revolvió un poco los cabellos de Tord y se dirigió a la salida. Antes de irse rio una vez más y dijo:
-No tienes que hacer las cosas solo Tord.-
Tord agachó la mirada una vez más, no pudo responder. Apreciaba la ayuda que Paul y Patryck le daban pero aún después de todos esos años que ha vivido a su lado sigue sintiéndose solo. Tenía un profundo miedo de que si se encariñaba demasiado ellos terminarían abandonándolo. Justo como su madre hizo hace ya muchos años.

Finalmente Tord se armó de valor. Se vistió y salió de su habitación decidido. Ansioso. Asustado.
No tenía idea de la manera en la que reaccionaría Tom en cuanto lo viera de frente.
Mejor dicho, no quería ver su reacción. Sabía que lo odiaba. Que lo aborrecía. Que lo quería muerto.
Esos pensamientos solo estrujaban su corazón.
Caminó un par de minutos, en dirección a las celdas. Pensando al mismo tiempo, con cada paso que daba el que podría o debería decir. Entonces se percató que ya había llegado. Era momento.
Tord soltó un largo y pesado suspiro. No podía creer que sus piernas estuvieran temblando y sus manos estuvieran sudando como nunca antes lo habían hecho.
Saco la llave. La introdujo en la cerradura. Respiro y entonces se detuvo en seco.
Algo le impido abrir la puerta. Un sollozo. De Tom? Por supuesto que era de él. De quien más podría ser?
Tord no estaba muy seguro de que hacer. Pero en ese instante quería abrir la puerta más que nunca y ver qué sucedía. Entonces otra voz lo detuvo y lo dejó perplejo. Sabía de quien era. Conocía ese tono. Esa voz. Era Edd.

En ese instante millones de situaciones pasaron por su cabeza. Ninguna de ellas buena para Tord. Sus celos crecieron nuevamente pero no se notaron más que el dolor en su corazón.
Silenciosamente decidió abrir un poco la puerta. Solo un poco. Para poder observar con claridad lo que realmente sucedía.
Los vio ahí, abrazados. Tom consolando el llanto silencioso de Edd. Justo como lo había hecho en aquella ocasión cuando Tord se sentía derrotado.
No pudo evitarlo. Se dejó guiar por su corazón roto. No lo pensó con claridad. No se detuvo por un segundo para preguntarse si era lo correcto. Solo lo hizo.
Con lágrimas en los ojos que no pudo ocultar y grietas en el corazón imposibles de sanar se abalanzó contra Edd. Alcanzándole a dar varios golpes en su rostro.
Solo fue cuestión de segundos para que su mundo se derrumbara.
Sintió unas manos jalándolo lejos. Golpeándolo. Destruyéndolo. Antes de que sus soldados vinieran a controlar la situación logró ver brevemente sus ojos. Juzgándolo. Odiándolo a muerte.
Entonces lo supo. No había duda de ello. Jamás tendría ese amor. Su amor. Jamás podría estar junto a Tom.

Rastro de cenizas (TordTom)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora