-Malas decisiones-

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Tom nuevamente se encontró esperando, dudoso, en esa misma puerta gigante de madera. Pensando, temblando un poco. No tenía una idea clara de que decir. Se sentía un tanto estupido, estaba teniendo uno de esos "problemas de pareja"? Debía disculparse? Disculparse porqué? El hizo algo mal? Agh, que horrendo. Todo ese tipo de problemas que ahora tenía jamás los había experimentado, jamás se le había pasado por la cabeza que alguna vez se vería envuelto en una situación como esa. Era demasiado complejo para el. Aunque bueno, cualquier sentimiento era complejo para el. Tan nuevo y curioso. Se sentía como un bebé cuando descubre que tiene dedos y que puede moverlos. Que puede sujetar cosas, que puede SENTIR cosas.
Aún no comprendiendo la situación realmente sentía que había regresado demasiado rápido, como si fuera imprudente su llegada en ese instante. Algo le decía que tenía que darle tiempo a lo que sea que estuviera sucediendo en ese momento. Así que simplemente decidió alejarse. Dio un paso atrás y decidido a irse dio media vuelta. Entonces un grito alarmado lo detuvo de golpe.
-Tord! Como se te ocurre!!?-
Por el tono supo inmediatamente que era Patryck el que gritaba como desesperado.
Tom pegó cuidadosamente su oreja contra la puerta prestando total atención a los ruidos del otro lado.

-No se me ocurre otra cosa! Que más debería hacer? Arriesgar la vida de mis soldados, de ustedes, para que?-esa voz era de Tord. Serio, sonaba demasiado serio.
-No puedes rendirte así de fácil! Hemos estado entrenando estas semanas, estamos listos, estamos preparados. Solo, hay que intentarlo!-Patryck otra vez, con un tono que reclamaba atención. Como cuando un niño exige un dulce, solo que, un poco más graciosos y al mismo tiempo molesto.
-Patryck...Tord tiene razón. Es demasiado arriesgado, incluso con todo el entrenamiento que hemos hecho, incluso con todas las mejoras que hicimos...ellos nos superan en número. Perderemos rotundamente.-Paul. Definitivamente ese era Paul. Reconocería esa voz sensata y calmada en cualquier lado.
Un largo silencio se hizo después de eso. Aparentemente nadie tenía mucha idea de lo que era correcto decir. O tal vez ninguno tenía el suficiente valor para expresarlo en palabras. Hasta que finalmente Tord tomó el control nuevamente.
-Daré el aviso. Ellos no tardan mucho en llegar. Tienen 8 horas para largarse de aquí.-dijo
-"tienen"?-preguntó Patryck confuso. Más que nada con tono asustado. Un tono que sabía la respuesta, pero, no sabía si tendría el valor de aceptarla.
Hubo un silencio nuevamente. Ningún ruido. Tom no sabía porque, pero imaginaba los rostros de cada uno apagados, asustados, preocupados. Definitivamente acabados.
-Tord...estas...seguro de esto?-Preguntó Paul con un tono apagado, casi, triste. Se podía notar la melancolía de su sentir.
-No...pero solo así podré proteger lo que aún me queda.-
Silencio. Nuevamente ese abrumador silencio.
De repente se escucharon unos pasos acercarse a la dirección de Tom, este se puso nervioso inmediatamente oírlo pero, no fue precisamente veloz. Cuando estaba apunto de alejarse de la puerta esta ya estaba abierta y Tom, de un segundo a otro, se encontraba tirado en el piso.
Alzó un tanto avergonzado la mirada, Paul y Patryck lo veían fijamente, un tanto confundidos. Y con mucha razón. Pero, ninguno dijo nada al respecto. Ni siquiera Patryck que, de haberse tratado de una situación diferente sin duda se abría burlado de Tom. Pero no esta vez. Esta vez no hizo más que mirarlo y pasar de él. Cosa que automáticamente extraño a Tom y solo con eso tuvo para saber que las cosas no iban nada bien.
-Tom? Estuviste aquí todo el tiempo?-preguntó Tord.
-No no, yo, acababa de llegar...-dijo Tom al instante en el que se ponía rápidamente de pie.
-eh...los dejamos solos.- dijo Paul al mismo tiempo en el que salía finalmente de la habitación junto con Patryck que lo seguía sin objeción alguna.
Cuando finalmente se retiraron Tom se sintió exageradamente nerviosos. Quería decir de todo y al mismo tiempo no decir absolutamente nada. Tenía muchas cosas que expresarle, y aún así, ninguna lograba salir de su garganta.
-Tord, yo..-
-No. Tom. Déjame hablar.-dijo Tord interrumpiendo firmemente a Tom. Sin una pizca de duda en su voz. Cosa que inconscientemente intimidó un poco a Tom.
-Escucha, no quería decirte nada al respecto, no quería alarmarte...pero en vista de que no hay otra opción...ya va siendo hora de contarte.-dijo con un tono severamente serio. Como el tono que utilizan comúnmente los padres cuando están a punto de regañarte.
Tom no dijo nada al respecto. Simplemente se limitó a observarlo atentamente, dispuesto a oír lo que sea que tuviera que oír.
-Cuando mi padre murió, no solo me dejó a su ejército como herencia. También me heredo sus problemas. Y con ellos a muchos enemigos. Gente que es capaz de lo que sea con tal de conseguir lo que desean. Lo único que los mantenía a raya era que ese viejo hombre "papá" aún seguía con vida. Pero, ya no es más así. Ahora finalmente, vienen por mi. Por mi cabeza, por mi armada, por mis cosas. No imaginaba que sería tan pronto pero...así se dieron las cosas.-
-Pero...podemos enfrentarlos no? Somos muchos, podemos con ellos. No es así..?-preguntó dudoso Tom. No estando muy seguro de si lo que decía tenía algo de sentido. Una parte de él sabía la respuesta. Una parte de él sabía que no eran lo suficiente para contraatacar. Pero llegado a ese punto, el simplemente no quería darse por vencido.
-No. No pienso poner en riesgo a mi gente. Mi padre, él lo habría hecho. Él habría mandado fríamente a sus soldados a la guerra incluso sabiendo que la probabilidad de ganar era nula y la probabilidad de sobrevivir inexistente. Yo no soy como el. No haré las cosas como el.-dijo Tord más para sí mismo que para Tom. Como si tratara de convencerse de que él era mejor que ese maldito anciano de frío corazón. Pero, lo era? Realmente lo era? Toda su vida fue un imbecil con todos, incluso con sus soldados más cercanos. Pero esta, esta era su oportunidad. Su oportunidad de compensar todos esos errores que había cometido. Su oportunidad de enmendar todo. Salvándolos tal vez podría demostrar que no era tan malo, podría demostrarse a sí mismo que no era tan malo.
-En ese caso que planeas hacer? Solo huir y ya? Ellos nos seguirán el rastro, te seguirán el rastro. No tardarán más de dos días en encontrarte.-dijo Tom tratando de hacerle conciencia a Tord.
-Lo se. Por eso yo no iré a ninguna parte.-
-Que..?-preguntó Tom. Aterrado de oír esa respuesta que tanto se sospechaba ya que diría. No quería oírla.
-Me quedaré aquí. Seré la distracción. Ellos buscan pelea. Pelea que no les daré el gusto de tener. Solo los esperare y...-Tord no podía terminar la oración. Conocía cuál sería su destino. Quedar en el suelo con una bala en la cabeza y otra en el pecho. Sabía que no sobreviviría. Aún así, no podía decirlo en voz alta.
-Tord...morirás. Si te quedas aquí tu solo ellos te matarán. Te matarán Tord!-dijo histérico Tom que no podía creer que fuera verdad lo que estaba escuchando.
-Un precio que debo pagar.-
Tom estalló. No daba crédito a lo que sus oídos escuchaban. El, de verdad se estaba rindiendo así de fácil? No. No podía permitirlo.
Se acercó al escritorio y azoto sus manos con cierta fuerza y enojo. Miro directo a la cara de Tord, que lo veía sin ninguna expresión.
-No puedes rendirte así de fácil. No puede dejar que ellos ganen así de fácil! Cuándo empezaste a ser tan cobarde? Tord maldita sea! No dejes que todo se acabe de esta forma! Es patético!-gritó Tom. Con una expresión seria y llena de enojo. Expresión que no tardó mucho en cambiar.
Tord se levantó lentamente de su silla, acercándose lentamente a Tom con una expresión fulminadora.
Tom no pudo evitar retroceder un poco.
-Estás diciéndome como debo manejar a mi armada? Estás cuestionándome? No eres más que un soldado de bajo rango al que debí matar hace tiempo.-
Tom no sabía cómo reaccionar, le tomó muy por sorpresa lo que había oído, realmente no era la respuesta que esperaba escuchar, solo se quedó ahí, congelado, ligeramente encogido. No podía, mejor dicho, no quería creer lo que había escuchado recién. Una punzada apareció en su corazón, y luego otra y otra más.
-Fuera de mi vista.-ordenó Tord.
Tom no hizo caso. En lugar de eso se acercó a Tord. Tratando de hacerlo entrar en razón. Tratando de preguntar si lo que había dicho lo había dicho en serio.
Intento tocar levemente su hombro pero Tord fue más rápido. Tomó ágilmente la mano de Tom, sujetándola con fuerza. Lo arrastro por la habitación hacia la salida, como si de un costal de papas se tratara.
-No me has oído. Dije que te VAYAS!-gritó y finalmente empujó a Tom fuera de la habitación. Fue tanta la fiereza que este no pudo evitar caer al suelo sin más. Dándose un fuerte golpe en el trasero, cosa que no se comparaba con el dolor que sentía en ese instante en su pecho.
Tom veía atónito a Tord, incrédulo, pensando que tal vez todo se trataba de una simple broma -muy bien, he caído. Pueden salir ya de su escondite y comenzar a reír- pero no, no era una broma. Todo eso realmente estaba pasando. Realmente le gritó, realmente lo empujó al suelo, realmente lo sacó a patadas de su oficina. Realmente lo había hecho.
-Más vale que te largues antes de que decida disparate en el culo.-dijo al mismo tiempo en que cerraba aquella horrenda puerta de madera de un portazo. Dejando nuevamente un silencio sepulcral.

Y ahí estaba Tom, aún en el suelo. Pasmado. Vaya imagen más patética que daba. Se sintió avergonzado, furioso, confundido. No sabía cómo llamarle a todo eso que aparecía repentinamente en su corazón. Pero ahí estaba. Atormentandolo con su dolor.
Se paró después de un tiempo, cuando cobro conciencia del dolor que sentía en sus nalgas por aquel fuerte sentón que dio. Se sobo un poco, le seguía doliendo. No mucho pero ahí estaba. Y finalmente se fue. Aún confundido. Demasiado.
Quería nuevamente llorar pero, se sentía ridículo por siquiera pensar en hacerlo. Se sentía como un llorón. Tal vez lo era. Pero eso ya empezaba a molestarlo. Decidió solo clavar su vista en el suelo al mismo tiempo en el que andaba sin rumbo ni ganas. Hasta que sus ojos se toparon con dos botas negras, paradas firmes justo delante de él.
Alzó lentamente su mirada y se sorprendió un poco al ver lo que tenía en frente.
Paul y Patryck.
-Tenemos que hablar contigo. Y espero que esta vez realmente nos escuches.-dijo Paul con tono serio.
Y al parecer Patryck no daba señales de reclamo. Simplemente asintió con la cabeza, sin vacilar un poco siquiera. Tom entendió que era algo importante esta vez.

Rastro de cenizas (TordTom)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora