-Destello-

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Finalmente llegaron a su destino. Un lugar alejado, desolado en las montañas. Una casa con estilo victoriano, con detalles elegantes pero viejos y desgastados. A los alrededores había un montón de viviendas más. Algunas destruidas en su totalidad y otras se podía notar a simple vista que llevaban años de abandono.
Cerca del edificio apenas y había personas. Tom visualizó en total a 5 uniformados contándose a si mismo entre ellos. Que al parecer hacían guardia.
Tom volteó nuevamente a ver a Tord, no sabía si debía decir algo o si era más prudente quedarse callado. Aquel lugar era tan desolado y silencioso que si decidía hablar su voz haría eco con las enormes montañas del rededor. Permitiendo que todo mundo oyera sus palabras.
-Sígueme.- dijo Tord sin despegar la mirada de aquella extraña y enorme casa.
Tom sin decir o reclamar algo hizo caso.
Al entrar Tom quedó boquiabierto, se veía el polvo en los muebles y mesas así como las telarañas en los enormes ventanales y extravagantes cortinas, pero aún así, se veía elegante. Sin duda en sus mejores tiempos fue una de las casas con mejor estatus en los alrededores. Aunque ahora solo era un lugar abandonado.
-Porque estamos aquí?-preguntó Tom aún absorto en la vista lujosa y desgastada de la casa.
Tord no respondió. Estaba perdido en su mar de emociones y pensamientos que ni él comprendía en su totalidad.
Tom al no recibir respuesta bajo la mirada sintiéndose algo incómodo. No sabía cómo actuar por lo que se limitó a solo seguir a Tord.
Subieron unas escaleras enormes y altas de madera, que llevaban al segundo piso. Y finalmente ambos cruzaron un alfombrado pasillo largo. en las paredes abundaban cuadros viejos, algunos rotos, otros demasiados sucios como para apreciar la imagen. Uno de ellos forzó a Tom a detenerse, llamándole demasiado la atención.
Una familia posando para la foto. El padre con semblante frío y arrogante. La madre con un rostro apagado y serio. Y, el pequeño niño. Con una tristeza inmensa en los ojos. Era Tord? Por supuesto que lo era. Reconocería esos cabellos alocados en cualquier lado. Entonces la casa era de el? El vivió aquí? Muchas preguntas invadieron la cabeza de Tom en ese mismo instante pero rápidamente pasó de ellas.
quedó fácilmente perdido en el cuadro. Analizándolo de pies a cabeza. Quedando un poco pensativo respecto al semblante de aquel pequeño niño. Parecía que ambos tenían algo en común, venían de un pasado complicado. De una niñez solitaria y una vida jodida. Ahora Tom se preguntaba, qué le había pasado? Parecía ser que él había estado solo toda su vida. Eso lo hizo sentirse un tanto mal por el.
Una voz lo distrajo de sus pensamientos.
-Tom. Rápido.- dijo Tord apresurando a su experimento.
Tom volvió a andar, alcanzando al otro fácilmente. finalmente llegaron a una puerta larga de madera desgastada.
Tord quiso abrir la puerta pero sorpresivamente su mano le temblaba.
no era por miedo, no. Era por rabia. Por odio. Por ganas de venganza que lo consumían poco a poco. Cosa que Tom empezaba a notar lentamente. Pero no lo suficiente.
-Tom...si algo sucede. Podrías, ayudarme a regresar?- dijo Tord con la voz quebrada y un tono lleno de duda.
Tom lo miro confundido. No sabía con exactitud a que se refería. Pero podía notar que el necesitaba ayuda.  Así pues acintio con la cabeza. Ofreciendo su ayuda aunque no supiera muy bien para que.

Después de un par de segundos entraron.
Tom se sorprendió por lo que vio.
Recostado en una enorme y elegante cama se encontraba un señor anciano que parecía extrañamente familiar.
-Hey...ese no es?-dijo Tom dudoso.
-Es el antiguo líder Rojo. Mi padre.- respondió Tord con un tono serio y escalofriante.
Tom volvió a ver a Tord, dándose cuenta de que algo le sucedía. Pero aún sabiéndolo no se animaba a preguntarle. Algo tenia en su rostro que no le agradaba. Su mirada se llenó de odio de un momento a otro y por alguna razón ahora se veía más aterradora que nunca.
Tord se acercó lentamente a aquella inmensa y polvorienta cama. Viendo fijamente el cuerpo inerte de su padre.
Aquel anciano estaba conectado directamente una maquina, Tom no sabía de qué era exactamente pero se podía notar que gracias a eso el sujeto seguía vivo.

Entonces Tom, por un segundo creyó que Tord estaba así por su padre, creyó que como cualquier hijo, él se sentía triste de ver a su único familiar moribundo. Pero rápidamente cambio de parecer cuando vio que Tord desenfundaba su arma para después apuntarle a su propio padre justo en la cabezada.
-Wow! Tord que estás haciendo!?-dijo rápidamente Tom al mismo tiempo que se acercaba a toda velocidad con la intención de arrebatarle el arma.
No era la primera vez que veía a Tord con aquella cosa. Sabía por experiencia propia que nada bueno seguiría después de eso.
Tord no dijo nada. De nuevo esas voces querían tomar el control. De nuevo estaba perdiendo el uso de razón. Se estaba alejando cada vez más de la luz.
-Tord!-gritó Tom al mismo tiempo que tocaba levemente el hombro de él mismo.
Tord ante aquel tacto se alejó bruscamente. Sin siquiera mirar a Tom. Perdiéndose cada vez más en el deseo de venganza. En la negrura de su ser. En ese profundo abismo.
Tord sabía que si disparaba el gatillo en ese mismo instante se crearía millones de enemigos. Gente que quería quitarle su puesto y que al enterarse de la muerte de su padre todos irían directamente por su cabeza. Pues ya no habría nadie que lo "protegiera". Pero, no le importaba. Necesitaba su venganza. Quería su venganza. No podía pensar en otra cosa.
Estaba decidido a disparar cuando inesperadamente una mano le arrebató el arma. Dejándolo desconcertado y furioso. Quien se atrevía a interrumpirlo?? Tom.
-Devuélvela. Ahora!- gritó Tord furioso. Necesitaba ese desahogo y alguien se lo estaba negando. Nada le molestaba más.
-No es la manera Tord. Trata de relajarte.-dijo Tom tratando de convencer al contrario de que se tranquilizara y dejara esas ideas locas de matar.
En ese instante Tom aún no lo sabía, pero ese momento era el menos oportuno para desobedecer a Tord.
-Me estás desobedeciendo? Otra vez!?-dijo Tord acercándose furioso a Tom decidido a desquitar su furia con el. Todo ese odio acumulado finalmente había sido liberado.
Tom retrocedió algo intimidado. Esa mirada y ese comportamientos jamás los había visto en el. Por alguna razón en ese instante se sintió tan pequeño, tan débil. Se sintió como un niño. Como ese niño indefenso que solía ser. Nervioso trato de pensar en algo para resolver esa situación. Solo se le pudo ocurrir algo. Algo estúpido. Muy estúpido.

Tord molesto tomó por los cabellos a Tom. Obligándolo a arrastrarse por el suelo. Tom se jaloneaba, forcejeaba. Trataba de escapar. Al mismo tiempo que se moría de miedo buscaba alguna oportunidad para tratar de aplicar su plan. Pero la fuerza de Tord era muchísimo más que la de Tom. Lo lanzó a un rincón de aquella habitación bloqueándole el paso a alguna escapatoria, lo sujeto del cuello y cuando finalmente estaba dispuesto a lanzar el primer y brutal golpe sintió algo inesperado.
Algo que lo detuvo, que lo impactó.
Un...
Beso?
Tord finalmente había recuperado la cordura. Ese cosquilleo en los labios, lo desorientó, lo distrajo. Lo forzó a recobrar conciencia.
Un calor intenso seguido de un rojizo color se hizo presente en sus mejillas.
Tom se alejó del rostro de Tord, para ver si su plan había funcionado. Para ver si había logrado distraerlo.
Se encontró con unos ojos confusos abiertos como platos, observándolo fijamente. Preguntándole sin decirlo realmente. porqué? A que se debía ese beso? Significaba algo? Lo hizo para regresarlo a realidad o fue algo más?
Tom no lo sabía. No sabía porque decidió besarlo. Se dejó guiar por el miedo no?
No. Espera. Había algo más.
Tom tenía ganas de besarlo.
Quería besarlo. Su corazón le gritaba que debía hacerlo. Pero...Porqué?
En ese mismo instante los soldados de confianza de Tord entraron a toda velocidad a la habitación.
Tom y Tord brincaron del susto y con una velocidad increíble se pusieron de pie, tratando de actuar normal. Tratando de no demostrar demasiado lo nervioso que ambos estaban.
-Menos mal. Cuando me enteré de que viniste aquí tu solo me preocupe.-dijo Paul asustado acercándose a Tord.
-Si. Estábamos seguros que harías alguna idiotez. Parece que llegamos a tiempo. El anciano sigue aquí. Estaba seguro en que le clavarías una bala.- dijo Patryck.
Paul y Patryck se percataron de la presencia de alguien más. Alguien inesperado.
-Oh! Tom. Que sorpresa. No sabía que acompañarías a Tord.- dijo Paul bastante curioso y a la vez impresionado.
Por otro ladro Patryck no estaba tan alegre con aquella sorpresa.
-Que hace este mocoso aquí?-dijo Patryck con un tono irritante y juzgon.
Normalmente Tom reaccionaría de forma molesta y brusca ante aquel comentario, sin embargo estaba tan confuso respecto a lo que había hecho que no pudo articular ninguna palabra. Perdido en el mar y las olas de sus sentimientos simplemente se limitó a mirar al piso, sonrojado. Quería ocultarlo. No pudo.

Tord aún sin poder comprender lo que había sucedido trato de disimular y relajar un poco el ambiente para ambos. actuando como si nada hubiera ocurrido, como si ninguno de los dos hubiera hecho aquel acto que marcaría su futuro y su amor de ahora en adelante.
-No se preocupen chicos. Todo está en orden. Tom, vámonos.-dijo Tord al mismo tiempo que se retiraba de aquella habitación rápidamente.
Tom quedó ahí un par de segundos más, analizando todo lo que había sucedido. Tratando de entender el porqué de sus acciones tan rebuscadas e inesperadas. Sólo llegó a la conclusión de que nuevamente se había dejado guiar por sus emociones.
De vuelta a Primera Fila, dentro de aquel vehículo elegante Tom no pudo mirar a los ojos aquel sujeto de acento extraño y alborotados cabellos. Sólo pudo mirar fijamente el paisaje nuevamente contemplando su belleza, reconociendo que incluso con el brillo apagado y siniestro de la luna aquellas montañas y blancas mantas seguían igual de relucientes.
Tord por otro lado parecía un niño contento y emocionado por tener un juguete nuevo. O un universitario al enterarse que había aprobado todas sus materias. Dentro de él una emoción creciente se hacía presente. y algo más se hacía ver. impresionantemente un destello de esperanza crecía.
Una voz dentro de él le susurraba levemente. Haciéndole creer que tal vez y solo tal vez su corazón podía amar de nuevo. Y más importante aún. Podía ser amado.

Rastro de cenizas (TordTom)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora