WangXian Week || Español

Día cinco: Yiling Laozu / Dark!Lan Zhan

La cueva de la Matanza de los Demonios estaba a oscuras. No había ni siquiera luz de luna o de sol que pudiera penetrar sus gruesas paredes, a pesar de estar en uno de los puntos más claros y habitables de todos los Túmulos Funerarios. Afuera, se podía sentir un ambiente lúgubre, y las pocas cabañas mal hechas estaban adornadas con listones blancos. El único niño de toda la población no entendía por qué no se le permitía jugar libremente, pero no se quejó demasiado. No podía, no cuando la tristeza inundaba todo el lugar.

La cueva estaba a oscuras, pero no estaba sola. El rasgueo de un guqin era constante, suave y hasta calmante para aquellos que escucharan sus notas. Manos pálidas y llenas de cicatrices se movían mecánicamente, y la energía espiritual se extendía a lo largo y ancho de la cueva.

Lan WangJi miró a la improvisada cama de rocas, paja y telas en la que se sentaba Wei WuXian. Desde ahí, se podía ver que tenía los ojos cerrados, fingiendo meditar. No necesitaba fingir, por supuesto, ya no había necesidad alguna: Lan WangJi sabía de la falta de núcleo dorado, y también había dejado en claro que eso no le importaba en absoluto; mientras pudiera aliviar su temperamento con Claridad, sería suficiente, pero no lograba deshacerse de la incomodidad al estar escuchándola y viendo a Lan WangJi directamente.

Habían pasado tres semanas. Tres semanas desde que Jin Ling cumplió un mes, tres semanas desde el asedio al camino Qiongqi y tres semanas desde que Jin ZiXuan fue asesinado. Luego de eso, otra semana desde que Wen Qing y Wen Ning se entregaron a los Jin. Un par de días desde que Lan WangJi se mudó a los Túmulos Funerarios después de pelear con los ancianos de su secta por ellos.

Wei WuXian sabía que tenía que hacer algo. Ya lo habían convocado en la Ciudad Nocturna debido a que la entrega de ambos hermanos no fue suficiente. Si no fuera por Lan WangJi, quien le explicó lo que estaban planeando en realidad, habría ido sin pensarlo dos veces. Aun si no respondió, él sabía que Jin GuangShan no iba a dejarlo estar en paz.

Cuando la canción terminó, Wei WuXian abrió los ojos para encontrarse con los de Lan WangJi. No se dio cuenta, pero parecía que los ojos del Segundo Jade Lan brillaban en la oscuridad. O quizá era porque no había otra cosa en la que enfocarse en medio de la penumbra. Después de vivir tanto tiempo en ese lugar, su sentido de la orientación se había perfeccionado para no patear algún experimento con potencial explosivo, por lo que, incluso si no era cierto, veía en su memoria la forma y el color de los ojos de Lan WangJi.

—Gracias, Lan Zhan.

Lan WangJi no se movió.

—Innecesario.

Claridad realmente despejaba su mente de los pensamientos aterradores. No por completo, no por mucho tiempo, pero lo hacía. Desde que perdió el control con Wen Ning, había estado preocupado de explotar con alguien más, como A-Yuan o la abuela, o incluso Jiang YanLi o Jiang Cheng, si alguna vez venían a verlo (¿cómo podría él ser capaz de hacerlo ahora?), por lo que, incluso si no le agradaba la idea de perder la energía resentida de su cuerpo, agradecía estar en sus cinco sentidos.

Lan Zhan está de mi lado ahora, pensó. No tendría que preocuparme mucho por eso.

Discutió fuertemente con él por eso. La reputación de Lan WangJi era conocida por todo el mundo de la cultivación, y Wei WuXian estaba seguro de que lo repudiaba hasta los huesos, si todos esos años de desacuerdos le decían algo. Gritaron ese día (y Wei WuXian nunca vio a Lan WangJi tan enojado antes), se reclamaron e incluso hubo una amenaza de muerte por ahí (¿de quién? Ni siquiera lo recuerda); pero, al final, se rindió y le permitió a Lan WangJi ayudarlo. Solo unas horas después se enteró de su pelea con su clan.

Wei WuXian estaba desconfiando mucho, lo sabía, pero no tenía elección. Incluso si Lan WangJi hablaba en serio, nada garantizaba que los cultivadores de Gusu Lan no lo hubieran seguido hasta ahí y estuvieran esperando a que saliera de los Túmulos para atacarlo, emboscarlo y llevarlo a juicio. Lan WangJi le aseguró que nadie se había dado cuenta de su partida cuando lo hizo, incluso si ahora ya lo supieran. Estaban seguros, les dijo, por ahora.