O N E

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Algunos traviesos rayos de luz se colaban por las espesas cortinas de la habitación del rubio, haciendo que su pequeña nariz de botón se moviera con fastidio y su ceño se frunciera, cualquiera que lo mirara en ese momento pensaría que tenía la expresión de un gatito furioso, pues realmente era así.

Como era de esperarse, la alarma que poseía su celular comenzó a sonar, ocasionando que el omega gruñera malhumorado, sin embargo, desactivó la alarma y se sentó en su cómoda cama, colocándose sus pantuflas de pollito y posteriormente abrir la cortinas y hacer que en menos de un segundo el cuarto estuviera iluminado por el sol. Frunció su ceño nuevamente, cegado por la luz, así que de inmediato se dirigió al baño e hizo su típica higiene por la mañana.

Minutos después, sale con su preciada bata de baño, yendo hacia su armario, sacando uno de sus millones de suéteres, en este caso, seria uno azul pastel, junto con unos pantalones negros ajustados, rasgados por la parte de las rodillas y un tanto por los muslos, finalizando con sus preciados botines blancos con plataforma.

Fue hacia su escritorio, que también era su tocador, miró sus lindos ojitos, pensando que era lo más bonito que poseía su rostro, pues estos eran de colores diferentes, el de su lado izquierdo era casi de un marrón un tanto claro y su derecho de un azul hermoso, tal cual el de un precioso zafiro. Batió sus pestañas con una sonrisa, destacando su perla chueca, luciendo adorable. Peinó sus cabellos dorados hacia atrás, inmediatamente este se partía en dos, ocasionando un puchero en el rubio al no conseguir el peinado que deseaba llevar aquel día.

Un grito de la planta de abajo hizo que saliera de su trance, pertenecía a la madre de Jimin.

Se apresuró en su típico maquillaje, solo un poco de bálsamo y su protector solar con un poco de color. Tomó su celular y sus cosas necesarias para llegar al instituto y comenzó a bajar las escaleras, encaminándose inmediatamente hacia la cocina y encontrándose con sus dos madres.

— ¡Buenos días, cariño! — Saludó una de sus madres hacia el pequeño rubio con una gran sonrisa, la cual el antes nombrado le devolvió el gesto, acercándose a ella para recibir su típico beso matutino.

— Buenos días, mamá. — Saludó igualmente hacia la omega madre, dirigiéndose ahora hacia la mesa y mirar a su otra madre, alfa.

— Buenos días, Minnie. — Saludó ahora la alfa de la casa, acercándose a su hijo y besar una de sus mejillas como de costumbre. El omega estaba tan concentrado en comer que no se percató del saludo, y menos de la hora.

En un rápido movimiento tomó una de las tostadas que habían allí y se despidió de ambas, escuchando el claxon del auto de su amigo ser tocado.

Abrió las puertas de su casa e inmediatamente las cerró, corriendo hacia el deportivo, ingresándose en este y mirar a su amigo moreno.

— Está vez te tardaste más, nuevo récord. — Habló el alfa de manera sarcástica, rodando sus ojos y mirando luego a Jimin, el cual también le dirigió la misma mirada, iniciando en aquella mañana, una guerra de miradas.

— ¡hola, estoy aquí! — Habló ahora él omega pelirrojo, llamando la atención de los otros dos y haciendo que el rubio sonriera.

— ¡Taetae! — Se lanzó hacia su amigo, abrazándole y llenándolo como de costumbre de besos por todo su rostro.

— Vaya, ojalá fueras así conmigo todo los días, Minmin. — Habló el alfa del grupo, sacándole una carcajada a los omegas, iniciando su rumbo hacia el instituto.

Casi quince minutos de viaje les costó para llegar a su destino, bajando de inmediato del auto del moreno, arreglándose y comenzando a caminar hacia la entrada como lo hacían todos los días. El omega menor, Jimin, iba siempre en el medio, pues siendo el más pequeño de los tres, los otros dos se posicionaban de esa forma para protegerlo de alguna manera.

Apenas entraron, un chico alto y con algo de musculatura se les acercó, junto con otros dos chicos. Inmediatamente crearon entre ellos un círculo.

— ¡Yoongi! — Saludó el pelirrojo hacia él omega de tez blanca, lanzándose hacia él y abrazarlo, besando sus mejillas sonrojadas por el acto inesperado.

Namjoon miró al omega con una pequeña sonrisa, resaltando entre ella sus hoyuelos de manera tierna, y justo al momento de conectar su mirada con el menor desvío la suya con vergüenza, sintiendo un codazo por parte de otro alfa, alzando su mirada, encontrándose con una juguetona sonrisa.

— Alguien está enamorado. — canturreó Hoseok con su característica sonrisa, codeando a Namjoon en forma de burla.

Namjoon y Hoseok comenzaron a caminar hacia su próxima clase junto con Taehyung y Yoongi, dejando solos a este último par.

Jeongguk y Jimin.

El último nombrado rodó sus ojos, tratando de calmar a su lobo, el cual comenzaba a hacer una fiesta al estar cerca de Jeongguk. Bufó, comenzando a caminar, esquivando al alfa de cabellos negros, el cual le miraba con una boba sonrisa.

Como perrito con su dueño comenzó a seguirle, posicionándose al lado del omega, notándose a leguas la diferencia de altura. Varias personas les miraban, algunas insultando a Jimin por lo bajo al estar tan cerca de Jeongguk y otras babeando por el mismo.

— ¿Cómo estás, Jiminnie? — Preguntó el pelinegro con su sonrisa de conejito.

— Estaba bien antes de que llegaras. — Contestó de manera tosca, ingresándose ambos al salón, sentándose aquel día juntos.

Una desgracia para Jimin.

cliché ⌇ kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora