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¿Algún día de mi vida podré salir a la calle sin necesidad de enamorarme de un extraño o extraña cada tres minutos?

Respuesta; no.

La verdad que, aunque amara ir al Louvre, para mi corazón enamoradizo era malo caer por cada persona que pase a mi lado.

Pasé por tres pasillos hasta llegar a uno de mis cuadros favoritos. "La Libertad guiando al pueblo".

Lo que no me espere ver otra vez fue esa cabellera blanca admirando la misma pintura que justamente iba a admirar yo.

Sin tomarle mucha importancia me senté en los sillones que se encontraban justo en frente de la pintura.

Saqué mi libreta y empecé a escribir.

Mi "hobbie", si es que se le puede llamar así, es describir los cuadros que veo y apuntar mis pensamientos sobre ellos en una libreta.

Me ayudan a despejarme más que tener un diario de niñita donde cuenta como habló con Jack, El Capitan del equipo de Rugby.

Un cliché, estúpido y vergonzoso.

- "Tras una gran revolución, la Libertad es ansiada y querida por los ciudadanos. Todos acuden a ella y siguen como..."- una voz masculina resonó al lado mia, muy cerda de mi oído.

- ¡Dios santo!- me espanté estrepitosamente y giré mi cabeza para ver a la persona que había leído lo que había escrito.

- Tu punto de vista sobre la pintura es bueno. Pero debes de tener en cuenta que ahí no solo hay personas que buscan la Libertad. También hay personas que quieren seguir con la guerra para quedarse con el poder. Mira por ejemplo las personas moribundas en el suelo. Que dirías tú que son, ¿aliados o enemigos? No lo sabes, pero sin duda alguna podrías decir que son enemigos pues la Libertad los está pisando, ¿no? Aunque también podría ser una metáfora de que la Libertad ya está en aquellos que han ido al otro lado, dando lugar a que eran aliados que serán vengados. ¿No cree eso?- Una sonrisa de superioridad apareció en su cara. Eso sin duda me sacó de mis casillas.

- Tsukinami. Debe de saber que el arte es subjetivo. Y que por mucho que quieras hacer destacar tus ideales yo tengo los míos propios sobre la pintura. Y no necesito que usted resalte los suyos para hacerme creer que son superiores a los míos, ¿no cree?

Su sonrisa socarrona seguía sin irse.

- Sin duda alguna me gusta su carácter Hera. Pero me temo, que para alguien tan inferior como tú, hablarle a alguien como yo de esas maneras no harán que tú ego siga subiendo.

- ¿alguien como tú? Que crees que eres, ¿un rey?- solté un bufido y le miré cara a cara - No eres superior a mi, en ningún sentido. Ambos sentimos de la misma manera, vivimos de la misma manera, - sus orbes dorados habían alcanzado un semblante de rureza pero no por ello me iba a espantar. Mi dedo índice no dejaba de dar golpes en su pecho a cada palabra que decía e inconscientemente nuestra distancias se iban yendo poco a poco- tal vez no pensamos igual, pero respiramos el mismo aire, podemos tener la misma capacidad visual. Eso y mucho más tenemos en común, y no puedes creerte superior a mi e intentar tener una mente más brillante que la mía. Porque tal vez mi perspectiva sobre un cuadro sea diferente a la tuya, pero yo al menos, no voy destacándoles a los demás mis dotes. Porque tengo algo que lo que usted carece. Corazón.

Sin darme cuenta estábamos a pocos centímetros el uno del otro. Sus ojos que conectaban con los míos, bajaron a mis labios y se quedó ahí un tiempo.

- No quieras saber quien soy Hera. No me conoces de nada y yo a ti tampoco, así que no des por sentado algo que no sabes.

Por instinto mis ojos tmb bajaron a sus labios por cada palabra que iba diciendo.

"Joder quería besarlo" espera, ¿qué?

Vi como se iba acercando cada vez más a mi, y Justo cuando nuestras bocas quedaron a centimetros dijo.

- Si tanto crees que puedes percibir este cuadro mejor que yo. Te reto a describir cualquier otro de este museo con eso que tanto tienes, como se llama... ¡ah si! Corazón.

Sus palabras me dejaron congelada y vi como se separó de mi para darse la vuelta y marcharse por el pasillo.

¡Otra vez!

¿Como una persona tan increíblemente hermosa puede ser tan egoísta y estúpida?

Dios pero tenía unos labios...

¡Hera céntrate!

The Louvre |• Carla Tsukinami•|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora