El pequeño artista

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El bello sol se hizo presente en las calles de daegu, el canto de los pajaros era divino, realmente era un día perfecto, pues había empezado la primavera, la estación favorita del año de min yoongi.

—Ten cuidado, yoongi —llamó la mujer de hermosos cabellos negros, mientras acomodaba la delgada mantita sobre el húmedo y verduzco pasto.

El pequeño azabache se revolcaba felizmente en el pasto, ignorando lo que su madre había dicho.

Aquella mujer no dejaba de tararear una linda melodía, mientras se dedicaba a sacar algunos tuppers de la canasta que traía consigo misma, ordenaba cuidadosamente los platos, y los utensilios, de reojo miraba a su pequeño hijo, quién sólo seguía jugando y escarbando en la tierra.
Realmente era un ambiente muy tranquilo.

Al terminar de acomodar todo correctamente, antes de que pudiera llamar a yoongi para comer, el pequeño de cabellos negros fue corriendo hacia su madre, tenía algo en sus pequeñas y delicadas manitas, que no permitía ver.

—¡Mira mami! —le mostró, cómo si de un secreto se tratara.
La mujer que tenía la vista en su hijo, la dirigió hacía sus manitas, para poder ver qué ocultaba—, ¿Me la puedo quedar?

La mujer al ver que se trataba de una lombriz, se exaltó un poco y comenzó a reír por las ocurrencias del pequeño yoongi.

—Por supuesto que no —la hermosa risa de aquella mujer era tan pura que hizo que el pequeño azabache también riera—, déjalo en dónde estaba, los animalitos no son un juguete.

Al escuchar las palabras de su madre, asintió mientras en sus labios se formaba un tierno, y adorable puchero.

Se regresó corriendo para dejar aquella lombriz en dónde la encontró.

—Lamento haberte molestado —con tanta inocencia, yoongi se disculpó con el animalito, y procedió a regresar con su madre.

—A ver las manitas —pidió su madre, con una cálida sonrisa.
Yoongi le mostró las palmas de sus manos, era obvio que estaban llenas de tierra.
La mujer bufó y negaba divertida con la cabeza, mientras en la canasta buscaba algo, al encontrarlo, sacó toallitas húmedas—Ven, cariño —Con toda la paciencia y amor del mundo, fue limpiando las manitas del pequeño, hasta no dejar rastro de la suciedad que tenía.

El pequeño min se sentó sobre la mantita de cuadros, y comenzó a comer felizmente lo que su madre había preparado especialmente para él.
Los hotcakes con miel y mermelada eran sus favoritos.
Realmente yoongi atesoraba esos momentos con su bella y amada madre, ojalá hubiera sido eterno.

No hacía falta hablar, el silencio era cómodo para ambos, todo era paz, el azabache miró por unos segundos a la pelinegra frente a él.

Era tan bella, sus hermosas y delgadas manos quedaban bien con el color pálido de su piel. Yoongi sabía que no amaría a nadie cómo a su madre.
A pesar de ser un pequeño, sabía que la primera mujer en su vida sería ella.

—Yoongi —la delicada voz de aquella mujer lo sacó de sus pensamientos, miró hacía dónde ella tenía la vista, y se percató de que una ardilla estaba acercándose a ellos, en especial a el pequeño pedazo de hotcake de yoongi.

Ambos se quedaron observando al animal hasta que tomó ese pedacito que quedaba para después irse corriendo a comerselo
Su madre comenzó a reír al ver la cara de confusión del pequeño pálido.

Yoongi al ver que ya no quedaban más hotcakes, comenzó a comer las frescas mandarinas que se encontraban en el tupper púrpura. Mentiría si dijera que no le gustaban, pero el pequeño azabache las amaba, y más cuando estas estaban jugosas.

1. Secrets // Yoonmin  (𝓮 𝓭 𝓲 𝓽 𝓪 𝓷 𝓭 𝓸 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora