II

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Cap 2
Londres, Inglaterra
1 de septiembre 12:34

Las lágrimas se abarrotaron con dureza en sus cristalinos ojos zafiro al contemplar ante su más desoladora mirada, lo que contenía esa simple caja. Se llevó las manos a la boca con sorpresa y desgarro y tras oír pasos a lo lejos del pasillo decidió cerrar la puerta de su habitación. Se sentó sobre el mullido edredón añil con la caja sobre sus rodillas sin ninguna intención de remover el contenido de su interior. Estuvo así, observando el pequeño cuadrado hueco entre sus manos y las lágrimas simplemente cayendo por sus mejillas a una velocidad inquebrantable, por más de diez minutos, debatiéndose entre abrir el resto del contenido a pesar de que se hacía una idea de lo que era o simplemente dejarla donde la había encontrado y olvidarse de ella como se olvidó de del portador de los ojos esmeralda que había logrado vislumbrar en la foto que cubría el contenido. Después de muchos pros y contras la curiosidad le pudo y abrió, ya sin lágrimas, la caja. Apartó la preciosa foto en la que salían ambos chicos con sonrisas resplandecientes en la fiesta de graduación, que escondía el resto del contenido y de nuevo sus ojos se cristalizaron un poco. Apartó el montón de fotos polaroid unidas por una goma y las observó con anhelo; la mayoría eran de ellos solos, luciendo extremadamente felices y unidos, había otras que eran fotos grupales con los que por aquel entonces eran sus mejores amigos en las que, ellos dos, mayoritariamente salían dados de la mano o incluso dándose algún que otro beso en la mejilla, también había de sus hermanas con el que fue su novio e incluso una de sus padres abrazando al chico con amor. Esa última hizo mella en Louis pues antes de que descubriesen que estaban saliendo juntos, sus padres amaban a Harry.

Salió de su habitación aproximadamente cuarenta minutos después de haber guardado la caja, jurándose a sí mismo no volver a abrirla nunca más. Él ya no estaba enamorado del rizado, de hecho, el haber sentido si quiera amor hacia él o cualquier otro hombre había sido un error que nunca volvería a cometer. Con los ojos algo hinchados por el momento de debilidad vivido fue hacia la habitación de su hermana mayor con la esperanza de despejarse y aclarar algo sus emociones.

Caminó con astucia por los pasillos de su casa capturando en su mente todo lo que estaba diferente con respecto a lo que él recordaba. Observaba las fotos de sus hermanas graduándose, algunas familiares en las cuales él no estaba presente por el hecho de estar a más de mil setecientos kilómetros, había algunas llenas de sus primos con sus hermanas en lo que él dedujo fueron fiestas de cumpleaños que se perdió. Observó también el papel pintado que cubría la pared y se encontró melancólico pues a pesar de haber pasado sólo cuatro años, se sentía como si hubiese pasado una eternidad fuera de su hogar.

-Emma -Ella le sonrió a través del inmenso cuarto y le invitó a entrar con un simple gesto que a Louis le resultó tremendamente familiar, pues era muy propio de ella. Su hermana se apiadó de él y a pesar de que, sin lugar a dudas, notó perfectamente que algo no estaba bien lo dejó pasar, no sin antes dedicarle una mirada de advertencia la cual Louis entendió a la perfección como un "hablaremos más tarde". Se sentó en la cama de su hermana con la esperanza de que esta, al ser el ser humano más despistado del planeta, lo olvidara en un par de horas y pudiera vivir sin tener que explicar lo que le había pasado.- ¿Por qué me miras así? -Louis rió restándole importancia a su derrotada apariencia e intentando mantener la compostura.

Emma le observó de arriba a abajo analítica, con la mirada fría y tratando con absolutamente todo su ser descubrir lo que le perturbaba a su hermano. Arrugó la nariz concentrada en penetrar los ojos claros que ella no había logrado heredar pero se rindió en el momento en el que la mirada de Louis se volvió pesada e inquebrantable, él había aprendido a eludir las tácticas de su hermana con el paso de los años y no sólo eso, sino que había aprendido a usarla él también.

Invierno efímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora