Prólogo

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Las campanas de la iglesia resuenan por todo el pueblo anunciando la primer misa del día, los fieles creyentes comienzan a entrar por la gran puerta de madera, en cambio yo me sigo de largo de la mano de mis padres hasta llegar a un pequeño barandal  oxidado, mis padres me sonrien, padre me da un beso en la frente y me acaricia la mejilla.

— te extrañaré tanto Cristine — dijo con lágrimas en los ojos — pero sé que estarás bien te amo no lo olvides

— yo también te amo papá — musité con pesar

Mamá aún me tomaba de mi mano queriendo no soltarme jamás me di media vuelta asta quedar totalmente frente a ella, la abrace fuertemente y tome sus delicadas manos, esas que tantas veces acariciaron mi cabeza mientras dormía.

—hija...estás segura de esto ?— pregunto dudosa

— si mamá, es mi sueño añorado desde que tengo uso de razón — dije con una sonrisa — estaré bien, tranquila

Baje la mirada para evitar que me vieran llorar, me dolía dejar a mis padres pero a mis 17 años estaba completamente segura que mi vida le pertenecía a nuestro señor Jesucristo, mi padre tocó dos veces la gran puerta de madera y de ella salió una mujer con hábitos de monja, al parecer es la madre superiora, su semblante es frío y no hay expresión alguna.

— tú debes ser Cristine — musitó sin emociones

— si — asentí con nerviosismo

— necesito que ustedes entren a acompañar a la nueva novicia — dijo abriendo las puertas enormes —entren

Caminamos por un largo y frío pasillo, en el había grandes ventanales y pinturas de ángeles, en el transcurso ví varias chicas, todas con un hábito blanco que le cubría desde la cabeza asta los pies, llegamos asta una oficina ahí la madre superiora nos pidió tomar asiento para hablarnos acerca de las reglas que ahí existían.

— es muy importante que sepan que aquí no hay visitas, ella saldrá solo saldrá a citas médicas,  siempre y cuando ella esté enferma — dijo de manera tajante

— eso....quiere decir que esta es la última vez que vea a mi hija — espetó mi madre con angustia

— si, para que eso sea posible y pueda entrar al convento como novicia tienen que firmar una carta ya que ella es menor de edad — dijo la madre superiora con dureza

Mi corazón late sin control, ver a mis papás con cara de sufrimiento me partía el corazón ello lo son todo para mí, tenía tanto miedo de que no me permitieran cumplir mi sueño pero no fue así, mamá bañada en lágrimas firmó aquella hoja, papá en cambio trataba de fingir una sonrisa.

— hija, te amo y te extrañaré mucho — musitó mi madre entre sollozos

— mamá, este es mi más grande sueño y soy feliz de ser una novicia — espete con emoción — padre, pronto nos volveremos a ver

Solo dije eso y mis lágrimas cayeron sin poder detenerlas, mis amados padres estaban deshechos pero mi vida le pertenecía al señor, me di la vuelta, limpie mis lágrimas y sonreí a la madre superiora la cual aún conservaba ese semblante frío.

— bien, eso es todo ella debe pasar a su habitación y ustedes se pueden marchar — musitó la madre superiora con frialdad

Ellos me miraron por última vez y se marcharon, yo esperé en esa oficina asta que la monja regreso, estaba tan emocionada, quería saber todo acerca de las reglas de aquí, moría por comenzar mis deberes.

— tu, sígueme te llevaré a tu habitación — dijo tomando unas llaves

— si — asentí

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