Capítulo 21

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Ha pasado más de una semana desde que entre a las catacumbas, el pasar de personas ajenas al convento se han vuelto más frecuentes y la desaparición de varias novicias de ha vuelto común pero sobre todo lo que me me hace mucho ruido en mi cabeza es el extraño hombre que ha venido a visitar al sacerdote, se encierran bajo llave y suele quedarse por un par de horas para después retirarse.

— señorita Cristine, señorita Cristine — musitó la madre superiora detrás mío

— per....perdón madre,¿ que es lo que necesita? — pregunté nerviosa

— debe ir al otro convento ya que recibimos un pequeño recado del sacerdote, necesita su ayuda en el comedor — explicó la monja

— está bien, en seguida voy — espeté bajando la mirada

La religiosa solo asintió y se marcho, era muy extraña su manera de actuar hoy ya que siempre suele amenazarme con castigarme si acaso es que digo algo; analizó por un momento su comportamiento pero solo me confundió aún más así que trate de ignorar eso y me marché con una sonrisa en el rostro.

La plaza central del pueblo estaba hermoso, arreglos florales adornaban las bellas calles; el motivo era que la fiesta patronal se acercaba y con ello los festejos, la gente se veía feliz, reían y charlaban mientras otros más comenzaban a colocar sus negocios, tanto de comida como de recuerdos, al girar en la calle donde debía llegar al convento de Demián, había varios hombres todos ellos armados, trate de esconderme pero aún así lograron verme, creí que me harían daño pero no fue así solo subieron a un auto y se marcharon.

Al llegar toque la puerta esperando con anhelo que Demián abriera la puerta y lanzarme a sus brazos pero no fue así en su lugar me recibió una novicia, ella es blanca, cabello obscuro y tenía un lunar cerca de la barbilla.

— hola, mi nombre es Adela, el sacerdote te está esperando en su oficina— dijo con una sonrisa

— ho...hola, mi nombre es Cristine — respondí amablemente

— ven conmigo, debe estar esperándote — musitó con delicadeza

Ambas caminamos asta llegar frente a la oficina, ella sólo sonrió y se marcho, me quedé frente a la puerta dudando si tocar o no pero apenas puse un dedo en la fría madera dos manos envolvieron mi cintura arrastrando mi cuerpo dentro de ese pequeño cuarto, mi cara de sorpresa no se hizo esperar y trate de apartarlo un poco ya que dentro me di cuenta que no estábamos solos, había un hombre idéntico a el excepto por el cabello el era castaño y vestía de un traje negro.

— el es mi hermano Cristine— espetó Demián mientras mantenía entre sus dedos mi mano

— mucho gusto señorita — inquirió el joven llevándose una paleta a la boca — mi nombre es Demon

Yo solo respondí al saludo estrechando se mano, no entendía para nada lo que estaba sucediendo, el era el policía que fue al convento en busca de Dayana, tal vez por fin le daré justicia a la muerte de mi amiga.

— toma asiento cariño, tenemos que explicarte algo — dijo Demián con un tono algo serio — sabes yo si soy sacerdote, bueno al menos lo fui hace algunos años pero decidí retirarme, entre a la academia de policía y me volví detective y como verás está solo es una fachada para poder averiguar lo que pasa dentro de el convento

Mis ojos se abrieron con sorpresa ante aquellas palabras, me sentí engañada por qué me había ocultado su verdadera identidad, lágrimas callejón por mis mejillas por la decepción, sé que sonara infantil pero me sentí defraudada.

— por....por qué no me lo dijiste antes — pregunté

— yo...lo siento de verdad pero tenía que averiguar un poco de lo que pasaba en ese lugar, habíamos recibido varias llamadas de personas desaparecidas dentro de ese lugar — explicó acariciando mi espalda — el traerte aquí fue casualidad pero quiero decirte que lo que siento por ti es verdadero

No sabía si creerle o no pero en su voz se escuchaba sinceridad así que solo me lance a sus brazos sollozando, era la primera vez que podía hacerlo frente a alguien, el hermano de Demián solo nos miraba y sonreía.

— bien basta de miel, lo que queremos preguntarte es si has visto, escuchado o participado en algo — cuestionó el castaño

— yo...— trague saliva— yo....fui violada por el sacerdote — dije con vergüenza

Jamás pensé que contarlo dolería igual o más que el día en que sucedió, temía que Demián, me rechace pero contrario a esto el me abrazó y me besó con dulzura, sus caricias eran como las de un padre a su hija pero en esta ocasión era el amor de mi vida quién lo hacía.

— vaya, jamás lo espere pero continua necesitamos saber más acerca de lo que pasa ahí dentro — dijo colocando sus codos en las rodillas y entrelazando sus dedos

Comencé a contarle desde el día en que llegue a ese lugar, las veces que me castigaron y sobre todo la muerte de Dayana, llegue a un punto donde ya no pude más y solté el llanto, era tan doloroso recordar todo aquello, después de horas desahogando mi tristeza era hora de partir nuevamente a mi infierno, Demon nos dejó solo a petición de Demián y pude besarlo a placer, sus labios, sus manos y todo su cuerpo me hacían sentir segura, Sé que he estado cometiendo pecado al violar mi voto de silencio y el voto que había hecho para cumplir mi sueño de ser monja pero lejos de ser algo lindo se había convertido en lo peor que pude haber hecho.

Demián me acompaño asta la puerta pero por alguna razón está vez quiso acompañarme asta el convento, pero como no quería que nos vieran tan juntos me negué, fue así como me despedí de el con una saludo y comencé mi camino hacia mi pesadilla, faltaban unas cuantas calles para llegar cuando dos hombres me tomaron por la espalda y me cubrieron nariz y boca con un pequeño trozo de tela, sentí como mi cuerpo comenzaba a perder fuerza y sin más caí en un sueño profundo.

No sé cuántas horas habían pasado cuando desperté, mis manos estaban atadas hacia atrás al igual mis pies, trate de gritar pero mi boca había Sido pegada con algún tipo de pegamento Industrial, quise abrir la boca ignorando el dolor pero comencé a sentir la sangre entrar a mi boca.

— Cristine, Cristine, Cristine — decía un hombre encapuchado — no debiste revelar nada de lo que pasa dentro

Quise responderle pero solo podía emitir sonidos, comenzó a acercarse de una manera peligrosa y paso por mis piernas un látigo, cerré los ojos cuando ví que levantó con la intención de golpearme y en cuestión de segundo tenía una marca roja sobre mis piernas, mi hábito había Sido roto hasta casi dejar a la vista mi ropa interior; después de ese azote vinieron varios dejando mi carné echa jirones.

Justo cuando pensé todo había acabado fui levantada de la silla y colgada de las sogas que tenía en las muñecas, rasgo mi ropa dejando al descubierto mi espalda, tengo miedo, seré nuevamente castigada, como fue que llegue a esto y sobre todo como fue que se entraron de que yo había hablado.

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