Capítulo 26

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Lágrimas resbalaron por mi piel por la tristeza que sentía al no poder despedirme de mi madre, la obscuridad cegaba mis ojos ñ, estaba a punto de perder el conocimiento cuando un ruido sordo me devolvió a la realidad, Demián había golpeado al hombre que se encontraba sobre mi, cayendo varios metros lejos de mi dándome oportunidad de respirar.

— ¿estás bien cariño?— pregunto Demián acercándose a mi

Tenía tan cerca al amor de mi vida, moría por besarlo y agradecerle a verme salvado, sus ojos eran como ventanas del alma pude ver su interior y a pesar de no ser un verdadero sacerdote tiene su alma completamente transparente, lo abrace fuertemente y le dejé un casto beso en los labios, estábamos tan perdidos que no nos dimos cuenta cuando el hombre saco su arma, apuntaba hacia nosotros con una sonrisa malévola.

— creen que voy a permitir que echen todo a perder, ustedes no saben con quién se están metiendo — aseguró el hombre mientras quitaba el seguro del gatillo

— claro que lo sabemos, eres Esteban Arcosi, uno de los traficantes de personas más buscados — inquirió Demon mientras de levantaba poco a poco del suelo

Su cabellera castaña ahora estaba teñida de sangre, sus cabellos estaban completamente duros debido a las heridas, su rostro tenía pequeños bultos por los golpes pero su tenacidad quedó intacta.

— dispara, si vas a disparar o eres cobarde — grito Demián, mientras comenzaba a caminar

El hombre solo sonrió de lado como retando a Demián, mis vista por fin volví a la normalidad pero ver semejante escenario me estaba matando, escuché el click del seguro y por una milésima de segundo ví el disparo en cámara lenta, la sangre se me congeló estaba a punto de perder al amor de mi vida, tome lo más pesado que encontré y lo lancé contra el maldito hombre que disparó.

El sonido de un cuerpo caer hizo que cerrara los ojos no quería ver la muerte de alguien a quien yo amaba, no podría soportar ver eso de nuevo; sentí unas manos acariciar mi cabello y entonces entendí que todo estaba bien, abrí mis ojos para encontrarme con Dayana, su sonrisa, su cabellera castaña y su característica mirada estaba frente a mi.

— Dayana, que haces aqui, tus estas... Muerta — inquirí confundida

— eso es verdad, pero solo vine a despedirme de ti, gracias por ser mi amiga te quiero — musitó acariciando mi mejilla

Todo era confuso, no entendía nada de lo que pasaba pero cuando por fin abrí los ojos me encontré con un Demián aún de pie y el hombre tirado en el suelo sobre un gran charco de sangre, Demián apuntaba con un arma aún, su semblante era diferente, en su rostro se mostraba coraje, odio y algo totalmente diferente.

— Demián, ¿estás bien ?— pregunté débilmente

El solo sonrió y bajo el arma, camino hacia mi con su hermosa sonrisa y se puso a mi altura, dejo un cálido beso en mis labios y me abrazó.

— ¿sabes que él no es el verdadero responsable ?— dijo aspirando mi aroma

— no entiendo, es el responsable ¿o no?— respondí con incertidumbre

— no pequeña, el solo es un eslabón de la cadena de tráfico de personas más grande a nivel mundial — inquirió sin soltarme

— ¿que debemos hacer ?— pregunté un poco mareada

— tenemos que irnos , ¿Puedes levantarte ?— refutó poniéndose de pie

— si, eso creo — conteste tomando fuerzas

El solo asintió y fue asta donde se encontraba su hermano, estaba totalmente ensangrentado y a simple vista se veía demaciado débil como para caminar por sí solo, lo tomo en sus brazos y comenzamos a caminar sin rumbo fijo.

Habían pasado cerca de 20 minutos y aún no encontrábamos alguna salida, pero a medida que avanzaba nos encontramos cadáveres de chicas jóvenes, me partía ver todo eso, era una de las consecuencias de la ira de estos hombres, tenía que desaparecer la evidencia y con ello acabar con la vida de seres inocentes.

Llegamos a lo que parecía ser una oficina pero lo que nos encontramos ahí fue brutal, mujeres embarazadas y algunas otras con las vísceras casi saliéndose de su cuerpo, lloré, lloré como nunca no podía ver eso, era demaciado doloroso, corrí hacia una mujer que estaba dando a luz a su hijo, lo tome en mis brazos pero cuando estaba por cortar el cordón umbilical la mujer falleció.

— ¡no, no, oye no mueras! — grité desesperada — Demián, debo hacer algo, ayudame

— no podemos hacer nada, solo tratar de ayudar a las demás chicas de este lugar — inquirió con tristeza

El solo me abrazó y al soltarme camino hacia donde había algunas mantas y cubrió su cuerpo con una de ellas, yo lloraba de impotencia al tener en mis brazos a un bebé que no tiene la culpa, el llanto del bebé me hacía creer que el sabía lo que estaba pasando, todo era demaciado gris, no podía pensar en los que estos desalmados les hacían, lleve al bebé a un baño y ahí lo limpie y lo envolví en una sábana blanca.

— juro que la muerte de tu mamá no quedará impune — espeté con decisión

Salí del baño con el bebé en brazos y camine hacia Demián, el me miró con cariño y sonrió.

— te verás hermosa siendo madre de nuestros hijos — dijo con calidez

Solo el me hacía sentir bien en estos momentos tan difíciles; varias de las mujeres en esa habitación habían muerto, muchas de ellas aún con el bebé dentro había Sido drogadas por lo cual no lograron entrar en trabajo de parto, solo cuatro mujeres lograron sobrevivir y con ellas sus pequeños, las recostamos en un lugar seguro y salimos en busca de ayuda.

Habíamos recorrido casi todas la catacumbas y por fin encontramos una salida, era la misma que conducía a la sacristía, ahí pudimos comprobar que los hombres seguían ahí, solo que estaba vez estaban armados asta los dientes.

Busque con mi vista alguna segunda opción para salir pero lo que me sorprendió fue ver a Danielle, la tenía atada de manos y pies y junto a ella varios cadáveres de mujeres, quise gritar pero Demián puso su mano sobre mi boca.

— dios mío la tienen, Demián, que vamos a hacer — dije desesperada

— no te preocupes en un momento llegarán los refuerzos — espetó con seguridad

Nada pintaba bien, todo estaba en nuestra contra pero pese a eso no me rendiré y ayudaré a todos los inocentes que han Sido traídos a este lugar con mentiras y engaños, seré quién haga pagar a todos estos malditos que arruinan la vida de seres humanos provocando dolor y muerte.

Voto De Silencio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora