Dia cuatro

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Aviso: No estoy segura que la palabra personero y capucha sea igual en otros países.

Aquí, la palabra personero, es el cargo que un estudiante de ultimo año maneja al ser escogido por todo el colegio para ser el representante de todos los estudiantes durante todo el año, cumpliendo las propuestas prometidas en su tiempo de campaña. 

Algo así como un presidente junior de un colegio.   

Capota es el gorrito que viene en las chaquetas y buzos/sudaderas.

Quizás ya lo sabían, pero nunca esta de mas aclarar ;v

Sin nada mas que decir, empecemos.

Sintió el impacto contra el suelo recorrer sus piernas al haber saltado de la rama, terminando boca arriba en el pasto con el dolor en su espalda acompañándolo y los quejidos queriendo salir de él

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Sintió el impacto contra el suelo recorrer sus piernas al haber saltado de la rama, terminando boca arriba en el pasto con el dolor en su espalda acompañándolo y los quejidos queriendo salir de él. 

Abrió los ojos verificando su ventana en lo alto que se encontraba cerrada cerca de las ramas del árbol por el del que había saltado. Agradecía que el árbol no fuera tan alto, y que las personas ya se encontraran durmiendo esa noche. Se levanto de la hierva sacudiendo las hojas en su espalda y piernas, mientras acomodaba de mejor manera su chaqueta negra, tomando la capota cubriendo su cabeza. 

Se sentía como un ladrón, un convicto escapando de la cárcel y que estaba haciendo el delito mas grande de todos, escapar de casa. 

Jamas fue de ese tipo de adolescente, veía ilógico el hecho de escaparse para ir a fiestas o a otro lugar a pasar el rato, cuando solo se podía pedir permiso de los padres y esperar lo mejor, y si la respuesta era negativa, quedarse en su habitación con el teléfono toda la tarde. 

Pero no, esa noche no iba a una fiesta o algún lugar para pasar el rato y entretenerse. Esa noche iría a salvar su reputación.

Avanzo a un trote suave, mirando cada cinco segundos hacia atrás asegurándose de que nadie en su casa se hubiera despertado, hasta llegar a la esquina de su cuadra que era iluminada por un farol de bombilla naranja.

Se recargo contra el farol convirtiéndose en el foco de la luz sobre él, movía sus ojos de lado a lado en búsqueda de alguna señal de que alguien se acercara o lo vigilara. 

Sus manos sudaban en el interior de su chaqueta mientras se balanceaba de adelante a atrás de manera nerviosa. Él silencio de la calle era torturador para su estado, lo hacia estar alarmado, en alerta, haciéndolo dar saltos al escuchar un mínimo ruido con el de una hoja caer al suelo o solo un foco a punto de fundirse.

Podrían robarlo, secuestrarlo, matarlo, y llevar sus órganos al mercado negro para algún mafioso secuestrador de niños y vendedor de riñones. Un paño de cloroformo podría terminar en su nariz dejándolo inconsciente y desaparecido por meses, para que encontrarán su cuerpo en una zanja frío de lo muerto que estaba. Su abuelo terminaría con un ataque al corazón, ocasionando que la casa quedara a propiedad del banco y que fuera vendida a una pandilla de ladrones, que usurparían su habitación llenándola de malos olores y otras cosas más, mientras que su abuelo solo se lamentaría en su tumba por la perdida de su nieto, la casa, y el ojo de vidrio que tenia en su bolsillo.

Shinkami week 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora