|| 13

729 136 222
                                    

El cielo se había nublado de nuevo mientras avanzaban hacia la iglesia de San Mauricio, donde los esperaba el grupo de hombres a los que Katherin había dado la orden de acudir para esa misión

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El cielo se había nublado de nuevo mientras avanzaban hacia la iglesia de San Mauricio, donde los esperaba el grupo de hombres a los que Katherin había dado la orden de acudir para esa misión. Nadie hablaba y eso incomodaba en demasía a Daniella, quien intentaba sacar temas de conversación sin éxito. Claro que Martha le sonreía y le respondía, pero nadie más.

—Hablas demasiado, chiquilla —Simone le soltó mordaz—. ¿Dónde tienes el interruptor para callarte?

—Es verdad, apenas llevamos diez minutos de caminata y no te aguanto —dijo Sally, con fastidio.

—A mí se me hace linda —intervino Sylvia, con una leve sonrisa—. ¡Cómo una criaturita salvaje y curiosa!

—En eso tienes razón, es un animalito salvaje —Simone se burló—. La aprendiz se parece a la maestra.

Tanto ella como Sally comenzaron a reírse a carcajadas causando la incomodidad de Daniella, quien quiso replicar, pero Solange la detuvo, sonriéndole.

—No le hagas caso, Dinodan —la tranquilizó con calma—. En estos momentos, eso no importa. Es tu primera misión de rango clasificado, así que probaré tu habilidad al usar la espada y el arco si tenemos un descanso.

—¡¿De verdad?! —exclamó Daniella exaltada de la emoción—. ¿Me prestarás tu espada?

—No, dudo que puedas emplearla —murmuró Solange sujetando el pomo de su empuñadura.

—¿Por qué? Tan pesada no parece.

—No es por el peso —aclaró Solange con pausa—. Lo que sucede es que esta espada, como las que tienen el emblema de los Cousteau, no se dejarán utilizar por nadie más que no sea de mi familia.

—¿La espada no se dejará utilizar? —Daniella, que estaba incrédula, abrió sus ojos lo más que pudo para luego parpadear—. ¿Es una broma?

—Tú eres una broma —le dijo Sally, riéndose más fuerte—. Vienes a una misión de rango clasificado y no tienes idea de nada ¿Verdad?

—Venga, Sally, no te burles de la chiquilla que es su bautismo de fuego. —Simone acentuó eso último con cierta sorna—. No tiene la culpa de no haber aprendido correctamente, sus misiones siempre fueron de rango normal después de todo. Ya sabes, esos casos sin sentidos que les dan a los novatos. Y además no tuvo una guía correcta.

—Allí está la iglesia —señaló Lyana, interrumpiendo e intentando cambiar de tema al sentir un aura intensa detrás de ella que sabía muy a quién pertenecía. No era momento para que un Cousteau perdiera los estribos— y los hombres que la comandante envió.

La agencia se dividía en diferentes tipos de agentes según sus rangos de experiencia: los detectives principiantes, novatos o aprendices, que resolvían las misiones de menor clasificación, las llamadas normales, esas que tenían que ver con pequeños casos aislados de cosas sobrenaturales. Luego estaban los denominados detectives intermedios que se encargaban de misiones clasificadas como exorcizar energías demoniacas o de demonios menores, purificar lugares u objetos donde algún ser oscuro hubiera hecho una posesión. Y, por último, los más avanzados, que ostentan los rangos superiores de la agencia y se encargaban de exorcismos de demonios, o su ejecución.

BLOOD DUST© [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora