Capitulo 2

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I'm not going to beg for you
I'm not going to let you make me cry
Not getting enough from you
Didn't you know I'm hard to find?



-¿Qué estas ocultándome?- dijo mi hermana cuando ya habíamos caminado unas cuadras, la galería era donde sus obras estaban siendo juzgadas, ella debía ir a defender su arte ante los inversionistas de la remodelación de la galería. Ésta era un lugar hermoso y lleno de vida emociones. La acompañaba la mayoría de las veces.

- Safa... - dijo mirando hacia el piso, no quería llorar, pero podía sentir como mis ojos se llenaban de lágrimas.

-Amelia, mírame- dijo deteniéndose junto a un árbol, le devolví la mirada con ojos empañados- ¿Porque estas llorando? ¿Qué ha pasado?

- La vida ha pasado- dije bufando.

-Ah no, nada de dramas. Vamos a una cafetería, aún tengo un poco de tiempo, este inversionista nos citó un poco tarde- dijo, nos desviamos un poco del camino hacia un lugar que nos gustaba a las dos, era una cafetería-librería llena de copos de nieve, al parecer la dueña era un poco excéntrica y le encantaba el invierno y los libros. Y también vendían el chocolate caliente más delicioso que hubiera probado en mi vida.

Normalmente esta estaba abarrotada, y hoy no era la excepción. Aun así conseguimos una mesa libre pegada de una ventana, mi hermana saludo a la dueña a lo lejos, una chica joven con el cabello más colorido que hubiese visto alguna vez, aunque ella le sonrió y el saludo de ella no termino de llegar, gracias a una maleta puesta en el camino que ella no vio.

Mi hermana y yo nos levantamos, sin embargo, un chico sentado en la mesa de al lado la levanto en volandas y salió del lugar con ella.

Al final obtuvimos nuestro chocolate y unos panecillos, aun se sentía el ajetreo en la cafetería por el accidente.

-Entonces, cuéntame hermana- dijo mordiendo su pan de banana, después de remojarlo en su chocolate.

-Apliqué para la Universidad de Manhattan- dije mientras yo mordía mi panecillo de chocolate.

Ella abrió mucho los ojos, atragantándose con su merienda, yo la vi toser hasta que se calmó, tomo un poco de chocolate y me miro en silencio.

-Mamá va a matarte- dijo con la misma voz que usaba cuando me descubría jugando con el maquillaje de nuestra madre.

-Lo sé- dije haciendo una mueca.

-¿Que aplicaste?- dijo por fin comiendo con normalidad.

-Arquitectura.

-No me sorprende- dijo con una sonrisa.

-¿No estás molesta?- ladee mi cabeza.

-¿Porque estaría molesta?- rodó los ojos- Si es lo que quieres hacer, te apoyaré, eres mi hermanita.

- Gracias- dije con lágrimas de gratitud, ella tomo mi mano y depositó un beso de apoyo.

-Tu harías lo mismo, Lía- sus ojos me tranquilizaron, eran del color del océano pacifico en un día soleado, aunque su color no era acuoso, sino más consistente. Ella heredo nuestra herencia Jordana, mi madre dice que su madre los tenia exactamente así, aunque ella los haya heredado verdes como los de su padre.

-Lo haría- afirme.

- Tendrás que decírselo en algún momento, sobre todo cuando llegue tu carta de aceptación- dijo terminando su bebida- No es como si pudieras ocultarle que te mudaras a Nueva York.

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