Sus vidas se unieron por la fuerza. ¿Permanecerán juntas al final por algo más que el deber y la conveniencia? ¿O el destino terminará separándolas? La línea entre la guerra y la paz puede ser tan delgada como aquella entre el odio y el amor.
Adapta...
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-Y ahora, también vas a ser mía.-
Mina estaba petrificada, insegura de si realmente estaba despierta y si él, realmente estaba frente a ella, sentado en su cama.
Con movimiento rápido se puso de pie por el lado contrario de la cama solo para encontrarse con él nuevamente, sonriendo frente a ella. No estaba soñando. Estaba despierta y Jongdae era muy real.
-Oh, sí por favor, pelea...resístete. Adoro cuando se resisten.-
Mina podía sentir su corazón palpitando aceleradamente y una opresión fría en el pecho. Volteó ligeramente hacia las puertas de su habitación y la opresión se extendió cuando notó que ambas, estaban cerradas por dentro.
"¿Cómo rayos entró este estúpido?" fue uno de los pensamientos que cruzó por su mente en ese momento aunque sabía que era inútil; lo que tenía que pensar era que iba a hacer. Tan pronto como Jongdae le dijo que se resistiera, hizo su mejor esfuerzo para concentrarse y mantenerse tranquila.
No iba a darle el gusto de verla asustada.
-Sal ahora mismo de mi habitación,- dijo voz segura y para su sorpresa firme.
Jongdae rió, acercándose aún más a ella con pasos lentos, mirándola fijamente. Con un movimiento rápido, apresó la barbilla de Mina como lo había hecho cuando discutieron en el patio pero con mucha más fuerza, empujándola además, casi con rabia contra la pared más cercana.
Aprisionándola con su cuerpo contra la pared, susurró en su oído, -¿Quién va a rescatarte ahora princesa?-
Algo dentro de Mina se desbordó al escuchar sus palabras, como pudo se revolvió en su agarre e hincó los dientes con todas sus fuerzas en la mano que sostenía su cara, empujándolo lo suficiente para liberarse.
Jongdae gritó y Mina, escupiendo su sangre, logró deslizarse hacia un lado, pero no logró dar dos pasos para alejarse antes de que la mano de él la aferrara por el cabello que usaba suelto para dormir y para jalarla violentamente, arrojándola contra una de las mesas cercanas.
La mesa, su contenido y Mina terminaron en el piso con gran alboroto.
-Vas a lamentar esto maldita,- dijo Jongdae con los dientes apretados, aferrándola por el camisón de dormir para ponerla de pie, desgarrándolo en el proceso.
Mina consiguió escabullirse nuevamente, moviéndose como le habían enseñado sus hermanos las raras veces que había accedido a entrenar con ellos y lanzó un golpe desesperado hacia la nariz de Jong, que para su mala suerte no llegó a su destino. La respuesta de este fue una violenta bofetada que sacudió su visión y la envió de regreso al piso a los pies de su cama.