Capítulo 1: Blue Is The Warmest Colour

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Liv abrió los ojos, sobresaltada por el sonido de la alarma. Desubicada, tanteó la mesita de noche unos segundos y por fin dio con su teléfono. Se quedó mirándolo con un ojo medio abierto y frunció el ceño al ver la hora: las cinco de la mañana. Resopló, apagándola con un movimiento del pulgar y volvió a dejar el móvil en la mesita.

Acto seguido, se incorporó y se sentó en el borde de la cama para evitar quedarse dormida y se quedó un rato así, dándose un tiempo para espabilarse lo mínimo que necesitaba para ser persona. Estaba totalmente agotada, no había dormido prácticamente nada entre los nervios del primer día y la discusión con Hui. Encendió la lámpara de la mesita de noche y se dio la vuelta para mirarlo.

La alarma no lo había despertado y seguía durmiendo profundamente, todavía desnudo bajo las sábanas, tumbado boca arriba y con los brazos a ambos lados del cuerpo. El tono azulado de su pelo casi no se percibía con esa luz, pero sí el tono canela de su piel y el rojizo de sus labios carnosos. Se quedó mirándolo unos segundos más, pensándose si despertarlo ya, pero al final decidió dejarlo dormir un poco más mientras se preparaba.

Las frases que se habían dicho la noche anterior seguían resonando en su cabeza cuando entró al baño y se vio reflejada en el espejo.

"- Es una oportunidad única, Hui, muy poca gente puede trabajar con el señor Bong, y menos ahora.

- Es que sigo sin entender cómo decides algo así sin consultarme.

- ¿Perdona? ¿Ahora te tengo que pedir permiso para trabajar?"

Liv tragó saliva y cogió el peine para adecentarse el flequillo recto y desenredarse los mechones ondulados que le caían por los hombros. El degradado que se había hecho hace unos meses había empezado a desvanecerse, pero seguía viéndose el contraste entre el castaño oscuro de sus raíces y el tono miel de sus puntas. Dejó el peine y empezó a cepillarse los dientes.

"- No seas absurda, sabes a qué me refiero. Son tres meses en las montañas, no es como si fueras a rodar en Gangnam.

- Trabajar en el cine es mi sueño, Hui, ya lo sabes... Y esto no es solo cine, ¡es una película de Bong Joon Ho! No sé... Pensaba que precisamente tú lo entenderías.

- ¡Como si es del mismísimo Scorsese! ¿Cómo voy a entender que me dejes tirado así? ¿Es que no te importo una mierda?

- ¿Qué estás diciendo? ¡Claro que me importas!"

Escupió en el lavabo la pasta de dientes sobrante y se limpió la boca con la toalla. Se quitó el pijama y la ropa interior y se quedó mirando la ropa que había dejado preparada la noche anterior: unos vaqueros grises y una camiseta y una sudadera negra. Una sonrisa triste se dibujó en sus labios.

"- ¿Pero por qué lo ves todo tan negro? ¿Por qué no puedes alegrarte por mí? Yo me alegraría por ti si estuviera en tu lugar...

- Vaya, lo siento, pero quizás sea porque pensaba que el que vinieras a vivir a Corea significaba que estarías conmigo, no que me abandonarías a la primera de cambio."

Liv frunció el ceño, contemplando su rostro en el espejo. Sus ojos marrones oscuro estaban enmarcados por unas grandes ojeras que delataban su cansancio. Suspiró y cogió el maquillaje para intentar darse un poco de vida.

"- Claro que quiero estar contigo. Pero también tengo que pensar en mí, Hui. Eso no significa que te quiera menos, ni que te esté abandonando.

- Ya. Aquí la verdad es que podrías haberte contentado con el trabajo en mi serie. Pero está claro que tienes otras prioridades..."

Se contempló de nuevo en el espejo con el maquillaje ya aplicado y aunque la mejoría era evidente, decidió que era mejor recogerse el pelo en una coleta para tener un aspecto más compuesto el primer día, aunque llegara hecha un desastre a la localización después de pasar tantas horas en el autobús.

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