Capítulo 12: Magnolia - Parte 1

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Hobi respiró hondo mientras contemplaba las fotos una vez más. Tragó saliva. Doyoung había hecho un trabajo exhaustivo: le había enviado por lo menos veinte fotos de esos cardenales descomunales e hinchados a lo largo de todo el costado y parte del torso de Taeyong desde todos los ángulos posibles. Dolía físicamente verlas, le parecía un milagro que no le hubiera roto algo, dada la brutalidad de los golpes.

Bloqueó la pantalla y se metió el móvil en el bolsillo del pantalón corto con un suspiro. Se quedó mirando el vaso de Bourbon que descansaba en la barra del bar, esperando a ser bebido, y volvió a notar ese nudo en el estómago. Hacía más de veinte minutos que debería estar en la habitación de Seojoon, pero cuando había llegado al hotel, se había sentido incapaz de subir, así que se había pasado por el bar para encontrar algo que le diera valor. No paraba de pensar en su última conversación y en lo pequeño e insignificante que le había hecho sentirse.

"Hobi, no creerías que eres el único con el que me acuesto, ¿verdad?"

Meneó la cabeza, sintiendo otra vez esa punzada en el pecho e intentó recordar las palabras de Joon: "No le vas a pedir un favor para ti, es para Taeyong."

Eso es, no estaba allí por él, estaba allí por el chico. Asintió con determinación, cogió su copa y, acto seguido, se bebió todo el contenido de un trago. El camarero se quedó mirándolo con cautela mientras procedía a recoger su vaso, pero Hobi no se percató de nada, ya estaba caminando con paso ligero hacia el ascensor y todavía sentía el licor quemándole la garganta, cuando minutos después llamó a su puerta.

En el interior, Seojoon se paró en seco al oír los golpecitos. Llevaba más de cuarto de hora dando vueltas por la habitación como un puto desquiciado.

Había recibido ese mensaje de Hobi hacía unas horas, pidiéndole quedar a su hora habitual y tenía que admitir que le había atravesado el pecho una sensación enorme de alivio al leerlo. Quería hablar. Quería hablar en privado. ¿Significaba eso que estaba dispuesto a darle una segunda oportunidad?

Qué tontería, ¿por qué habría de hacerlo? Se había comportado como un completo gilipollas con ese chico, lo sabía de sobra, pero después de su discusión, había pasado cada maldita noche en blanco pensando en él y cada jornada de trabajo observándole desde la distancia, deseando tener una excusa para hablar con él.

La verdad, le inquietaba estar tan ansioso por alguien que no fuera Sunmi. Sabía que en el transcurso del rodaje, se había vuelto un adicto a ese chico, pero no esperaba que el síndrome de abstinencia fuera a golpearle tan fuerte: habían pasado solo tres días y echaba tanto de menos el tacto de su piel que le ardían las yemas de los dedos. Y ahora estaba allí, al otro lado de la puerta, y casi no podía contener la exaltación al pensar que existía la posibilidad de volver a tener a ese chico temblando de placer en su cama.

Se pasó un poco las manos por el pecho para alisar una arruga que asomaba por su pijama de seda azul marino y respiró hondo. Tenía que tranquilizarse, no dejarle ver lo ansioso que estaba... Adoptó gesto serio y se dirigió lentamente a la puerta para abrirla.

- Hola -dijo Hobi con voz queda.

Seojoon lo contempló de arriba abajo. Parecía que se había pasado por la pensión para pegarse una ducha porque todavía tenía parte de su pelo castaño húmedo y se había puesto una camiseta blanca ancha con unos pantalones cortos rojos.

- Hola -le contestó Seojoon fingiendo que no sentía esa emoción estúpida en el pecho por tenerlo allí de nuevo-. Pasa -añadió apartándose para dejarle hueco.

Hobi cogió aire y se adentró en esa habitación, llena de tantos recuerdos que amenazaban con hackearle el cerebro, y consideró sensato alejarse cuanto podía de esa cama enorme que había sido su paraíso particular durante tantas noches.

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